¿ALGÚN MÉDICO EN LA SALA?
JUAN CARLOS ESCUDIER
Con la sagacidad que le caracteriza, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, más conocida como Isabel La Caótica, ha descubierto que no hay médicos, que por mucho que ha buscado solo ha encontrado camareros muy cualificados y alguien con dos dedos de frente ha tenido que explicarle que para enfrentar una pandemia no vale con tirar muy bien las cañas. ¿Que cuál es el motivo de esta carestía de batas bancas, según el cerebro privilegiado que rige los destinos de los madrileños? Pues una falta de oferta educativa que precisaría para ser corregida de un plan "a seis o diez años", es decir cuando estemos todos calvos o muertos. ¿Una falta de oferta educativa en el país con más facultades de Medicina por metro cuadrado de Europa? No fastidies, Holmes.
Faltan médicos en
efecto, pero no porque no existan plazas para cursar la carrera sino porque lo
no ha habido es cabeza. Y en esto del páramo neuronal Ayuso es la orgullosa
heredera de las directrices políticas impuestas por su partido desde el
Gobierno, unos gruesos polvos que nos han dejado unos bonitos lodos en los que
chapotear alegremente. Sobra desfachatez y falta vergüenza viniendo, sobre
todo, de la presidenta de la autonomía que presume de bajar los impuestos
siendo la que menos invierte en Sanidad, una de las que menos paga a sus
facultativos y la que menos recursos dedica a la atención primaria. Como no
tenemos prisa, la presidenta anunciaba días atrás que tenía un plan infalible
para mejorar la atención primaria, al que iba a dotar de 80 millones de euros a
desembolsar en tres años, lo que viene a confirmar que nos pasan pocas cosas
para lo que podría sucedernos.
No hay médicos
porque el Gobierno del PP, con sus insensatos recortes, obligó desde 2013 a
jubilarse forzosamente a los 65 años a miles de facultativos que hubieran
podido prolongar su actividad hasta los 70. No hay médicos porque en la
anterior crisis se obligó a más de 20.000 de ellos a hacer las maletas y buscarse
la vida en el extranjero ya que lo que les esperaba aquí eran infinitos
contratos temporales o, directamente, contratos basura de sustituciones o
guardias. ¿Hay que recordarle a Ayuso, dedicada en aquel tiempo a gestionar la
cuenta de Twitter del perro de Esperanza Aguirre, lo que decía entonces su jefa
sobre la fuga de cerebros? "El número creciente de jóvenes españoles que
tienen buenos trabajos en el extranjero tendrá un efecto muy positivo en la
economía española y en la forma en que los españoles enfrentarán los retos
futuros". Premonitorio.
No hay médicos
porque, para seguir ahorrando a costa de la salud de los ciudadanos, se
redujeron las plazas MIR para obtener la especialidad, y sin ella no es posible
el ejercicio de la profesión en España. No hay médicos porque no basta el sol
para atraer a facultativos de otros países de Europa si los sueldos que se les
ofrece son africanos. No hay médicos porque, para colmo, se estranguló la
homologación de títulos para los profesionales extracomunitarios, de manera que
lo de recetar aspirinas legalmente se convirtió en algo más difícil que salir
del Ikea.
No hay médicos, es
verdad, como lo es que las autoridades madrileñas mienten más que hablan. ¿Cómo
que se han contratado en estos últimos meses a más de 10.000 personas para
reforzar las plantillas sanitarias de la región? ¿Dónde se esconden? ¿Por qué
entonces el proyectado hospital de Emergencias que, según se afirma, estará
operativo en noviembre se nutrirá de voluntarios, en un disparatado ejercicio
de desnudar a un santo para vestir a otro? ¿Por qué lo de conseguir cita en
Atención Primara es una lotería que cuesta horrores que te toque? ¿A quiénes
pretenden engañar estos sujetos?
No hay médicos
porque el partido de la presidenta de Madrid se ha dedicado en cuerpo y alma a
saquear fondos públicos, a espiar a otras fuerzas políticas y a intentar tapar
unos delitos con otros, y todo ello explica que no se haya prestado atención,
ni primaria ni secundaria, a la Sanidad Pública, que era muy engorrosa y a la
que había que dinamitar para que los restos llegaran como el maná caído del
cielo a sus amigotes de la Sanidad privada. Por todo eso, de lo que es
responsable directamente su partido, faltan médicos, excelentísima señora, un
problema que seguirá agravándose en el futuro inmediato porque las plantillas
están envejecidas y otros miles de doctores llamarán próximamente a las puertas
de la jubilación. No se desgañite, pues, preguntando a gritos si hay médicos en
la sala porque no están ni se les puede esperar a corto plazo.
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