jueves, 23 de mayo de 2019

EL BUENO DE AMANCIO


EL BUENO DE AMANCIO
ANITA BOTWIN

Y entonces llegó el hombre más rico de España a salvarnos. El bueno de Amancio, el donante, un hombre hecho a sí mismo, el orgullo del neoliberalismo y el españolismo bien. El bueno de Amancio vino a salvarnos, mientras otros padecían.

Sobre las claves de estas donaciones tan sonadas en los últimos días, ya escribió este diario al respecto. Pero ya que me dispongo a hablar del altruismo de Amancio, siento en la necesidad de contar lo que hay detrás de sus donaciones. Y es que sin ir más lejos, la Fundación Amancio Ortega, obtendrá un beneficio fiscal de entre 108 y 123 millones de euros a través de esta donación de aparatos para diagnosticar y tratar el cáncer.


No sé cómo en sentirse con cáncer y no puedo otorgarme esa necesidad de cura urgente, venga de donde venga. Pero creo que ahí está el truco y quienes no padecemos esa enfermedad creo que tenemos la responsabilidad de abrir un debate público al respecto para mejorar la realidad de tantas personas. Y una pregunta que me planteo: ¿por qué la única opción de cura tiene que venir de la mano de un multimillonario presunto evasor de impuestos?; ¿por qué no deberíamos ser todos quienes a través de nuestros impuestos los que hiciéramos posible ese fin?

En cualquier caso, incluso suponiendo que el bueno de Amancio es alguien altruista que no ha querido en absoluto lavar su imagen y darse publicidad, además de desgravar por esta vía,  podría entonces haber realizado una donación anónima. Al menos es como imagino yo el altruismo, sin medallas ni portadas ni los desayunos mañaneros televisivos aplaudiendo al Amancio de turno.

Lo cierto es que el bueno de Amancio, como ya denunció el grupo de Los Verdes / Alianza Libre Europea en el Parlamento Europeo, eludió a través de su emporio el pago de 585 millones de euros en impuestos en varios países europeos, 218 de ellos en España, mediante técnicas de elusión fiscal. Y esta es precisamente la crítica que hizo Isa Serra, candidata a presidir la Comunidad de Madrid, y de donde procede todo este revuelo.

No es ningún secreto que la industria textil se sirve de la semiesclavitud para hacer negocio. En Argentina y Brasil se destapó hace unos años cómo Inditex, utilizaba mano de obra esclava para confeccionar sus productos. Primero, el Gobierno brasileño destapó en 2011 decenas de talleres clandestinos y la compañía fundada por Amancio Ortega fue multada con 1,4 millones de euros.

Por su parte, el Ministerio de Trabajo de Brasil denunció un incremento en los casos de accidentes laborales incluidos algunos especialmente graves. Igualmente, se habrían detectado fraudes en el tiempo de trabajo, incluyendo jornadas ilegales por más de 16 horas, así como el uso de menores en actividades insalubres. Como ven no es oro todo lo que reluce ni caridad o altruismo todo lo que se viste de ello.

“Las condiciones laborales de algunos trabajadores y trabajadoras, son lamentables. Tenemos gente trabajando 8, 12, 14 horas a la semana, con sueldos que no permiten llegar a fin de mes. Y eso en la empresa de uno de los hombre más ricos del mundo”, contaba una empleada de Inditex a Público. “A algunas empleadas han llegado a preguntarles si no tienen quién pueda encargarse de los niños”, denunciaba una sindicalista empleada de Zara en A Coruña.

Lo curioso es además, que quienes apoyan estas donaciones, son quienes al mismo tiempo las bloquean en la sanidad pública. Tanto PP y Ciudadanos de Madrid rechazaron en 2018 una enmienda a los presupuestos regionales de 2019 para financiar con 21 millones de euros la creación de un centro de prontoterapia – una novedosa técnica en España para tratar el cáncer-. En su lugar, QuironSalud sí llevó a cabo la construcción de este lugar y es la sanidad privada la que atienda a los pacientes públicos que prueben este tratamiento (a través de dinero público, dicho sea de paso).

¿Por qué se negó PP-Ciudadanos a financiar ese centro de cura de cáncer? Pues es muy sencillo: porque ya contaban con las famosas 13 máquinas de radioterapia de Amancio. El bueno de Amancio había solucionado el desaguisado de la sanidad pública madrileña a través de su fundación.

Sin embargo, nada de esto sería necesario si Amancio y otros tantos como él pagaran lo que deben. El historiador y escritor Rutger Bregman dejó, hace unos meses en el Foro de Davos, un discurso clarificador al ir directamente a la posible solución a muchos de los problemas del mundo: los impuestos. “Escucho a la gente hablar de participación y justicia, igualdad y transparencia pero casi nadie menciona un auténtico problema: la evasión de impuestos”, aseguró Bregman. Y añadió: “Dejad de hablar de filantropía y empezad a hablar de impuestos. Impuestos, impuestos…”.

Amancio Ortega ha entrado en campaña electoral para quedarse. Porque este señor representa lo que hacen las grandes empresas con sus enormes fortunas. Al final la opción está entre elegir a quienes quieren optar por políticas que apuesten por medidas sociales, o a otras que sigan recortando en sanidad, mientras tiran de donaciones privadas.  Si todo este debate sirve para que entendamos la necesidad de pagar impuestos en nuestro país, habrá servido para algo. Porque los impuestos pueden salvan muchas vidas, muchas más de las que pueden salvarse por caridad.

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