POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Y
bueno pues, los argentinos han votado a sus verdugos. Han votado en estas PASO,
el vetusto relato imaginario de Macri y sus asesores “posverdaderos”, tan
limitados en su hacer y tan funcionales a los intereses, de vaya a saber quién…
la mentira, el resentimiento y el simulacro reinan, no olvidemos que los
pueblos sin memoria llegan a ser sojuzgados y esclavizados sin piedad alguna.
Pero
no nos engañemos, repensar la Argentina “dorada a la hoja” de Macri offshore,
‘fan’ del gobierno yanky, que pretende intervenir militarmente a Venezuela,
significa establecer un diálogo con la “falsa modestia”. En fin, el ciudadano
que ha adherido a Macri con su voto, con su “miedo” a cuestas, no aprenderá
nunca a juzgarse ni tan ruda, ni tan duramente, en su cobardía sellada en
tattoo de ocasión. Es “miedo” al “miedo”, los que llevan a las personas a
entregar su libertad, por un cautiverio, en ¿seguridad? y sin dejar de seguir
tendencias fitness y veganas, preparando su cuerpo para los gusanos.
Deviene
pensar que luego de un año y 8 meses de gobierno PRO, con sus política
desastrosa de ajustes, censura, represión y entrega, el pueblo ha elegido con
un dejo de Síndrome de Estocolmo, esta opción ridícula, asimilada a un pasado
desastroso, caerán en la cuenta de que de un modo u otro son cómplices del
fraude, la mentira y el resentimiento.
Ha
triunfado sin dudas, el odio hacia la demonizada ex-presidenta Cristina
Fernández, devenido en este voto irresponsable, cimentado y publicitado desde
hace años por el monopolio de medios y sus personeros nefastos, que en
Argentina manipula la realidad de millones de ciudadanos, plenos de
resentimiento hacia esta mujer, vilipendiada, difamada, injuriada, como nadie
en la Argentina contemporánea. Es necesario e indispensable dejar muy en claro
que no he adherido jamás al peronismo ni al kirchnerismo, ¡mas! he sufrido un
patético y poético exilio en Montevideo en el primer gobierno K, que se perpetúa
hasta hoy, metaforizado en una censura total y absoluta a mi obra, pero nunca
he negado a la ex-presidenta la calidad de potente estadista y talentosa
política, quien lo hiciera, es simplemente un imbécil, y de estos está pleno mi
país.
La
desinformación y la fábula insana se ha desplegado en un país en que no hay
lugar ya para ninguna comprobación cierta de nada. Existe un gran número de
hombres y mujeres formados e instruidos para actuar en el secreto, entrenados
para no hacer más que eso, ya sea desde las macro-corporaciones mediáticas o
desde cualquier poder, en acto de confrontar y defecar en el pensar y sentir
del pueblo argentino, en su mayoría domesticado y alienado, siguiendo la
tendencia que marca la frasecita del pastorcillo mentiroso: “si, se puede”.
Se
han conformado cuadros especiales de hombres de las más variadas profesiones,
armados de archivos reservados, de observaciones y análisis secretos, en fin,
mercenarios rentados. Estos infectos contratados disponen de diversas técnicas
para la explotación y manipulación de esos asuntos secretos, consumidos con
unción por las burguesías parásitas tilingas, que conforman un amplísimo
espectro de la comunidad, en pie de guerra abierta al pasado y la significancia
y significado del relato de la historia que se ha eliminado… como sedimento se
ha instalado el mantra sobre “la pesada herencia”, replicado en cada
presentación estelar de offshore y de su corte de los milagros empantanada en
su pasado inconfesable, tapado y silenciado, hasta en sus más mínimos detalles.
Dejo
de manifiesto, en mi calidad de ser, a quién ya nada asombra, ‘indignado y
harto’ de tanta estafa, que estos medios monopólicos elevaron a categoría de
símbolos a personajes anodinos, acomodaticios, esclavos de tendencias de
temporada, siempre en el camino de elevarse cual Mesías inversos, a cualquier
costo y al margen de todo lo que tiene de trascendente la aventura de vivir,
con la inestimable anuencia de una comunidad anestesiada. Aventura de vivir, en
el disenso y la resistencia, a un sistema esclerótico y estúpido, silenciando
las voces y las vidas de quienes se atreven a existir en ávidos límites de la
vida.
Si
la ley es el límite, la legitimación a favor de las burguesías oligarcas y
corporacionistas, excede abundantemente a la propia ley; son la coartada de la
ley, su límite ilimitado.
Los
que siempre resistimos al fascismo, no deseamos de ningún modo ser condenados a
vivir, en tiempos de sueños a destiempo y fuera de temporada, donde mandan
soberbios, ignorantes, inseguros, represores, incapaces, excluyentes y sobre
todo indiferentes al devenir de los pueblos y sus circunstancias.
Ante
el estado de las cosas, no puedo dejar de hacer mención de la desaparición de
un artesano de El Bolsón, en plena campaña electoral, su nombre: Santiago
Maldonado, el 1º de agosto en Chubut… dos testigos manifestaron ante la
justicia que el joven fue “agarrado por Gendarmería, le pegaron y subieron a
una camioneta”, cuando la fuerza desalojó, en su habitual bestial estilo, una
protesta mapuche en la ruta 40 de esa provincia.
Se
aguardan explicaciones de funcionaria de Seguridad y de Macri, que no llegan,
¿o todo quedará sin respuesta?, como tantos ilícitos que se desvanecen en el
blindaje mediático, que no cesa de replicar las historiolas gestadas en la
“cocina de las productoras de globitos”.
En
un país en estado de derecho, hace varios días que estaríamos marchando sin
cesar hasta que Santiago Maldonado aparezca: vivo… no es el caso de Argentina.
No olvidemos jamás, que protestar es un derecho y reprimir un delito; ser
libres un derecho y un deber que debemos conseguir, a pesar de los militantes
de la represión y de la violencia terrorista de gobiernos en actos de
esclavizar y sojuzgar.
Sensación
de “orfandad” muy concreta se siente en Argentina. Sensación de violencia se
palpa y es latente en Argentina, mi país… se percibe de manera clara la falta
de verdad, la ignorancia, la agresión, la justicia ausente, la desazón, la
contaminación real y metafórica, la eliminación de la libertad de expresión. Se
reprime y silencia a los que piensan diferente y también a los que piensan. La
consigna es: “no pensar”, “ser leve”, “mentiroso”, “traidor” y “cobarde”.
Mentir,
acusar, descalificar, agredir, difamar, culpabilizar, dictaminar, decretar y
expulsar mintiendo, siempre la mentira cual signo de una administración
cacofónica, marcan la tendencia del comportamiento de los “neo-salvadores de
una patria para pocos”. Un tanto confundido, escéptico, pero consciente en
intuición, no dudo ya que han existido pactos a espaldas del pueblo, nada ha
quedado librado al azar. De otro modo no se concibe tanta impunidad de la
plutocracia que manipula el destino de Argentina.
Mi
ideal no busca definir un sujeto oprimido -al cual liberar- y se dirige en
cambio a favorecer las luchas de los diversos grupos ofreciendo análisis,
estrategias, así como críticas políticas y teóricas de las diferentes
opresiones y desviaciones que malversan el accionar político de un gobierno
como el de Macri, en permanente confrontación, con el pasado y sus espectros, oponiendo
e inoculando temor a su temor, en su intento de gobernar Argentina.
Los
hechos de corrupción endémica de la política, nos hacen a menudo perder el foco
de la crisis de existencia en la que nos debatimos intentando vivir y resistir
la toxicidad de personajes funestos e irresponsables, que manipulan la realidad
de millones de seres que se arrastran miserablemente hacia un horizonte
“pintado a mano”… discusiones y continuas ‘quejas’ estériles que poco o nada
aportan a la lucha contra la crisis global. Un modelo depredador, que sólo
considera el beneficio económico inmediato, está en la raíz de la situación
crítica que vivimos, todos/as, con distinciones, sin dudas.
Una
actitud subversivamente coherente como las que han tenido poetas como Antonin
Artaud o René Crevel, nos sume en dar una visión de la Argentina, en un tumulto
de nihilismo, pesadillas, visión enferma y degradada de esta nación,
perversidad, sado-masoquismo, epifanías, obscenidad, cinismo, que estallan en
este editorial, cual diagnóstico “naturalista” de los efectos que el odio, el
miedo y la fealdad, interpuestos en el destino fatal de un pueblo, que camina
con tedio, lenta, pero inexorablemente a su fracaso, en su afán de ser los
“campeones del mundo”.
No
falta nada, creo, en mi enunciación desengañada de suciedades y de hipocresías,
que me inspira el gobierno de Macri y su devenir ahistórico, con tique de ida y
vuelta, en giras turísticas por naciones y reinos de las más diversas regiones
del mundo, en tendencia casual farandulera. Siendo sincero conmigo mismo, libre
y verdadero, a fuerza de evidencias que se encuentran en los basureros de una
comunidad y en las zonas más viscerales y reprimidas de la conducta humana,
quizás acabo por romper con todas las barreras, prejuicios y convenciones, que
frenan el arranque definitivo que debería dar el pueblo argentino, a pesar de
la estafa que le proponen, como proyección de los fantasmas que paralizan el
accionar del ciudadano mediatizado, fóbico y temeroso.
Poseídos
por la obsesión del poder, sin rumbo adonde dirigirse, presidentes como Macri,
en un marco dantesco, en el que la ficción y la comedia dramática toman
perfiles nítidos, de narcisos e incapacidades, degradan en actos irresponsables
y caprichosos la condición humana.
Un
nuevo paradigma se ha instalado en este sistema, donde los individuos, son
espectadores pasivos del acontecer de su vida… Y el principal cambio que ha
tenido espacio en este tiempo de gobierno PRO, fue “el rapto de la realidad”…
¿les cabe alguna duda?
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