ADIÓS A LA BANDA DEL PEUGEOT
Álex Cámara / Europa Press
Al final va a resultar que la fuerza de Sánchez se alimenta de acumular debilidades. Ahora ya no es solo que Junts, BNG, PNV, ERC, Podemos o Bildu te puedan tumbar los presupuestos. Ahora se suma el de Ábalos a estos votos que pueden cambiar la historia de un país
Aeste paso, Pedro Sánchez va a acabar inspirando un cómic de la Marvel. Y es que no hacen más que pasarle cosas. Qué estrés de hombre. Volcanes, pandemias, fachoinquisidores en Ferraz, genocidas amigos, jueces priápicos persiguiendo a su mujer, lambanes y varas, un hermano que no cobra comisiones, otra vez Puigdemont a la fuga y no sigo, que esto es un no parar. Ahora, el que fuera su fiel Sancho, José Luis Ábalos, anuncia que no va a respetar la disciplina de voto del PSOE, su partido de siempre, que lo ha echado del grupo parlamentario por el caso Koldo y lo ha desterrado al gallinero de los proscritos.
Al final
va a resultar que la fuerza de Sánchez se alimenta de acumular debilidades.
Ahora ya no es solo que Junts, BNG, PNV, ERC, Podemos o Bildu te puedan tumbar
los presupuestos. Ahora se suma el de Ábalos a estos votos que pueden cambiar
la historia de un país.
Es la
hora del flash-back inevitable en toda película cursi de
desamor. Era 29 de octubre de 2016. Apenas cuatro semanas antes, El
Perro Sanxe había sido obligado a dimitir de la secretaría general del
PSOE por no apoyar la investidura de Mariano Rajoy (ya sé que ahora suena
raro). El madrileño era un bello cadáver político cuando aquel 29 de octubre
alumbró este tuit: “El lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los
rincones de España y escuchar”.
Que Ábalos amenace a Sánchez
es lo mejor que le podía suceder al presidente, pues ya la sola amenaza
convierte a Ábalos en felón y desleal
Koldo
García Izaguirre y José Luis Ábalos se subieron aquel día al viejo 407 diésel
averiado de PS y así nació La banda del Peugeot, como la bautizó el
portavoz pepero Miguel Tellado en un inopinado ataque de
ingenio. El humillado PSOE de entonces, con Susana Díaz arrodillada ante la
corrupta efigie de Rajoy, necesitaba épica. Algo de lo que Sánchez, Ábalos,
Koldo y el Peugeot andaban sobrados, pues no tenían otra cosa.
Todo
salió tan hermoso que hasta los anarquistas más furibundos dejamos escapar una
lagrimita furtiva, como si el PSOE fuera Bambi.
De
aquellos cuatro mosqueteros ya no queda ni el Peugeot, que, según leo en la
prensa facha, desapareció de la declaración de bienes de Pedro Sánchez en
cuanto pisó Moncloa. Koldo y Ábalos se defienden panza arriba de su presunta
relación con una trama de mascarillas y comisiones digna de la famiglia
Ayuso. De aquella épica de La banda del Peugeot solo queda
nostalgia. El PSOE ha vuelto a ser el de siempre y Pedro Sánchez ya perdió la
costumbre de rescatar migrantes, como cuando los 629 del Aquarius.
Cuando
sospechábamos que el don de lo extraordinario había abandonado al presidente,
aparece el juez Juan Carlos Peinado y lo convierte en héroe democrático de la
lucha contra el lawfare y, ojo al detalle, todo por defender a
su dama, a Begoña, lo que enternece mucho al socialista más conservador y
amante de la familia cristiana, y que andaba con dudas de si irse a Vox.
Al final,
Pedro Sánchez saca réditos hasta de las estocadas recibidas, pues el juez
Peinado se ha pasado tanto de vueltas que ya solo Alberto Núñez-Feijóo se lo
toma en serio, y PS acaba el cuento como el héroe perseguido por la fatalidad
(que persigue fatal, eso sí, señor juez).
Que
Ábalos amenace a Sánchez es lo mejor que le podía suceder al presidente, pues
ya la sola amenaza convierte a Ábalos en felón y desleal. Además, distancia a
PS del caso Koldo. Y el ex amigo despechado ejemplifica y
encarna así la implacabilidad del líder socialista contra la corrupción.
La buena mala suerte de PS ya debería tener naipe propio en
los tarots.
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