HUIDA VERGONZOSA, REGRESO DESHONROSO
DAVID BOLLERO
Juan
Carlos I en una imagen de archivo.- EFE
Ya es oficial: Juan Carlos I se irá de rositas. La Fiscalía ha dejado al fin de marear la perdiz y ha hecho público el archivo de las tres causas abiertas contra el rey emérito. No habrá investigación judicial pese a detectarse irregularidades en las actuaciones del emérito, que escapa de la justicia no por su inocencia probada, sino porque los delitos han prescrito o, lo que todavía es peor, porque nuestro marco legal le habilitaba para delinquir mientras encabezada la jefatura de Estado.
Vergonzosa fue su
huida al régimen dictatorial de Emiratos Árabes, vinculado al terrorismo, y
deshonroso será su regreso, sin haber probado su inocencia, más bien lo contrario.
A la cobardía con que huyó a Abu Dabi para vivir en una insultante opulencia
mientras en España morían decenas de miles de personas por la pandemia y más de
11 millones viven en la exclusión, le han seguido más revelaciones que ilustran
su calaña, como la amistad con un traficante de armas buscado por la justicia
internacional.
Su vuelta a España,
que será anunciada la semana que viene, vendrá envuelta de vileza, de absoluto
desprecio por sus compatriotas, de un trato de favor dispensado al emérito que
debería provocar el rechazo entre el pueblo español. Como indicaba más arriba,
el hecho de que haya delitos prescritos y de que la inviolabilidad asociada a
la Corona blinde legalmente al rey hayan sido las verdaderas causas del archivo
de las causas no limpia su imagen, más bien al contrario y, además, salpica a
nuestra justicia.
Nuestro poder
judicial ha arrastrado los pies desde el principio, yendo siempre por detrás de
las revelaciones periodísticas, abriendo la puerta a que el Borbón regularizara
su fraude fiscal antes de abrir la vía penal, admitiendo así su mal proceder,
irreconciliable con la ejemplaridad.
Desde el pasado mes
de octubre es pública la intención de archivar las causas por parte de la
Fiscalía. Sin embargo, también ahí se ha arrastrado los pies para salpicar lo
menos posible a Felipe VI, alejando la noticia y el regreso de foco mediáticos
como el discurso navideño. Ahora, en pleno escándalo del PP con su lucha
intestina y, muy especialmente, con la guerra de Ucrania en su momento más
crítico, es el momento ideal para anunciar cómo el emérito seguirá viviendo a
su antojo, ajeno a la moralidad y a la misma justicia. La perfecta cortina de
humo para que no levantar demasiada polvareda.
A pesar de lo
indignante del asunto, hay quien todavía defiende a capa y espada a quien se ha
convertido en un ejemplo de inmoralidad, en su esfera pública y en su esfera
personal que, cuando se es rey, pasa a ser pública también. Así lo demuestra el
tuit de Nuevas Generaciones del PP:
Podríamos hacer chistes
al respecto; yo mismo bromeé con que Pablo Casado había dejado su impronta en
el PP y quien escribió ese tuit andaba desde buena mañana echándose al gaznate
prieto picudo, o pensar que son los miembros de la Casa Real, Fiscalía, incluso
Gobierno y oposición (PP, Vox, Cs...) quienes tienen que ir pasando en fila a
pedir perdón al pueblo español por este vergonzoso desenlace. Sin embargo, la
realidad es que el tuit revela el rasero moral del PP, confirma el porqué de
las sentencias judiciales que arrastra ya y allana la pista de aterrizaje para
Alberto Núñez Feijóo, que con esos ingredientes no parece que llegue para hacer
política de altos vuelos, sino más bien de bajos fondos.
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