SE DIVIDE EL FASCISMO
Hacían ayer nuestros compañeros de elDiario.es
un divertido repaso a las predicciones catastrofistas de Alberto Núñez-Fakejóo
desde que Pedro Sánchez revalidó gobierno tras las elecciones del 23 de julio
del 2023. No sé cómo le cupieron tantas hecatombes a Fakejóo en tan
parva boca, tan escaso caletre y tan corto calendario.
Por supuesto, ninguna de las predicciones del gallego agorero se cumplieron: ni perdimos los fondos europeos, ni España entró en recesión, Puigdemont no es presidente catalán, Arnaldo Otegi tampoco gobierna Euskadi, no se ha roto España salvo en la línea 7B de metro entre Ayuso y Florentino, el timo ibérico no nos ha dejado los hogares a dos velas y todo el pensamiento de nuestro líder de la oposición no acertó ni un resultado de la lotería ideológica. A ver, Alberto, que es que no cabe tanta desgracia ni en una novela de Dickens.
Una cosa sí se puede decir en favor de
Nostradamus Fakejóo: no es gafe: cuántas más plagas les invoca, a PS y a
España les va mejor. Dato gana a designio.
Tan ocupado ha estado Fakejóo
inventándose apocalipsis cotidianas que no ha tenido tiempo de aportar ninguna
idea constructiva a la gobernabilidad del país. Salvo que consideremos como tal
mandar la Armada a detener cayucos en el Mediterráneo, ocurrencia que ya había
salido de la boquita piadosa de Santiago Abascal, confirmando ambos un
desconocimiento del Derecho Marítimo que no sé yo si es muy buen aval para
gobernar en un país con 8.000 kilómetros de costa. Bastante más distancia de
agua que la que separa A Coruña de Nueva York.
El caso es que, observando encuestas y
resultados electorales, la estrategia gore del PP no está saliendo mal del
todo. Tienen invadido el territorio autonómico y municipal y Fakejóo no
es presidente por unos poquitos votos, no solo porque no quiera.
Yo no sé hasta dónde soportará el
votante inteligente –que lo habrá– del PP la degradación del discurso de sus
líderes hacia la indigencia infantiloide de Isabel Díaz Ayuso, que desde que
descubrió que en Ecuador hablan nuestra misma lengua ya se deslengua en dos
idiomas.
Anda la gente haciendo muchas cábalas
sobre si PS aguantará un año más su funambulista situación parlamentaria. A mí
me preocuparía más la estabilidad de cierto amigo del narco Marcial Dorado
en el sombrío torreón de Génova 13: "Espejito, espejito, ¿quién ganó las
elecciones?".
De vez en cuando, leo a mis colegas
columnistas anunciar la agonía lenta del feijoato hacia una catarsis del PP que
recupere esa moderación que yo nunca he percibido. Quisiera ser optimista pero,
¿podría señalarme alguien a un miembro moderado del PP, de hogaño o de antaño?
O no existen, o se esconden mejor que Puigdemont, o quizá sean unicornios
políticos, lo cual sería tan bonito como inútil.
Ya puestos, yo en lugar del unicornio
casi preferiría que tomara la Bastilla genovesa Isabel Díaz Ayuso, con una teta
de fuera y una caña en la mano en plan La Libertad guiando al pueblo.
Ayuso es la prueba, en diferido y en
forma de simulación, de la victoria de Esperanza Aguirre en aquel congreso de
València en que la eterna baronesa madrileña se quiso cargar a Mariano Rajoy.
En sus memorias (porque Esperanza
Aguirre escribe memorias de vez en cuando), cuenta que en el aquel 2008, cuando
quiso echar a Rajoy por blando, todos los del congreso popular "se
dedicaron a hacer la pelota" al líder gallego, sintió "una hostilidad
tremenda en el ambiente de aquel Comité" y la calificaron de "bruja
piruja".
Todos estos entrecomillados son del
libro de la propia Esperanza Aguirre Yo no me callo, editado por Espasa
en 2018, y que solo desconoceréis los escasos españoles que no amáis la gran
literatura.
Una vez calificada como "bruja
piruja" y perder el congreso de València ante Rajoy, Espe se dio cuenta de
que había terminado su carrera política, pero no su guerra ideológica. Y qué
mejor heredera que la delegada del Gobierno que mandó apalear sin piedad a los
pacifistas del 15-M y el 25-S. Una tía con dos cojones, que diría Rafa
Hernando.
Cristina Cifuentes falló porque,
cobrando casi 100.000 pavos al año, se dedicaba a robar cremas faciales baratas
en centros comerciales. Eso ya es muy de choni. Una cosa es atropellar a
policías municipales y huir en plan marquesa Fast&Furius como la
Espe, y otra robarle las cremitas faciales a las grandes superficies que
garantizan la prosperidad de nuestros agricultores, ganaderos y marineros de
derechas. Antes muerta que poligonera.
Isabel Díaz Ayuso, la nueva elegida de
Esperanza Aguirre, se ha buscado un espacio ideal entre el polígono choni de
Cifu y la aristocracia de Fast&Espe. Y eso a las marquesas posmodernas les
pone más que el chinchón. Ayuso es plebeya, pero ya sus padres pidieron a la
empresa semipública AvalMadrid un crédito de 400.000 euros y, cuando no
pudieron pagar, donaron sus propiedades a Isabel Díaz Ayuso y a su hermano,
para que no se las embargaran. Un timo perfecto.
El hermano de Ayuso se llevó un cuarto
de millón de euros en comisiones por venderle mascarillas sospechosas al
Gobierno de su hermana, y el novio delincuente confeso de Isabel Díaz Ayuso
anda intentando eludir la cárcel por falsedad documental y fraude a Hacienda, y
por haber ganado dos millones de euros no se sabe dónde ni cuándo ni cómo ni no
sé cuántos enigmas.
Yo concluyo que mi Espe se equivocó con
Cifuentes y acertó plenamente con Ayuso. Entre una robacremas de diez euros y
una joven prometedora que ya carga con la sospecha de haber despistado dos
millones y medio con solo 45 años, si soy votante del PP, adorador de
delincuentes, yo me quedo con Ayuso.
Desde que Ayuso alzó la voz, el Madrid
de Espe resiste. El "no pasarán" adquiere un nuevo significado, y ni
Rajoy ni Casado ni Feijóo consiguieron derribar las trincheras del ultraesperanzismo
madrileño. Los del PP nacional no pasaron y seguirán sin pasar.
Ya va siendo hora de que el PP de Ayuso
inicie su aquelarre. Pablo Casado no le duró una semana. Feijóo no solo falló
el 23-J al no conseguir la Moncloa. La sangría de votos fascistas hacia Vox y
Alvise convierte por fin al PP de Feijóo en nueva víctima de la Ley D’Hont.
Justicia poética. Al fascismo le está pasando lo que a la izquierda de toda la
vida. Se divide. Ayudemos a que se peleen entre ellos, como ellos han sabido encender
las luchas entre nosotros. Puede ser bastante divertido y edificante. Y, en las
sociedades cultas, el trabajo de ser divertidos y edificantes corresponde a los
periódicos. Por si alguien no se había dado cuenta.
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