A BOMBARDEAR MEZQUITAS
ANÍBAL MALVAR
María
Dolores de Cospedal se va a gastar medio millón de euros en Chinchilla
(Albacete) para construir un barrio árabe, con el fin de que nuestros valerosos
soldados lo invadan y bombardeen. La verdad es que esta señora no para de
sorprendernos con sus estridentes simulaciones. Se me ocurre hasta un chiste
fácil.
A
fuer de ser objetivos, señalar que la idea no es orginal de nuestra ministra de
Defensa. El ejército español ya goza de dos aldeas afganas en Almería y
Zaragoza tan cucas que te dan ganas de ser Bin Laden. Pero la de Chinchilla va
a tener mezquita e incluso un centro comercial. Juega en otra división
guerrera, o sea.
El
problema es de delicadeza. No sé cómo le sentará esta nueva simulación
cospedaliana a los soldados musulmanes del ejército patrio. Tengo entendido
que, en Ceuta y Melilla, uno de cada cuatro militares españoles profesan en lo
de Alá. No quiero imaginar lo que diría Rafa Hernando si los marroquíes, los
argelinos o los sirios construyeran una réplica de Guadalajara para simular sus
invasiones y destripes de la sociedad civil. Creo que en esto de ensayar
matanzas es necesario actuar con más fineza, evitando herir sensibilidades. No
sé si fue Mark Twain o Ambrose Bierce quien señaló que uno empieza asesinando a
un hombre y acaba perdiendo los modales en la mesa. Son insondables los caminos
a la mala educación.
No
hace mucho, el senador de Compromís Carles Mulet elevaba una pregunta al
Gobierno para saber si el país está preparado para una invasión zombie. No sin
prontitud, las huestes marianas nos revelaron que carecen de “protocolo
específico” para enfrentar un “apocalipsis zombie”, lo que provocó gran
inquietud en nuestra sociedad y seguramente incidirá en nuestro PIB a partir
del primero de noviembre por la caída de la industria floral.
De
ahí que quizá Cospedal podría haber simulado otro decorado para que nuestros
soldados afinen la balasera. Un cementerio o el mismo Senado serían escenarios
ideales para ensayar la respuesta militar a ese supuesto apocalipsis zombie. No
había que erigir tanta mezquita, ministra, coño.
Después
del 11-M, parece ligeramente provocadora esta decisión del Ministerio de
Defensa. Como si dejáramos demasiado claro a quién consideramos enemigo. Se
podría haber construido un campo de entrenamiento con las torres gemelas, el
obispado de Alcalá o el palco del Real Madrid, pero la ministra cosecharía una
reprobación del Congreso y una fuga masiva de followers de Ciudadanos en
twitter, lo que desataría una seria crisis gubernamental que pondría en riesgo
alguna que otra siesta en Moncloa.
Lo
del poblado árabe no viene a confirmar otra cosa que nuestra nostalgia
colonizadora. Se hollywoodea militarmente con el mundo árabe sin tener en
cuenta lo que pueden pensar los árabes, ya que son considerados una especie de
remotos aborígenes. Y aquí sí estoy seguro de citar a Bierce y su Diccionario
del diablo: “Aborígenes: Personas de escaso mérito que entorpecen el suelo de
un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan”.
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