DEL NAPALM SOBRE VIETNAM AL FÓSFORO
BLANCO SOBRE PALESTINA
JAVIER LEZAOLA
Hoy son los niños y
niñas palestinos quienes corren como hace medio siglo lo hacía Phan Thị Kim Phúc,
víctimas también del imperialismo
Human Rights Watch ha denunciado este miércoles que Israel está bombardeado a la población civil de Gaza también con fósforo blanco, un arma química cuyo uso está prohibido contra la población civil. Además de masacrar y dejar sin luz, agua, comida y medicamentos a la población civil de Gaza, Israel estaría utilizando contra ella —según ha denunciado la citada ONG estadounidense y han confirmado varios medios internacionales— este arma química que provoca quemaduras muy graves y fallos multiorgánicos en el corazón, el hígado o los riñones.
Todo ello mientras
el grueso de la comunidad internacional se divide entre quienes apoyan al
Estado sionista y quienes miran hacia otro lado, aunque también aumentan las
voces de personas y colectivos que califican abiertamente de genocidio lo que
está haciendo Israel en Gaza y de genocidas a sus responsables.
Hace medio siglo,
era EEUU quien bombardeaba con otra arma química —el napalm— a la población
civil de Vietnam, y por razones no muy distintas a estas, y es que la
bestialidad imperialista no tiene una frontera determinada ni pertenece a un
país determinado.
La imagen de la
vietnamita Phan Thị Kim Phúc —entonces, una niña de nueve años— corriendo, arrasada
por el napalm, hacia la cámara de un fotoperiodista en 1972 —hacía un lustro que
Guevara había caído en Bolivia, también víctima del imperialismo— dio la vuelta
al mundo
Ya lo dijo el Che
Guevara en su discurso ante la ONU —11 de cuyos trabajadores acaban de morir
bajo las bombas de Israel en Gaza— de 1964: “Bestias fueron las hordas
hitleristas, como bestias son los norteamericanos hoy, como bestias son los
paracaidistas belgas, como bestias fueron los paracaidistas franceses en
Argelia, porque es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los
hombres, la que los convierte en fieras sedientas de sangre que están
dispuestas a degollar, a asesinar, a destruir hasta la última imagen de un
revolucionario, de un partidario de un régimen que haya caído bajo su bota o
que luche por la libertad”.
La imagen de la
vietnamita Phan Thị Kim Phúc —entonces, una niña de nueve años— corriendo, arrasada
por el napalm, hacia la cámara de un fotoperiodista en 1972 —hacía un lustro
que Guevara había caído en Bolivia, también víctima del imperialismo— dio la
vuelta al mundo y acabó concienciando a muchos en todo el planeta sobre la
realidad de la guerra de Vietnam. Hoy son los niños y niñas palestinos quienes
corren bajo el fósforo blanco de Israel.
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