miércoles, 18 de octubre de 2023

PETRO DENUNCIA QUE ISRAEL ENTRENÓ A TERRORISTAS PARAMILITARES COLOMBIANOS

 

PETRO DENUNCIA QUE ISRAEL ENTRENÓ A TERRORISTAS 

PARAMILITARES COLOMBIANOS

INNA AFINOGENOVA

¿Quiénes son  Yair Klein y Rafail Eithan, los israelíes que “desataron el genocidio en Colombia”, según Petro? Son dos personas que ofrecieron asistencia y entrenaron a los personajes más despiadados de Colombia, en un marco de estrecha colaboración “en el área de seguridad”

“Terrorismo es matar a niños inocentes, sea en Colombia, sea en Palestina”, escribió Gustavo Petro en X hace unos días. “Ningún demócrata puede aceptar que Gaza sea convertida en un campo de concentración. Le solicito a Israel y Palestina ir a una mesa a negociar la paz y que se permita la existencia de dos Estados”. Por más que el presidente colombiano no dijo nada que contradijera las resoluciones de la ONU, sus declaraciones generaron un auténtico terremoto diplomático y mediático.

 

El embajador de Israel en Colombia, Gali Dagan, le invitó a visitar Auschwitz, a lo que Petro respondió que ya estuvo en ese campo de concentración y que ahora lo veía calcado en Gaza. La cancillería israelí sacó un comunicado convocando a la embajadora de Colombia a “una conversación de reprimenda” y acusó a Petro de apoyar “las atrocidades cometidas por Hamás”. También informaron que detenían las exportaciones de seguridad a Colombia.

 

“Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios. Al presidente de Colombia no se le insulta”, fue la respuesta de Petro. “Ni los Yair Klein, ni los Rafail Eithan podrán decir cuál es la historia de la paz de Colombia. Desataron la masacre y el genocidio en Colombia… Algún día el ejército y el gobierno de Israel nos pedirán perdón por lo que hicieron sus hombres en nuestra tierra desatando el genocidio”.

 

La batalla dialéctica en X no solo hizo que se tambaleasen las relaciones entre dos países históricamente aliados, sino que recuperó el debate sobre el papel de mercenarios israelíes en el conflicto armado colombiano. ¿Quiénes son  Yair Klein y Rafail Eithan, los israelíes que “desataron el genocidio en Colombia”, según Petro?

 

Son dos personas que ofrecieron asistencia y entrenaron a los personajes más despiadados de Colombia, en un marco de estrecha colaboración “en el área de seguridad” entre agentes y mercenarios israelíes y paramilitares colombianos. El inicio de esa cooperación data de los años 80.

 

Carlos Castaño, fundador de las Autodefensas Unidas de Colombia, una de las organizaciones paramilitares más sanguinarias de la historia del país, lo describió en su autobiografía, ‘Mi Confesión’. En ese libro afirma que en los años 80 estudió en la Universidad de Jerusalén y también en escuelas militares y que recibió instrucciones sobre estrategias urbanas, cómo matar, cómo detener un vehículo blindado o usar granadas.

 

“En Israel me convencí de que era posible derrotar a la guerrilla en Colombia”, dice. En esas memorias el asesino serial colombiano alaba la firmeza del sionismo que, dice literalmente, “siempre ha estado en función de defenderse, invadir y ganar territorio” y asegura que el concepto de autodefensa lo copió de los israelíes: “Cada ciudadano de ese país es un soldado en potencia”, aseguró.

 

¿Quién entrenó a Carlos Castaño? Nadie más ni nadie menos que el mercenario israelí y ex teniente coronel de las FFAA de Israel Yair Klein.

 

 

Klein no solo instruyó a los paramilitares: en una visita a Colombia, entrenó también a sicarios de Pablo Escobar. Según declaró el jefe de investigaciones de la Fiscalía General de Colombia

 

Después de las clases recibidas, al regresar a Colombia, Carlos Castaño primero montó, junto con su hermano Fidel, un escuadrón de la muerte, Los Tangueros, y de ahí saltó a las AUC. Las lecciones de Yair Klein le costaron a Colombia miles de muertos. A las Autodefensas Unidas se les atribuyen más de 90.000 asesinatos, pero a día de hoy se siguen encontrando fosas comunes.

 

Klein no solo instruyó a los paramilitares: en una visita a Colombia, entrenó también a sicarios de Pablo Escobar. Según declaró el jefe de investigaciones de la Fiscalía General de Colombia, Elías González, a la BBC, “Klein fue el que le enseñó al Cartel de Medellín a accionar bombas a control remoto”. El propio Klein en el año 2000 dijo al diario israelí Maariv que estuvo en Colombia invitado por “americanos, porque todo lo que EEUU no puede hacer porque le es prohibido, lo hace por medio de otros”.

 

Según el investigador estadounidense Jeremy Bigwood, es improbable que el entrenamiento de los paramilitares colombianos se diera sin el permiso expreso de los altos cargos de las Fuerzas de Defensa de Israel.

 

Otro ilustre prsonaje a quien menciona Petro en su respuesta a la Cancillería israelí es Rafael Rafi Eitan, un miembro del Mossad conocido por capturar al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Argentina, algo que le debemos agradecer. No así lo que hizo en Colombia algún tiempo después.

 

A finales de los años 80 Rafi Eitan fue contratado para ser asesor por el entonces presidente de Colombia Virgilio Barco Vargas, sin que nunca se supiera exactamente para qué. Hace un par de años, el investigador y escritor Alberto Donadio reveló por primera vez que esa contratación se hizo para exterminar a la Unión Patriótica, el partido de izquierdas que a principios de los 90 fue diezmado, un episodio que la Corte Interamericana de los DDHH reconoció como genocidio político. Según Donadio, el plan de ese genocidio fue ideado por Rafi Eitan.

 

La colaboración entre el Estado de Israel y el Estado Colombiano no termina en los 90. A lo largo de las últimas décadas no ha hecho más que fortalecerse. De hecho, el sobrenombre de ser el “Israel de América Latina” que ostenta Colombia no es baladí. Inicialmente se lo atribuyó Chávez, de forma despectiva, para señalar lo sumiso que era el país vecino ante el imperialismo estadounidense. Pero el expresidente Juan Manuel Santos lo recibió como un halago. Junto con EEUU, Israel fue el principal proveedor de armas tanto para el ejército colombiano, como para el paramilitarismo y para la policía. Los mercenarios de las empresas privadas israelíes han estado entrenando a miembros del ejército colombiano, y se volvieron parte del paisaje hasta tal punto que Juan Manuel Santos apareció en una publicidad de la empresa militar israelí Global CST.

 

Con Iván Duque el personal militar israelí continuó capacitando a sus colegas colombianos en “contraterrorismo”: en aquellos años, los asesinatos de líderes sociales en Colombia batieron récords. La represión de manifestantes contra la reforma tributaria de Iván Duque fue letal en muchas ocasiones y se hizo con ese material “de seguridad” que ahora Israel decide dejar de suministrar. Rifles, drones, tecnologías de reconocimiento facial, vehículos blindados, todo eso que estamos viendo en funcionamiento contra Gaza ahora mismo.

 

Y cuando Iván Duque reprimió violentamente las manifestaciones en 2021, no hubo una palabra de condena por parte de EEUU, ni de la comunidad internacional. Al igual que ahora no las hay en abundancia frente a los intensos bombardeos de Gaza, salvando todas las descomunales distancias entre las dos represiones.

 

En Colombia conocen muy bien las tácticas militares de las fuerzas de seguridad israelíes, porque tuvieron la oportunidad de sufrirlas de primera mano. Saben lo que puede llegar a incluir ese “derecho a defenderse”. Pero más allá de ese conocimiento en carne propia, es muy llamativo que a estas alturas, con más de 2500 muertos en Gaza y todos esos crímenes de guerra más evidentemente documentados que casi nunca en la historia, Gustavo Petro sea uno de los pocos jefes de gobierno que parece mantener cierta dignidad y tener la valentía suficiente como para llamar a las cosas por su nombre. El único, en definitiva, que critica a Israel por haber iniciado este ataque indiscriminado para vengar el atentado de Hamás. Lo hace a cambio de ser tachado por la prensa mercenaria y por la diplomacia israelí de jaleador del terrorismo e incluso de anstisemita, eso sí. Es como se premia la honestidad ahora mismo. Y la defensa de la paz y de los derechos humanos para todas las víctimas y no solo para las de uno de los dos bandos.

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