RESTABLECER LA II REPÚBLICA
Después
de 'España', sentí desesperación por la raza humana. Pensé: “estamos
condenados”. Se me rompió el corazón. Nadie escuchaba. Nadie. Y los fascistas
ganaron. Los fascistas ganaron (Martha Gellhom).
POR MAITÉ CAMPILLO
Los seis puntos
propuestos por el incondicional Groucho Marx para conseguir la República:
1º La República
solo vendrá fundamentalmente mediante una gran movilización política desde los
centros de trabajo en todo el Estado, a la que se irá uniendo otros sectores a
favor reforzando la presión masiva y constante en las calles.
2º Por un Frente Popular que gane las elecciones y la garanticen todas las fuerzas dentro de él.
3º Por un golpe
militar.
4º Por una
revolución proletaria.
5º Por la
abdicación y huida de toda ramificación familiar Borbón.
6º Por indicación,
sugerencia u orden de los yanquis.
(Si no os sirven
tengo otros como los seis puntos del FRAP -dijo Groucho- por cierto, el cartel
forma parte de uno de los más destacados que fueron sus grandes artistas).
Tengo una “estima”
especial por el yanqui, por lo que empezaré a analizar la 6º propuesta. Para el
gringo una República en el Estado español sería sinónimo de comunismo, o sea,
nanay, vía descartada, a no ser que pongan de presidente a José María Aznar!!!
La 5º posibilidad, con el negocio que tienen montado a cuenta del Estado, como
para dejar “la empresa”, negocio no solo de los borbones, de los allegados
familiares políticos (o plebeyos), de toda la ralea de empresarios corruptos y
militares comisionistas… además la menina, de mayor, tiene que ser reina, lo ha
dicho su madre!!! Sobre la 4º posibilidad tengo que decir que para hacer una
revolución proletaria primero tiene que haber proletarios que quieran hacerla,
con capacidad para conseguir los medios para lograrla, que una vanguardia
avanzada tome el timón de empuje, avance y construcción; aquí, por estas
tierras lo veo difícil, ni hay una cosa ni la otra, por lo que una República
como la del 36… En la 3º -no va la vencida- porque la institución militar es
netamente franquista, militarista, o sea, fascista; si hay algún republicano
está totalmente despistado por el alpiste; si dieran un golpe militar sería
para volver más aún a las cavernas. Llegamos pues a la 2º, punto que se parece
a las elecciones de febrero de 1936, pero era el 36, ahora ni hay un Partido
Socialista que se le parezca ni a las canas ni calvas siquiera de la cabeza
menos el calzador para sus pies -pese que ya había comenzado su decadencia como
bien marcó entre otros Indalecio Prieto y Besteiro; ni muchísimo menos un
Partido Comunista (marxista-leninista), ni unas Juventudes Comunistas,
revolucionarias unificadas, ni siquiera sindicatos de clase y menos dispuestos
a coger las armas. Por lo que nos encontramos con la 1º, en ella tampoco va la
vencida; por supuesto sería la más acorde con los tiempos en que vivimos, la
más lógica aprovechando el “declive metástasis” de la monarquía. Pero, la
realidad es bastante penosa, desastrosa para el movimiento ciudadano, por lo
que habría una pregunta que hacer -¿en manos de quién está el movimiento
ciudadano tan fuerte apenas unas décadas atrás, aquellas AAVV, movimientos
organizados culturales, estudiantiles…? No queda ni una sola organización de
izquierdas, que sea capaz de aglutinar políticamente a miles de personas, capaz
de enfrentar movilizaciones como las llevadas a cabo en Chile recientemente, o
las de los chalecos amarillos en Francia (salvo que sean mediáticas ajenas a
los intereses de la clase trabajadora, explotada).
De éste lado del
mundo en que nos encontramos por diferentes motivos e intereses, exceptuando
algunos casos, la clase obrera no se moviliza ni para defender sus derechos,
sus propios intereses. Los estudiantes están como desaparecidos de cualquier
tema social, despolitizados en su gran mayoría, exceptuando Catalunya y algo en
Euskal Herria. A ver si va a ser verdad lo que dijo Castelar en las Cortes de
la I República: <<Señores, con Fernando VII murió la monarquía
tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la
renuncia de don Amadeo de Saboya, la monarquía democrática; nadie ha acabado
con ella, ha muerto por sí misma; nadie trae la República, la traen todas las
circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la naturaleza y de la
historia. Señores, saludémosla como el sol que se levanta por su propia fuerza
en el cielo de nuestra Patria>>. Pero mucho me temo que por acá ni con la
conjuración de las estrellas, ni cantando a lo Pavarotti, ni mucho menos con
batucadas a ritmo de carnaval vendrá una República al alba a despertar nuestros
sueños. Solo a través de una tenaz lucha, implacable, larga y numerosa, y
seguramente dolorosa por la represión. No descartar que nos echarán encima el
fascismo local, como en el 36, europeo y yanqui entre otros países fascistas
que gustosísimos cooperarían. Por otro lado, yo no soy partidaria de un
referéndum organizado por las instituciones del Estado, entre monarquía y
República. Eso sería aberrante, una ratonera, pasaría algo parecido al
referéndum de la OTAN ¡Monarquía de entrada no! Luego se acaba mal, todos los
partidos constitucionalistas, o sea, los del régimen del 78, pidiendo el voto
por la Monarquía. Y, conociendo la “izquierda” que trina, la cosa no pinta nada
bien para el nacimiento de una República sin pandemia capitalista.
Creo que se debería
presionar para restaurar la II República (esa sería la legalidad, interrumpida
por un golpe de estado). Iniciar un proceso constituyente desde abajo, donde
figurara en los primeros artículos el derecho de todos los pueblos del Estado a
la libre autodeterminación mediante referéndum en sus comunidades, y luego cada
cual tire por donde mejor represente los intereses del pueblo, como fundamental
y primer paso hacia un avance superior; por el bien de la clase explotada mejor
que tiren por Repúblicas socialistas, pues tirar por repúblicas al estilo
Francia o gringa les va a ir igual que con los borbones (de tal palo tal
astilla), o sea, vamos a seguir con el mismo sistema, y para eso, no lucho yo.
Se imaginan una república vasca de presidente al Urkullu, o una república
catalana con Torra (¿seguiríamos con la misma burguesía dominando y
explotando?), o la galega, a falta de Fraga Iribarne tendrían al amigo de
narcos Feijóo… O sea, para esas alforjas nos quedamos con el Borbón, dirían
algunxs. Me declino por restaurar la II República (sin alteraciones) como
primer paso; luego no queda otra que luchar y ahí será una lucha de clases por
la que apuesto a conciencia.
Desde luego la
república ideal para los trabajadores es la que preconizaba José Díaz
(Secretario General del PCE (mucho antes de que se instaurara el acomodo
carrillista dentro del Partido y del encargo de su carnavalesca peluca y, no
porque los militantes no las hayamos usado más de una vez, pero tras la guerra
y la muerte de José Díaz “los pactos y chantajes por la libertad se sucedieron
al canto de un gallo), Valencia, 1937: “Dado el carácter de la lucha que se
está ventilando en España y su repercusión internacional, es necesario definir,
declarar, para que lo comprendan todos, por qué luchamos. Luchamos por la
República democrática, por una República democrática y parlamentaria de nuevo
tipo y de un profundo contenido social. La lucha que se desarrolla en España no
tiene por objetivo el establecimiento de una República democrática como puede
serlo la de Francia o la de cualquier otro país capitalista. No; la República
democrática por la que nosotros luchamos es otra. Nosotros luchamos por
destruir las bases materiales sobre las que se sientan la reacción y el
fascismo, pues sin la destrucción de estas bases no puede existir una verdadera
democracia política. En nuestra lucha, perseguimos el aniquilamiento de las
bases materiales de la España semifeudal, arrancando de cuajo las raíces del
fascismo; es decir, aspiramos a conquistar y a consolidar lo que no logramos ni
el 14 de abril ni después del triunfo electoral del 16 de febrero. He ahí donde
reside el sentido de nuestra lucha; he ahí lo que puede explicar por qué
nosotros defendemos la República democrática y parlamentaria.
Y esto es necesario
que lo sepan todos; es necesario que todos sepamos a dónde vamos y qué queremos
y quiénes han sido siempre los enemigos del pueblo, los que constituían las
castas que dominaron secularmente. Necesitamos aniquilar a los grandes
terratenientes que han participado en su totalidad en la rebelión militar
fascistas; necesitamos llevar a cabo la nacionalización de sus tierras,
entregándoselas a los obreros agrícolas y a los campesinos, para que las
trabajen, individual o colectivamente. Necesitamos también destruir el poderío
económico y político de la Iglesia, que era un centro de conspiración contra
los intereses de las masas populares y uno de los puntales más firmes de la
España semifeudal, y para esto debemos ir a la confiscación y nacionalización
de sus bienes. Necesitamos ir también a la liquidación del militarismo, del
espíritu de casta, alma de un Ejército puesto al servicio de la España
semifeudal como instrumento de represión de las aspiraciones progresistas del
pueblo y como parte integrante de las fuerzas de la reacción, enfeudada a los
fascismos alemán e italiano, promotores de guerras y esclavizadores de pueblos.
En lugar de este
viejo Ejército militarista, hay que cimentar y desarrollar un gran Ejército
Popular con cuadros fieles a la causa de la República, del progreso y de la
paz, única garantía para la consolidación de las conquistas ya logradas.
Tenemos que desarticular asimismo las grandes oligarquías financieras,
bancarias e industriales íntimamente vinculadas a los grandes terratenientes y
a la Iglesia, que obstruían el desarrollo normal de la economía del país. Es
necesario proceder a la nacionalización del Banco de España y de las industrias
básicas del país, como único medio de coordinar y financiar la producción, para
hacer frente a las necesidades del frente y de la retaguardia. Y ahora, yo
pregunto: ¿En qué medida han sido destruidas esas bases materiales de la
reacción y el fascismo? En todas las provincias en que nosotros dominamos, ya
no existen grandes terratenientes; la Iglesia, como fuerza dominadora, tampoco
existe; el militarismo también ha desaparecido para no volver; tampoco existen
los grandes banqueros, los grandes industriales. Esta es la realidad. Y la
garantía de que estas conquistas no pueden perderse jamás, la tenemos en el
hecho de que las armas están en manos del pueblo, del verdadero pueblo
antifascista, de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales…”
Sin duda alguna durante
el corto periodo de la II República, sobre todo desde el triunfo del Frente
Popular en febrero del 36, se crearon las mejores condiciones para una
enseñanza verdaderamente libre, para que la cultura y las artes brillaran como
nunca, con científicos, filósofos, docentes, escritores, pintores, poetas,
teatristas comprometidos con el pueblo, con los trabajadores… algunos
asesinados otros huyendo al exilio. Cuántas mujeres y hombres crearon riqueza
cultural propia en esos cortos años de poder popular!!! Sigo pensando que en
honor a la justicia -a la verdadera democracia- se debe restablecer la II
República con lo más consciente y representativo, hijxs y nietxs, de los que
fueron asesinados por el fascismo; de ellos nombrar un gobierno provisional
antifascista hasta convocar elecciones y una constituyente con propuestas de
todos los colectivos portadores del verdadero clamor popular sin
manipulaciones, ya que todo lo que tenemos desde 1939 es fraude, mentira, nada
es verdad, es una aberración de democracia en la que no participa en absoluto
el pueblo; es una dictadura supeditada a intereses de la oligarquía interior y
exterior que impide la libertad de los pueblos a decidir por sí mismos, que nos
impone una monarquía mafiosa, y tiene a millones de trabajadoras y trabajadores
en condiciones de semi-esclavitud y desempleo.
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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