lunes, 23 de julio de 2018

NEOFRANQUISMO


NEOFRANQUISMO
JM AIZPURUA
El Poder del eterno señorito, triunfante en siglos imperiales en los que el robo y la esclavitud llevaron ríos de oro a la corona y allegados, fue derrotado por el siglo XX en el que nuevos ideales terrenales acabaron con el nacionalcatolicismo. El Mundo se debatía entre el comunismo y la democracia, pero el capitalismo europeo intentó con el fascismo una alternativa diferente anclada en el orden tradicional. En ella, en el fascismo, se agarró el Poder hispano, el eterno señorito y el clero, protegidos por la elite militar, para no aceptar la corriente de aire fresco que las nuevas ideologías traían como salvadoras de las clases populares sojuzgadas por la monarquía.
Cuando el inconcluso Estado español debió abrazar la tabla salvadora de la democracia aliada, su apoyo al fascismo (Hitler y Mussolini) fue la puntilla para que no surgiera un nuevo Estado europeo y en su lugar se construyera un bodrio de dimensiones épicas, España de vencedores regida por el Movimiento y sus Principios.

Y en ello siguen.
Es decepcionante observar al flamante caudillo de la nueva derecha mentir presentando como regeneración las viejas ideas, caducadas y casposas, del fascismo franquista. No aprenden y creen que es la forma, y no el fondo, lo que les distancia de Europa y de la creación de un Estado armónico y competitivo.
Esa visión genética del castellano mesetario, tan distinta del mediterráneo, o el galaico, del andaluz o el vasco-navarro y del sufrido wanche metido en este invento sin sentido, les obliga a exaltar su espíritu imperial, a proclamar su visión de España Una, para negar y derrotar al enemigo interno al que define como “populistas”, “nacionalistas”, “rojos”,  “podemitas y amigos de ETA”, pero tampoco a los “sociatas” les dan un carácter nacional español, pues solo cuando hacen lo que ellos dicen son considerados como “nacionales”. Esto es exactamente el fascismo.
Para ellos, nosotros, los que pensamos distinto solo somos españoles cuando estamos callados. Cuando hablamos, y no digamos cuando actuamos, se lanzan a por nosotros con las armas constitucionales que indebidamente utilizan sesgadas de neofranquismo. No lo ocultan y en su discurso de intenciones el nuevo caudillo amenaza con la vulneración de la Ley Electoral cambiándola para impedir que las opiniones de sectores opuestos a sus ideas logren escaños en un Parlamento. Esto también es exactamente el fascismo.
¿Volveremos al duelo Franco - Primo Rivera?
Parece que la derecha de Kennedy o de los padres de Europa, no cuaja entre los señoritos y el guerracivilismo es el enfoque único que su escasez de neuronas les permite. Se obsesionan con justificar lo injustificable.
Era siniestro el ver a Casado y Suarez, como sombras de un pasado, como seres anacrónicos, vestidos y hablados como ya no se estila por las calles, obsesionados por españoladas que ya no son de recibo, ajenos al dolor de las viudas pensionistas, los parados, los jóvenes a los que el marianismo ha expulsado al extranjero para ocupar los peores empleos. Uno no ve por las calles gentes con ese perfil neofranquista; solo se ven en las instituciones.
Los 180 votos les corroen las entrañas, ellos con sus 169 y el voto-chiste prestado, no alcanzan a imponerse y en la negociación y el acuerdo no tienen argumentos. Ni ganas, seamos sinceros, solo existe una España en sus cerebros, con ellos dirigiéndola, con Dios protegiéndola, y con “los otros” a buen recaudo, mudos y vencidos para que no puedan dar ejemplo. ¡Qué pena!
Esos 180 votos, cada cual en su casa y la Democracia en la de todos, son la garantía de un tiempo nuevo y la seguridad para los neofranquistas que nunca volverán sus ideas a triunfar. Al menos es lo que esperan los que se dejan su carne en las cuchillas de Ceuta y Melilla, los que son habituales en los comedores sociales, los que fichan y fichan el paro, los jóvenes que miran con terror al futuro, los niños que tienen hambre y los que se ahogan en nuestras aguas que ya de por si su sola existencia anula toda legitimidad a la supuesta democracia 78 que dijo ser un Estado Social y los neofranquistas la devaluaron, la corrompieron y abrieron sus arcas al saqueo.
Hoy; está todo por hacerse de nuevo.

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