MALA GENTE
DAVID BOLLERO
En España tenemos
un serio problema de soberbia chovinista, de falso orgullo patrio que nos lleva
a dar cobijo a seres indeseables en nuestra sociedad. El ejemplo más reciente
lo estamos viendo en las personas migrantes que trabajan en el campo. No se
equivoquen, ellas no son los indeseables, sino sus patronos, esas personas que
discriminan, que cosifican a las migrantes, que las esclavizan y terminan
convirtiéndolas en meros objetos de usar y tirar. A estos patronos no sólo les
damos cobijo sino que, además, cuando son señalados, quienes sacan a la luz la
esclavitud que se vive en España en pleno siglo XXI son los culpables. Una
auténtica vergüenza.
La falta de
capacidad autocrítica debería ser deporte olímpico y arrasaríamos... tan dados
y dadas que somos a reprochar a la clase política su incapacidad para evaluarse
y corregir sus errores, sacudirse sus vergüenzas. Un paseo por las redes
sociales esta mañana me ha descubierto cómo seres tan indeseables como los
patronos ponían a caer de un burro a la andaluza Teresa Rodríguez por denunciar
el racismo que existe en el campo español.
Después de ver las
condiciones en que estos patronos tienen a los temporeros y temporeras
african@s en Lleida, pasando por Albacete y siguiendo por Huelva, tan sólo cabe
una explicación para seguir culpando a quien critica la situación en lugar de
cargar a quienes la provocan: ser mala gente. Y en España, me temo, la hay a
patadas. Que se diga que existe racismo en el campo español no es cargar con la
totalidad de la gente del campo, nada más lejos de la realidad. De hecho,
quienes insultan a Teresa Rodríguez por advertir que recurrirá a la Justicia si
no se ataja esta precariedad son, por lo general, los defensores de ese modelo
de esclavitud, los xenófobos, los racistas. Mala gente.
Aun corría el mes
de abril y ya advertí en otro artículo que la precariedad, que la desigualdad
se convertiría en un vector de contagio del COVID-19. Habituado a la lluvia de
insultos por muchos de mis artículos, no puedo decir que hoy me alegre de que
éstos vuelvan como un bumerán a la panda de cabezas huecas que se cebaron
conmigo entonces. Pero lo hacen. Es un hecho, que la precariedad y la
esclavitud que practican algunos patronos españoles con los temporeros son la
causa de buena parte de los rebrotes de coronavirus. Esa esclavitud es la causa
y no los temporeros en sí, que llevan padeciendo esta situación durante más de
dos décadas sin que ni Gobiernos ni ciudadanía hayamos movido un dedo para
atajarlo mientras la fruta fresca llegaba a nuestros platos.
Toda esta mala
gente, incapaz de ver que justo después de terminar la campaña de recogida es
cuando se queman los campamentos infrahumanos, denunciados por el relator de
DDHH de la ONU -que nos sacó los colores- son el exponente de ese falso orgullo
patrio que antepone los colores de una bandera a los derechos humanos más
esenciales, que quiere imponer sus colores, los de su bandera, los de su piel,
sobre cualquier otro. MALA GENTE.
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