lunes, 28 de agosto de 2017

DIFERENCIA ENTRE DAR LA CARA Y TENER CARA

DIFERENCIA ENTRE DAR LA
 CARA Y TENER CARA
DAVID BOLLERO
Esta mañana es posible leer un artículo de José Antonio Zarzalejos, uno de los periodistas que mejor conocen la Casa Real, en el que se viene a alabar a Felipe VI por haber acudido a la manifestación contra el terrorismo del pasado sábado en Barcelona. Imagino que es un intento más por salvar la imagen de una Corona cada vez más deteriorada… pero por ahí sí que no pasamos; sería lo último, que lo que para cada vez más personas es tener mucha cara, algunos nos los quieran vender como que es dar la cara.

A veces sorprende que con lo preparado que está -y el dinero que nos ha costado a todos l@s español@s-, qué poco se entera de lo que sucede… o qué poco se quiere enterar. El Borbón podría haber ganado puntos, podría haber subido una popularidad que vuelve a estar tan por los suelos como cuando se articuló la abdicación de su padre, si hubiera actuado de otro modo: habría bastado con acudir a la manifestación y sumarse al dolor de toda España pero, admitiendo públicamente que no se continuará negociando con países que financian el terrorismo.

No lo hizo, ni él ni el Gobierno. Es más, todos ellos continúan cortejando dictaduras para seguir negociando, tal y como nos desvela hoy Ferrán Barber. “Si no lo hacen unos, lo van a hacer otros”, así defendía en enero el ministro de Economía, Luis de Guindos, los negocios con los petrodólares del Golfo. Tanto Gobierno como monarca acudieron a Barcelona y mientras, no sólo no se arrepintieron de sus mercadeos turbios, sino que los potencian aún más.

Eso no es dar la cara… eso parece más bien tener mucha cara. Dar la cara sería afrontar la realidad y dar un paso al frente y convocar un referéndum para que el pueblo español pueda decidir si queremos más Borbones o no. Lo honesto, realmente, habría sido no aceptar la operación Salvar la Corona que se ejecutó cuando abdicó su padre. No hubo tal honestidad entonces y no la hay tampoco ahora .

Ahí sigue la Casa Real, con los casi ocho millones de euros que nos cuesta cada año, con sus acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) cada vez que tiene ocasión, desde el día de la banderita, sus telegramas de condolencia o sus inauguraciones de actos benéficos. Ahí sigue el Borbón, con un sueldo de más de 230.000 euros al año, que él mismo se asigna, sin que haya desvelado siquiera dónde se encontraba cuando los terroristas atentaban en Barcelona.

Si algo quedó claro el sábado en la manifestación, en toda España en realidad, es que podrán seguir mercadeando con Derechos Humanos, pero lo hacen sin la autorización ni la legitimidad que podría otorgarles una gran parte del pueblo español. Para seguir haciendo eso hace falta tener mucha cara… no darla.

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