PASEANDO
JOSU AIZPURUA
Txintxo txintxo,
con mi katxaba, me arrastro con mis 78 años por el paseo y me cruzo con muchos
coetáneos que, haciendo gala de su tenacidad, siguen pelando con sus males y a
pierna suelta caminan sin temor a caerse por los suelos. Son setentones que al
borde de la ochentanía, edad límite para resistirse al carrito o la mano amiga
del migrante que se busca los papeles.
¿Se merecen esto? Son héroes de la genética que los pone frente a sus límites y ellos los niegan y caminan y caminan con un canto al Género Humano que lucha por la emancipación de sus seres. Los veo y me admiran, saludos César que se pelea con su persistente y Fulgencio que siempre que consigue levantarse de su cama se presenta en el banco y nos da su parte de alegría por la vida. Mi suegro Policarpe, fue un canto a la bonhomía y a la solidaridad del Género Humano y por ello le dediqué mi tiempo y mi escritura y le hice una novela, pero, Haití ya no le importa a nadie.
Pasamos los
estertores del Franquismo, la farsa de la Transición y la burla del Sistema78
tan igual tan igual que el anterior Sistema de los Principio Fundamentales del
Movimiento. ¿Nos merecemos esto? Pues quizás sí, y ello me apena.
Ese esfuerzo
anciano incomprendido que vive mal con su pensión menos los que las tienen como
pensionista-tope de 3 mil € donde se ocultan los puntales de la Casta, y entre
una mayoría no contributiva que vive ¿eso es posible? ¡Con 400€!
Reventado por sus
costuras el Sistema78, ninguna es por sus ancianos y ello me asombra y
entristece cuando los veo transitar en sus achaques por los paseos donde su
esfuerzo se convierte en heroísmo y cumplimiento de la tarea vital de aquellos
que hicieron lo más difícil por la Democracia y no se lo pagaron en salarios y
tampoco en pensiones, y aun así deben mendigar en antros institucionales por
artefactos que les hagan más llevaderas sus lesiones.
Katxabas al Poder.
Los bancos del
paseo, oasis de tranquilidad e intercambio de pareceres, la mayoría médicos,
oyen el lamento de unas generaciones que aún hoy no han aprendido la Ley de La
Casta, y votan pensando lo que les pueden quitar y no lo que su Derecho les
hace acreedores. El Franquismo aterró a muchos de sus súbditos para siempre.
Hoy canto a la katxaba, me arrastro con ella y espero que llegue una generación que diga ¡basta! Y caiga a katxabazos sobre La Casta y se abran los ojos de los jóvenes alzando su mirada del móvil.
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