ANA ORAMAS SIN CARETA. EL RESURGIR DE LA DERECHONA CACIQUIL Y
ESPAÑOLERA DE ATI
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ
En febrero del ya
pasado 2019, tras la sesión del Congreso español en que se rechazaron los
presupuestos del PSOE y se precipitó el fin de la efímera legislatura que se
inició con la moción de censura a Alí Babá y sus 40 ladrones peperos, nuestra
–es un decir- diputada, la ínclita Ana
Oramas, le espetó a la ministra española
de Hacienda, Mª Jesús Montero, una frase que retrata su carácter elitista
caciquil: “Vaya mitin, señora ministra, pero esto no son Las Tres Mil Viviendas
de Sevilla sino el Congreso de los Diputados” olvidándose, en su repugnante
clasismo, de nuestras barriadas similares de Ofra, García Escámez, Somosierra,
Santa Clara, la ya ruinosa Verdellada lagunera, Escaleritas, Schaman…
En esos barrios
nuestros conviven gentes tan respetables como los de la selecta urbanización
lagunera en que doña Ana habita o los vecinos de su vivienda madrileña, esa que
disfruta pero que no le impide cobrar las dietas que percibe como diputada de esta colonia africana distante miles de kilómetros de esa metrópoli que
tanto adora. Desde su posición de clase social no puede entender que esas
barriadas son productos de un régimen fascista, régimen que siempre marginó a
los trabajadores y las clases populares, aunque de estas viviendas “sociales”
canarias debería saber lo suyo, aunque solo sea por los jugosos sueldos que
percibía su marido como gerente de VISOCAN –Viviendas Sociales de Canarias-
cuando efectuaba desahucios en ellas. .
Ese día nuestra
-otra vez es un decir- diputada, volvió a transformarse en Míster Hyde
abandonando el papel que suele adoptar
de una sensata y conciliadora Doctora Jekyll. No era la primera vez. Recuerdo
que una de las primeras pruebas de ese síndrome de Trastorno Disociativo de la
Personalidad fue durante el debate de la fracasada moción de censura contra su
adorado sátrapa, el señor Rajoy, cuando trabó fuerte rifirrafe con el
“chavista” Iglesias por el supuesto “tonito machista” del podemita con los
periodistas y las políticas porque,
según ella, “no le gustan las mujeres no
sumisas” como ella, que se autodefine como mujer “que tiene genio y es mandona”
cosa que, desde luego, no le discuto.
Ejercía, en cambio, de dialogante
Doctora Jekyll cuando, en 2014, en una apoteósica intervención en el
Congreso de los Diputados, de esas que le valieron unos añitos después el premio “Emilio
Castelar”, y que ocupó nada menos que 27
líneas en el papelín oficial de ese organismo cuando, por supuesto sin
mencionar para nada el Derecho de Autodeterminación ni mucho menos nuestro
carácter colonial hablaba de, respetando
- faltaría menos en su monárquico intelecto- el “espíritu fundacional de la
Constitución, que se basa en la democracia y el pluralismo político que le es
inherente, y la realidad plurinacional de España”. Sin siquiera una triste
mención a este asirocado archipiélago, y plegada totalmente a las posiciones
furibundamente españoleras de considerar la Constitución Española como único
marco del cual nadie puede salirse sin cambiarla previamente, añadió, para
finalizar su conciliadora y democrática intervención españolista diciéndonos
que “Si eso no es posible hoy en la interpretación del Tribunal Constitucional,
entonces habrá que reformar la Constitución para que todos los pueblos que
integran España puedan identificarse en ella”. Al parecer por ese entonces,
catalanes, vascos y demás insurgente, no pensaban en romper, sino en integrar
España. Tampoco doña Ana y su compaña tenían desplegadas sus “líneas rojas”
ante los demonios comunistas y otros peligrosos elementos subversivos.
¿Qué ha pasado para
que, definitivamente, esa conciliadora Ana Oramas haya adoptado la personalidad
de Mister Hyde? No hay poción, como en la popular obra de Stevenson, que
provoque el cambio. Tampoco se trata de un ataque extremo de españolerismo
patriótico contra los chavistas y comunistas que van a compartir gobierno con
el felón de Sánchez, ni de su terrible indignación porque los enemigos de su
excelsa madre patria compartan mesa y
mantel con el PSOE, ni siquiera de su, más estética que ética, repulsa a
la calificación como “autoritario” –sinónimo de dictadorzuelo fascistoide según
la derechona cerril carpetovetónica - que dedicaron a su amado monarca las
portavoces de EH Bildu y la CUP que trajeron un aire fresco a la vetusta
Cámara.
No fue una manifestación
de rabieta infantiloide lo que la impulsó a nuestra –recalco que “nuestra” es
solo un decir- diputada a la histriónica
y estentórea afirmación, aplaudida a rabiar por los VOX y sus imitadores de la
“derechita cobarde”, en su intervención en el debate de la investidura
sanchista: “Digo no, no, no y mil veces no. No pienso traicionar a este país y
sus ciudadanos. No voy a ser cómplice de ello, pasándose por donde ustedes se
suponen todos los acuerdos del centenar de miembros del Comité Ejecutivo Nacional
de Coalición Canaria que aprobaron, por unanimidad votar la ABSTENCIÓN ante la
investidura de Sánchez, como solución intermedia, entre la posición de, como
hizo Nueva Canaria, votar SI que mantenían mayoritariamente el resto de la
Nación Canaria, y el NO que proponía una gran parte de los miembros tinerfeños.
¿Qué ha pasado,
pues, para adoptar esta definitiva posición colonialista de la supuestamente
“nacionalista canaria” Ana Oramas, rompiendo los acuerdos de los órganos
rectores de su partido? Seamos serios. Coalición Canaria NUNCA ha sido
nacionalista canaria. Ha sido siempre un apéndice regionalista imprescindible
para el dominio español y de sus adláteres criollos que lo sostienen porque
viven de ello. Se articuló alrededor de la confluencia de alcaldes
ex-franquistas con Manuel Hermoso de mascarón de proa, reconvertidos primero,
mientras gobernó, en UCDeros , para frenar el empuje de fuerzas populares que
planteaban la independencia o, al menos, la autodeterminación, y que llevaban
programas políticos de izquierda. El caciquismo isleño, eterno medianero y
palanganero del colonialismo español, consideraba que ese nacionalismo real
atentaba a su dominio del cotarro por lo que era potencialmente peligroso para
sus intereses de clase. Eso fue el espíritu fundador de ATI, la Agrupación
Tinerfeña de Independientes
Los más conspicuos
valedores actuales de esa ATI rediviva, desde el arribista neo burgués y
ex-presidente Fernando Clavijo, pasando por el presidente del Cabildo
tinerfeño, Carlos Alonso, por Francisco Linares, José Manuel Bermúdez…son los
coparticipes de esta estrategia que rompe la frágil estructura caciquil
insularista de CC y la misma supuesta “unidad nacional” del pseudonacionalismo
con el que tratan de mantener sus privilegios.
Mañana, es un
suponer, junto a la votación final de la investidura, conoceremos las medidas
que los órganos de dirección de CC adopten frente a la flagrante ruptura de los
acuerdos de su diputada a pesar de la
penosa carta que le han remitido rogándole su rectificación. También
esperamos conocer la posición del congelado y desnaturalizado PNC que, algún
día, hasta concitó esperanzas en algunos independentistas. Desgraciadamente me atrevo a suponer que todo
quedará, como siempre, en agua de pasote, Aba Oramas seguirá de diputada
“canaria” al servicio de ese apéndice caciquil isleño de la derecha española
que siempre fue ATI.
Lástima, pero he de
reconocer que esta patria canaria nuestra es un país de afuchados que se
merecen esta calaña política.
Francisco Javier González
Canarias, noroeste
de África, a 6 de Enero de 2020.
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