URGE UN PLAN MARSHALL (O UN CURBELO)
PARA LA PALMA.
ELOY CUADRA
Después de más de una década sin ir por La Palma, casualidades, la semana pasada me fui a pasar unos días y coincidí allí con el presidente Sánchez, a propósito de esa humillada entrevista que el ilustrísimo le concedió al señor Clavijo tras tanto ruego. Lástima que no llegué a verlo, le habría dicho cuatro cosas, pero yo andaba por la zona de Los Llanos y al señor Sánchez ni por asomo se le ocurrió acercarse por allí -y mira que fue veces cuando lo del volcán-, después de los sucesivos renuncios, abandonos, vergüenzas y promesas incumplidas con las familias afectadas por el evento natural. Esta pequeña anécdota no da para mucho más, salvo para iniciar el artículo con algo de actualidad veraniega, porque de lo que en verdad quiero hablarles es de la situación tan preocupante que vive La Palma no precisamente desde hace poco y la urgente necesidad de actuaciones varias en su defensa.
Algunos datos
muy reveladores. Ya saben que me gusta acompañar
mis artículos con datos, y por desgracia los que hay sobre La Palma no son nada
buenos. En lo relativo al paro La Palma registraba junto a Gran Canaria el
mayor incremento de demandantes de empleo de toda Canarias para el primer
trimestre de 2024, con más del 16%, con Tazacorte como municipio líder de
Canarias en esta triste clasificación con más de un 21% y Garafía en tercer
lugar con un 20,5%, y ello en pleno boom turístico, con récord de
visitantes en sonada bonanza económica. Por lo que parece en La
Palma sucede como en esa película de Berlanga que me sirve para titular el
artículo, en la que los americanos pasaban de largo con su riqueza y no se
paraban en el pueblo ni a tomar un café. Otro dato preocupante: más del 60% de
los parados de larga duración de La Palma son mayores de 45 años, lo que nos da
una idea de la dificultad para su reinserción laboral y nos ofrece alguna pista
sobre el envejecimiento poblacional de su menguante población. Y digo menguante
población porque en los últimos 22 años la población de La Palma solo ha
crecido un 1,16% (el porcentaje más bajo de todas las islas), un aumento mínimo
que sería decrecimiento alarmante si no se contaran los extranjeros que llegan
para quedarse a vivir, sobre todo alemanes y venezolanos, como bien publica un
titular del digital palmero El Time de fecha 7 de enero de 2024: La
Palma es la isla Canaria con menor crecimiento de población y solo aumenta por
la población extranjera. Y si malos son estos datos aún peores en el
asunto de la vivienda, a tenor de los desorbitados precios y la casi nula
oferta de vivienda asequible. Así, en municipios como El Paso (2.103
€/m2) o Los Llanos (2.149 €/m2) el precio medio del metro
cuadrado para venta en mayo de este año sobrepasaba los 2.000 euros, siendo
solo algo más bajos en otros municipios palmeros, sin viviendas en alquiler
para prácticamente nadie si no eres turista y buscas un vacacional. Una
situación que contrasta enormemente con el dato de las viviendas vacías, en
torno al 26% del total de viviendas de la Isla Bonita, según el último informe
del INE de mediados de 2023. Unos datos sobre vivienda que vine a confirmar
cuando me paré frente a una inmobiliaria de Los Llanos a mirar las ofertas de
venta, con casi todo de medio millón de euros para arriba, lo único más barato,
que no era nada barato, unos apartamentos en Los Llanos desde 380.000 euros y
otros en Las Manchas desde 398.000 euros. Y así llegamos al último dato,
quizá el más preocupante y revelador, que anticipa el escaso futuro que tiene
La Palma como cultura y como pueblo si no actuamos pronto, que no es otro que
la bajísima natalidad, a la cola de Canarias y de España entera, como publicaba
el Diario de Avisos del pasado 23 de agosto, Canarias toca fondo con su
tasa de fecundidad, la más baja de España, 0,86 hijos por mujer, con
datos especialmente bajos en La Palma y las otras dos islas verdes, cuando,
según los expertos, para que haya relevo generacional se necesitan 2,1 hijos
por mujer.
Como ven todo
muy triste y desalentador sin duda, en el lado bueno, si van de vacaciones unos
días a La Palma ya saben que no se van a encontrar con la saturación de tráfico
y de gente que sufrimos en otras islas. Amortiguan un poco los datos de paro y
pobreza de la isla, de un lado la red de cultivos y huertas locales de
autoconsumo o venta cercana, que hacen que muchos alimentos esenciales estén
disponibles a mucho menor precio, y de otro lado la propia solidaridad y la
cobertura familiar, impidiendo que haya personas en extrema pobreza y abandono
en La Palma.
La vivienda. Su alarmante carencia de oferta incardina la mayoría de problemas
que afectan a La Palma, una vivienda que sigue faltando y mucho en toda la
isla, en especial en la zona de Los Llanos afectada por el volcán, donde ni
gobiernos locales ni estatales han cumplido con lo que prometieron. Visocan, la
empresa pública de viviendas del gobierno de Canarias sólo ha
proporcionado unas pocas viviendas, del resto no hay más que alguna moción
aprobada en el Parlamento de Canarias por la que se espera que se construyan
viviendas en alquiler en futuros años, tras la cesión también futura de suelo
público en algunos ayuntamientos, en la modalidad casi seguro tramposa de la
colaboración público-privada que tanto gusta a este gobierno y a los empresarios,
o lo que es lo mismo, más brindis al sol y proyectos en el aire que
difícilmente veremos realizados, y mientras tanto los jóvenes palmeros y los no
tan jóvenes, los que ya nacieron, sin futuro ninguno, obligados a emigrar de La
Palma para no volver nunca salvo en vacaciones, a ver a su familia, hasta que
un día sus familiares mayores fallezcan y acaben vendiendo su casa a alemanes
ricos. Así las cosas, como las familias de La Palma no pueden esperar décadas a
ver si van saliendo a cuentagotas estas promociones públicas, urge un plan para
La Palma que pase por poner en habitabilidad buena parte de ese 26% de las
viviendas vacías que hay en la isla, como hacen en otros países europeos donde
no tienen problemas en presionar legalmente a la vivienda vacía para que sea
puesta en alquiler. También urge, quizá más que en ninguna otra isla, limitar,
controlar, reducir el número o hacer que paguen las muchas viviendas dedicadas
al alquiler vacacional legales o ilegales que hay. Como muestra un ejemplo, he
ido a la página de Airbnb, ese conocido portal de pisos turísticos, y tras
poner en el buscador varios días de octubre en el municipio de Los Llanos
me salen nada menos que 275 alojamientos. ¡Esto no puede ser señores!, y me
cuentan amigos de allí que muchas son ilegales, sin declarar, sin pagar nada,
propiedad de extranjeros que las alquilan a extranjeros, sin dejar ni un euro
en la isla. Como ven, confiar en el mercado libre cuando el mercado es
salvaje y muy voraz, no arregla nada, a pesar de lo que algunos piensan.
Olvídense de que en La Palma vayan a venir empresas constructoras privadas a
promocionar vivienda privada en alquileres asequibles, no les interesa, no ven
el negocio. Para solucionar el problema de la vivienda, en toda Canarias pero
en La Palma especialmente, hay que legislar, intervenir y promocionar desde el
sector público, no hay otra.
La natalidad. Y si urgente es un plan por la vivienda en La Palma no es menos
urgente un plan por la natalidad en la isla, un plan que valdría para toda Canarias,
para toda España, pero que otra vez resulta especialmente necesario en La
Palma. Porque saben, en mi estancia en la isla sí que he visto a veces a
familias con niños jugando en la playa o en las plazas, y me alegraba la
postal, pero en cuanto me fijaba bien o me acercaba un poco me daba cuenta que
se trataba de familias alemanas o peninsulares, casi nunca de familias
palmeras. Hablando de todo esto el otro día con un canario amigo que tengo
exiliado en Alemania, me recordaba que por allí por cada menor que nace le dan
a la familia 219 euros al mes hasta los 25 años, que aumentan a 225 euros al
mes si hay un tercer hijo, y a 250 euros si es el cuarto. Y esto en un país
como Alemania con un sueldo medio que supera los 53.000 euros. Se entiende así
que haya por La Palma tantas familias alemanas felices con niños, y no las haya
palmeras, con situaciones parecidas en otras islas canarias. Y el asunto
vuelve a ser sencillo: si no hay vivienda y los proyectos van para largo o
muy largo, al menos ayudemos un poco a las nuevas parejas subvencionando
convenientemente los nacimientos. Si no lo hacemos así pronto La Palma será una
isla vaciada, como esa España del interior, o aún peor, una isla de gente de
fuera, como pasa en Fuerteventura donde la población autóctona anda ya por
debajo del 30%.
El modelo
turístico. Tanto o más de lo mismo para el
modelo de negocio turístico, porque La Palma, como La Gomera o El Hierro, por
su orografía montañosa, sus muchas zonas verdes protegidas y sus escasas playas
y zonas de llano, nunca van a recibir la atención de las grandes empresas
turísticas y otros buitres del sector que sí han colonizado islas como
Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote o Fuerteventura. En La Palma el sector
privado no va a invertir nunca a saco en busca de macroresorts de playa y
borrachera, pero esto que pudiera parecer una desventaja se convierte en
oportunidad. La Palma reúne las condiciones perfectas para desarrollar un
turismo diferente, de más calidad, más sostenible, sin masificaciones, un turismo
que aprecie la naturaleza, la respete y así lo entienda y pague por ello. El
alemán es el turista extranjero que más viene a La Palma, y los alemanes son
serios y de alto poder adquisitivo, pueden y quieren pagar más, pero hay que
desarrollar este modelo y saber gestionarlo desde La Palma, por y para La
Palma, potenciando el consumo local en todos los sentidos, para que el dinero
que llega se quede, no como hasta ahora, con paquetes y negocios en origen, con
alquileres sin dar de alta o gestionados por extranjeros, sin ecotasas de
ningún tipo. Tampoco es la solución fomentar la llegada de
megacruceros contaminantes al puerto de Santa Cruz, con turistas que comen
en el barco por el todo incluído y apenas salen a dar una vuelta y tomar un
café, unas galletas o un taxi. Curioso porque este tipo de modelo turístico más
sostenible y respetuoso que se está pidiendo desde amplios sectores de la
población canaria, para toda Canarias, se me antoja bastante difícil para las
islas capitalinas o las dos islas orientales, pero aún estamos a tiempo de
desarrollarlo en La Palma.
El
sector primario. Agricultura y ganadería,
otrora sectores muy importantes en toda Canarias y especialmente en La Palma,
hoy ya no tanto, pero igualmente urge recuperarlos como sectores productivos alternativos
al turismo. Para empezar porque La Palma cuenta con aguas subterráneas en
abundancia para surtir los cultivos y la ganadería de toda la isla, como así ha
apuntado en repetidas ocasiones el investigador experto en la materia Carlos
Soler, aunque se sigue apostando por desaladoras muy caras con agua de peor
calidad. En cuanto a la agricultura propiamente dicha, se mantiene una
producción familiar muy atomizada pero fructífera, si bien en franco declive
por la falta de relevo generacional, producto de la emigración masiva de
jóvenes y la bajísima natalidad.Tres cuartos de lo mismo para la
agricultura a mayor escala, con un cultivo generalista muy extendido en La
Palma como es el plátano, fuertemente subvencionado y que sin embargo no da renta
más que para algunos empresarios pudientes, hasta que duren las subvenciones.
De otra parte están el aguacate y la viña, con potencial de desarrollo y más
beneficios por el mayor valor del producto final en el mercado, que ven frenado
su crecimiento por el predominio del plátano, y en el caso del aguacate por el
alto consumo de agua que no se facilita. Igualmente problemática es la falta de
mano de obra para trabajar las fincas, como las explotaciones ganaderas, éstas
últimas muy poco protegidas. Urge pues incentivar el atractivo y los beneficios
del trabajo en el sector primario, algo que nunca lograremos dejando que las
normas y los precios sean impuestos por las grandes superficies y las empresas
distribuidoras, dejando únicamente las migajas para los productores. Y de
nuevo volvemos al mismo problema de párrafos anteriores, si los palmeros
jóvenes y los no tan jóvenes se marchan por falta de viviendas, si se quiere
potenciar agricultura y ganadería, a falta de incentivos a los palmeros para
que nazcan niños o vuelvan jóvenes, habrá que buscar trabajadores entre la
población migrante extranjera, a lo que la xenofobia y el racismo crecientes en
nuestras islas no ayudan en absoluto.
La
clase política: el enemigo público número uno. Sin ser un entendido de la realidad social, política y económica de
La Palma, esto es lo que he podido sacar de mi visita reciente y de mis
conversaciones con personas del lugar, y estas líneas es lo que me ha salido
escribir en su favor. Y así llegamos a los actores que deben poner en marcha
este Plan Marshall de rescate urgente para La Palma, sus señorías los
políticos, a los que me permito calificarlos convenientemente como lo que
son, por su inoperancia, su corrupción y su ineptitud, por lo mucho malo que
han hecho y lo poco bueno que muestran, y por las consecuencias que sus
acciones y traiciones tienen en forma de sufrimiento para la población palmera,
y por extensión para toda la población canaria, sin ningún género de dudas, el
enemigo público número uno del pueblo canario. Convencido de esta realidad
política que sufrimos, mucho me temo que no va a ser fácil ver pronto un plan
de rescate eficiente para La Palma. Y bueno, si ese fuera el caso, si por las
buenas no es posible, a los palmeros siempre les quedará la opción de inventarse
a otro Casimiro Curbelo para La Palma, un político que tenga siempre la sartén
por el mango y pueda conseguir para la Isla Bonita, por las malas, lo que
Curbelo ha conseguido para los gomeros en tantos años, con Visocan y su yerno
promocionando viviendas en La Gomera a buen ritmo, con todo el mundo colocado y
la isla con la tasa de paro más baja de toda Canarias, inferior al 10%, más
baja incluso que la media del Estado. Aunque, esto es otra historia, quizá para
futuros artículos. Sin más, gracias a La Palma por esta bonita semana, y a
ustedes por haber leído hasta el final.
Eloy Cuadra
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