AGOÑEHELETO: RIGOR HISTÓRICO
AGUSTÍN GAJATE
Cada vez que veo en la televisión la recreación de la aparición de la imagen de la Virgen de Candelaria a los guanches del menceyato de Güímar me asalta una duda: ¿Vestían los guanches de entonces con esas pieles similares a las de una oveja blanca lanuda con las que aparecen ataviados quienes participan en la representación?
Si existen fundamentos históricos que lo justifiquen, no tengo nada que argumentar, pero lo que he leído sobre la indumentaria de los guanches del siglo XV, escrito por cronistas, historiadores e investigadores, no parece apoyar el aspecto con el que se nos recuerda la efemérides y, lo que es peor, esa estética revela un lamentable contraste con las esculturas del artista José Abad que se erigen en ese mismo escenario, bastante más cercanas a la realidad.
Si tomamos como
referencia a Fray Juan de Abreu
Galindo, "el vestido de los canarios eran unos toneletes hechos de
juncos majados muy juntos al cuerpo y tejidos que llegaban a la rodilla; y
ceñíanlo por la cintura, y después se echaban encima unos pellejos cosidos muy
primamente, que llamaban tamarco, en verano el pelo afuera, y en invierno
adentro, muy galanos y pulidos; y en las cabezas, tocados de pellejos de
cabritos, que desollaban enteros, y las garras caían por las orejas, amarrados
al pescuezo; y algunos traían unos como sombreros con plumas en ellos; y los
tamarcos y toneletes y los demás vestidos eran pintados de diversas colores de
tintas, que hacían de flores y erbas. Y del mismo hábito usaban las mujeres de
pellejos como refajos altos del suelo. Criaban cabello y cojíanlo atrás, como
trenzados con juncos majados. Hacía las costuras de los tamarcos y cueros, con
tanto primor y delicadeza, que no hubiera persona que su vista no engañara,
para afirmar que se hicieron con agujas muy delgadas y hilo preciado portugués,
y los repulgos de muy pulidas labraderas. Traían calzados unos pedazos de cuero
de cabras, atados con correas del mismo cuero crudo."
Por su parte, Antonio Sedeño
escribió que "las pieles adobaban a modo de
gamuzas de que hacían su vestido. El primero y más pulido una tuniceta con
medias mangas cerradas hasta la sangradera y por bajo de la cintura, era en
hombres y mujeres principales. En las mujeres ponían encima como enaguas de
faldellón otro atado a la cintura y después otra ropa que las cubría todas como
casacón o sobretodo. En los hombres eran tres, el primero del modo que dijimos
a modo de justa (...) la rodilla el último pieles más gruesas y largo hasta los
pies. Tenían calzado a modo de sandalias y medias de borceguíes. Los plebeyos
andaban descalzos de pié y pierna y trasquilados barba y cabello y con un
zumarrón de pieles sin costura por los hombros, los brazos de fuera y algunas
veces con media manguilla y en lo interior tenían por la cintura cubiertas sus
partes. Los nobles tenían cabellos largos, mayormente en lo alto de la cabeza
le dejaban bien crecidos, y alrededor lo quitaban. La barba era larga y el
bigote sobre la boca era quito. El vestido le cosían con nervios y correítas
hechas de tripas de animales, y con espinas de pescado y agujones de palo y
tenían por leznas y eran costuras muy finas y excelentes las gamuzas eran muy
buenas adobaban (...) tenían mujeres dedicadas para sastre."
El ingeniero
italiano Leonardo Torriani afirmó en su obra 'Descripción e historia del reino
de las Islas Canarias', escrita en el año 1588, que "los canarios vestían
telas de hojas de palmera tejidas junto con juncos, con admirable labor y
artificio. Con éstas hacían ciertas faldillas, más o menos como las romanas, y
se las ceñían por encima del talle, para cubrirse honestamente las carnes.
Después con algunas pieles de cabras blancas, muy bien preparadas y cosidas, se
vestían el busto; y encima, a manera de capa, llevaban en invierno dos más, con
su lana, abiertas por un lado, como si fuese una hopalanda, a la cual llamaban
tamarco. En lugar de sombrero llevaban una piel de cabrito doblada, a manera de
escofia alemana, atada arriba, donde está el cuello, dejando colgar las pieles
de las patas. Este traje, como se ha dicho en el capítulo precedente, se
acompaña en los nobles con pelo largo, y en los villanos con la cabeza
afeitada. Las mujeres vestían pieles preparadas como los trajes de piel que se
usan en Lombardía y en otros lugares fríos; y con ellas, como con un traje
talar, se cubrían desde el cuello hasta los píes. Los pelos los trenzaban con
juncos en lugar de cintas y los dejaban caer libremente sobre los hombros,
dejando la frente descubierta, como principal campo de sus bellezas. Todo
cuanto se refería al vestido canario era tan bien hecho y artísticamente
cosido, como más diestramente se podría hacer entre nosotros. La tela tejida
con hojas de palmera fue tan admirada por aquellos que la vieron, que su
inventora (que según dicen ellos, fue una mujer) merecía ser celebrada entre
ellos, como si fuese una Aracne, famosa entre los poetas."
Si existe cierto
consenso entre historiadores respecto al tipo de prendas con las que se vestían
los guanches, ¿por qué no se lleva a la práctica? ¿Quizá porque resultaría muy
costoso reconstruir aquella indumentaria? ¿No merecería la pena dedicar algunos
recursos económicos en intentar recuperar aquella vestimenta, para que el acto
tuviera algo de rigor histórico y así educar mejor a las nuevas generaciones en
el conocimiento de la cultura guanche?
He leído en
numerosas ocasiones opiniones de diferentes personalidades reclamando rigor
para la vestimenta tradicional con las que los ciudadanos actuales acuden a los
bailes de magos. ¿No deberíamos pedir lo mismo para un acto de carácter
institucional que pretende representar con dignidad una parte de nuestra
historia?
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