¿POR QUÉ LA MASACRE DE BARCELONA?
POR COLECTIVO KAOSENLARED
El
odio legítimo a estas acciones y nuestra
solidaridad hacia las víctimas inocentes no deben nublarnos el pensamiento. Hay
que reflexionar serenamente sobre las causas y las consecuencias de esta oleada
terrorista en la civilizada Europa.
Las
bárbaras acciones del terrorismo yihadista no son nuevas. En Líbano, Iraq o
Siria son desgraciadamente habituales. La novedad es que, de un tiempo a esta
parte, han empezado a producirse también en el ‘civilizado’ occidente: París,
Bruselas, Niza, Estocolmo, Manchester, Londres… y ahora Barcelona. Se trata de
acciones de extrema crueldad, dirigidas contra concentraciones masivas de
personas en lugares populares y concurridos (conciertos, mercados, céntricas
avenidas y paseos…) con el propósito de producir pavorosas masacres.
Pero
el odio legítimo a estas acciones y
nuestra solidaridad hacia las víctimas inocentes (con las que nos
identificamos porque podríamos ser nosotros o algunos de nuestras personas más
queridas) no deben nublarnos el
pensamiento. Estos días volveremos a escuchar hasta la saciedad llamamientos a
la “unidad de la patria contra el terrorismo”, “todos contra el enemigo común”…
Con ese pretexto pretenderán que volvamos nuestra ira contra la comunidad
musulmana y que aceptemos mayores restricciones de libertades (de huelga,
manifestación, de expresión, intensificación de la criminalización del
referéndum catalán…) y una mayor impunidad policial. El racismo, la xenofobia,
la ultraderecha y el autoritarismo estatal encuentran en el cruel terrorismo
yihadista un excelente aliado.
Hay
que reflexionar serenamente sobre las causas y las consecuencias de esta oleada
terrorista en la civilizada Europa. ¿Quién es el responsable de la situación de
guerra, barbarie y expolio de los recursos en varios países árabes, caldo de
cultivo para ideologías fanatizadas y de odio extremo contra los países
occidentales y sus poblaciones? ¿De dónde surgió Al Qaeda, Daesh…? ¿Quién los
financió? ¿Qué papel han jugado EEUU y sus protegidas autocracias petroleras,
con Arabia Saudí a la cabeza? ¿Es casual que buena parte de los terroristas que
están actuando en las ciudades europeas sean jóvenes procedentes de una
periferia urbana marginalizada?
Probablemente
los responsables últimos de esta bárbara situación, que desgraciadamente
amenaza con prolongarse en el tiempo (cuando un problema enraíza socialmente
sólo desaparece si se actúa sobre las causas), estén más cerca de lo que nos
parezca. Las organizaciones de la clase trabajadora y los movimientos sociales
deben, debemos, rodear de la más amplia solidaridad a las víctimas de estos
criminales atentados pero también
tenemos el reto de levantar un poderoso movimiento contra el expolio de las
riquezas y la participación en guerras y ocupaciones por parte de nuestro
propio Estado; de luchar contra la ultraderecha, el racismo y la xenofobia; de
defender las libertades y derechos democráticos, y de luchar contra el
capitalismo y por una sociedad construida sobre la igualdad y la justicia
social.
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