LA EXTREMA DERECHA DEVORANDO A SUS HIJOS
DIARIO RED
Saturno devorando a su hijo —Pintura de Francisco de Goya
Una vez que se suelta a la bestia, una vez que se la legitima, una vez que no se toman medidas para detenerla, su aspiración y su voluntad es acabar con todo
Alo largo
de esta semana, Alvise Pérez ha difundido bulos racistas sobre el crimen de
Mocejón, ha sido denunciado ante la fiscalía
por el periodista de Canal Red, Raúl Solís, por inventar
un bulo difamatorio contra él y ha lanzado una violenta cacería
contra la diputada de Podemos, Martina Velarde, desatando
en ambos casos decenas de amenazas de violación, mutilación y muerte por parte
de sus más de 600.000 seguidores en Telegram.
Pero los objetivos del eurodiputado ultraderechista no se limitan a los enemigos tradicionales de los reaccionarios como pueden ser las personas migrantes, las feministas, o los periodistas, políticos y activistas de izquierdas. De un tiempo a esta parte y muy singularmente desde que decidió dar el salto electoral, Alvise ha empezado a atacar periódicamente también a figuras del PP y de VOX.
En el
último episodio de esta operativa, este sábado, Alvise lanzó en su
grupo de Telegram una andanada contra la portavoz de VOX en el Congreso, Pepa
Millán. Muy posiblemente como consecuencia a las críticas que Millán le ha
dirigido en los últimos meses de forma directa, Alvise ha recogido una
intervención de hace un año en el Senado de la actual diputada en la cual
defendía acabar con el anonimato en las redes sociales para revelar detalles
sobre su vida personal y sugerir que su ascenso en el partido se habría debido
a las relaciones sentimentales que supuestamente ha mantenido con diferentes
dirigentes de VOX.
Los
motivos por los cuales Alvise hace esto son perfectamente comprensibles. Por
un lado, está intentando disciplinar mediante la violencia política y el miedo
a cualquiera que emita una crítica contra él. De esta manera, no solamente
busca amedrentar a sus objetivos directos sino también a cualquier persona que,
en el futuro, se plantee criticarlo. En segundo lugar y mucho más
importante, estamos obviamente ante una táctica electoral. Al competir
Alvise por el mismo electorado que el PP y VOX (o, siendo más precisos, por una
parte muy significativa del mismo), las campañas negativas contra sus
principales competidores por el voto de extrema derecha buscan, en un primer
paso, desmovilizar a sus votantes y, en un segundo paso y si todo va bien,
pescar en la desmovilización.
Las campañas negativas contra
sus principales competidores por el voto de extrema derecha buscan, en un
primer paso, desmovilizar a sus votantes y, en un segundo paso y si todo va
bien, pescar en la desmovilización
De hecho,
la realidad demoscópica actual según la cual hay muy poca transferencia de voto
a través del parteaguas que separa el campo conservador del campo progresista
sitúa un incentivo objetivo y poderoso en el combate con los competidores del
mismo campo. Esto permite prever que la batalla entre los tres actores
que pelean por el voto de la extrema derecha —PP, VOX y SALF— no hará sino que
recrudecerse. Ya lo vimos con la ruptura de los gobiernos autonómicos con
el PP por parte de VOX a cuenta del reparto de menores migrantes no acompañados
y es exactamente lo que volvemos a ver con los ataques directos de Alvise a
figuras del PP y de VOX.
En esta
cruenta batalla cuya intensidad pronosticamos va a aumentar, las armas
predilectas de los contendientes no van a ser el contraste de programas, la
argumentación o el debate político. Como es evidente, las mismas armas
antidemocráticas que la extrema derecha utiliza contra la izquierda las va a
utilizar contra sus competidores de su campo político. La difamación,
la fabricación de noticias falsas, la denuncia espuria ante los juzgados, el
calentamiento de sus bases radicalizadas para buscar el acoso verbal y físico
de sus oponentes, todo el repertorio de violencia política que ya conocemos va
a ser desplegado por los tres actores políticos del campo conservador porque no
saben hacer otra cosa.
Es más,
dado que los actores relevantes en la derecha y la extrema derecha no son
solamente los partidos y sus cargos públicos sino también importantes elementos
dentro del poder judicial, del poder mediático o de las fuerzas de seguridad
del Estado, que a nadie le quepa duda que toda la mencionada artillería será
utilizada también contra ellos. De hecho, Alvise ya ha señalado a
periodistas, a jueces, a policías y a Felipe VI en su canal de Telegram.
Hemos
acabado muchos de los editoriales de Diario Red citando el famoso poema de
Niemöller: “Cuando vinieron a por los comunistas, yo no dije nada porque yo
no era comunista. Cuando vinieron a por los sindicalistas, yo no dije nada
porque yo no era sindicalista…” Pero, como ya ha demostrado el fascismo a
lo largo de la historia, la cadena de cacerías que enumera Niemöller no se detiene
en el parteaguas que separa el centroizquierda del centroderecha. Una vez que
se suelta a la bestia, una vez que se la legitima, una vez que no se toman
medidas para detenerla, su aspiración y su voluntad es acabar con todo. No
nos podrán decir que no avisamos.
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