JÓVENES IRRESPONSABLES
ANÍBAL MALVAR
Escucho a los
medios y a los epidemiólogos hablar con extrema ligereza de "la
irresponsabilidad de los jóvenes" para explicar los rebrotes pandémicos, y
a la náusea que me provoca dicha afirmación se me unen la pena y una enorme
vergüenza generacional. Échale la culpa al niño, aunque seas tú el que estés
jodiendo la pelota.
Estos jóvenes
irresponsables, culpables de las siete plagas coronavíricas de hogaño, han
visto a sus padres humillados porque no podían pagar la especialidad
universitaria, cómo su hermano de cuarenta años se ha tenido que volver a vivir
a casa de sus padres, cómo su primo de treinta se financia un máster en Londres
friéndose en una hamburguesería, y ahora vive acojonado porque no sabe si todo
lo que se ha esclavizado hasta ahora se lo va a poder seguir esclavizando tras
el brexit. A ver quién le dice, a una generación que ha sido sometida a todos
estos terrores, que le tenga miedo a un virus.
También son muy
conscientes, estos jóvenes irresponsables, de que una de las razones que los
han conducido hacia esta distopía que les estamos haciendo sufrir es la
irresponsabilidad de generaciones mayores, y hoy en el poder, que desoyeron
décadas de advertencias científicas sobre cambio climático. Ellos se criaron
con el ecologista y anarquizante Bob Esponja, y no con el cautivo y doméstico
Oso Yogui, que es más nosotros.
Las viejas
generaciones que propiciamos todos los horrores arriba enumerados no tenemos
derecho a llamar irresponsable a nadie, y menos a los jóvenes, a los que ya
habíamos confinado el futuro y ahora queremos confinar el presente. Un mes en
la vida amorosa de un adolescente es más intenso que muchos matrimonios
cincuentenarios. ¿O no os acordáis, bellotas arrugadas? Los jóvenes, los adolescentes, están haciendo un esfuerzo mayor por
contenerse que los niños o los adultos. Los niños porque se enmadran más, y los
adultos porque siempre es un respiro no verle la cara al jefe. Pero no hay
dinero ni razones que puedan comprar un solo día de adolescencia.
Por último, todo lo
que puedas sufrir tú, oh calificador de irresponsables, con tu negocio en
quiebra o tu ERE a flor de piel, tus hijos, esos jóvenes irresponsables, lo
están viendo, lo están padeciendo aunque a ti te parezca que no, que son una
porrera y un pijoaparte, o un borjamari y una bendita que no se entera. Pues sí
se entera, la bendita.
La última
ocurrencia que ha tenido la generación de fracasados que ha abocado a los
jóvenes a esta situación, es movilizar a influencers o a grandes estrellas del
deporte para que rueden anuncios y sermoncitos de twitter sobre la mascarilla,
la concienciación, la distancia social, los riesgos del perreo y bla, bla, bla.
Ese llamamiento a la movilización antipandémica de ídolos se repite cada día en
periódicos, radios y televisiones. Se creen que los jóvenes son tontos. Que se
van a tragar nuestro No-Do como nos tragábamos nosotros el de nuestros abuelos.
Además, nuestra
generación es capaz de contratar como influencers a Bertín Osborne y Belén Esteban,
por lo del share.
Lo que tenemos que hacer
ante los jóvenes es arrodillarnos, pedir perdón y rogarles que nos concedan la
oportunidad de intentarlo por última vez, mientras juntos buscamos el laberinto
por el que abrirles paso hacia el relevo generacional, que hoy está cerrado.
Mientras, que nadie se atreva a hablar de jóvenes irresponsables. Con los
mayores, están siendo las grandes víctimas no de esta pandemia, sino de
nosotros. No nos escandalicemos ahora porque no acepten nuestros consejos, irresponsables.
Nuestros consejos irresponsables
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