NUEVA TRAICIÓN A LA EDUCACIÓN PÚBLICA
DAVID BOLLERO
Anoche conocíamos
que la Educación concertada también recibirá ayudas frente al COVID-19. Así lo
quieren PSOE, Podemos y ERC, que han enmendado el punto del Dictamen de la
Comisión para la Reconstrucción Social y Económica. Cada euro que se escapa de
la pública a la concertada es una traición al Estado de Bienestar y contribuye
a a la desigualdad, que avanza en nuestro país a pasos agigantados.
La Comisión para la
Reconstrucción Social y Económica ha sido un escenario de negociación y, como
tal, todas las partes habrán tenido que ceder. Esta traición a la necesitada
Educación pública, seguramente, es una de esas cesiones, toda vez que nuestro Estado
aconfesional no consifue sacudirse de una vez por todas la mala influencia de
la Iglesia Católica.
Asumida la
necesidad de hacer concesiones, ¿por qué soy tan crítico? Porque la Educación
concertada vive privilegiada. Tan sólo se trata por igual a la pública y a la
privada para la recepción incondicional de las ayudas, salvo que en nuestro
Gobierno se ponga las pilas. En cualquier negociación se precisan cesiones -lo
hemos visto con el Fondo de Recuperación europeo- con pero, ¿qué cesión hace la
concertada? Ninguna.
¿Quieren ayudas?
Muy bien, pero con condiciones. Ningún centro que reciba ayudas estatales
debería segregar al alumnado por sexo: si lo hacen, no hay dinero. Del mismo
modo, la contratación del profesorado ya no sería libre como hasta ahora, sino
que debería salir de la bolsa de empleo del ministerio de Educación. Hasta la
fecha, esta libre contratación abre la puerta a que estos centros hagan y
deshagan a su antojo, abusando de los profesores y profesoras so pena de
despido. Del mismo modo, aquellos centros con bachillerato no concertado no
podrán utilizar al mismo profesorado 'subvencionado' para impartir esas
clases... como hacen ahora.
Otra condición que
los colegios concertados tendrían que aceptar si quieren ayudas públicas es
dejar de seleccionar al alumnado que aceptan. Este tipo de centros acostumbra a
rechazar a alumnos o alumnas que precisan una atención especial para fomentar
su integración, como es el caso de l@s menores con Síndrome de Down. Este alumnado
puede seguir perfectamente el ritmo de una clase, tan sólo precisa de un
pequeño apoyo. Sin embargo, la Educación concertada les cierra las puertas.
En esta misma
línea, deberían quedar automáticamente excluidos de las ayudas estatales
aquellos centros concertados que cobren cuota no voluntarias a los padres y
madres. Eso, sencillamente, es ilegal. Por ley, ni siquiera las cuotas por
servicios complementarios (comedor) o actividades extraescolares pueden lucrar
a los dueños o dueñas de estos centros. Y lo hacen.
Vemos, pues, que
hay un amplio margen para establecer una condicionalidad al cobro de ayudas
estatales por parte de la Educación concertada. En mano del Gobierno está
hacerlo y acabar con los privilegios de quien mercantiliza con la Educación, con
los auténticos atropellos sufridos en Comunidades como la de Madrid, que ya en el pasado miró para otro lado sin
imponer sanciones pese a detectar cobros irregulares a las familias por 167
colegios concertados. Otra traición a la Educación Pública.
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