El PP en el mundo
de los bulos
JUAN TORTOSA
El líder del Partido Popular, Alberto
Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del
Partido Popular de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, posan antes de la
manifestación de SCC, a 8 de octubre de 2023, en Barcelona, Catalunya (España).
Lorena Sopêna / Europa Press
Ya sabemos el truco: soltemos cualquier barbaridad, que ya veremos cómo viene alguien del PP, la hace suya y acto seguido la reproduce por cuanta red social exista en el universo cibernético. Sobre todo si con ello cree que puede perjudicar la formación de un Gobierno de coalición. El pendenciero Rafael Hernando (¿qué hemos hecho en Almería para tener que sufrir semejante personaje como cunero en las listas de nuestra provincia?) viene practicando esa costumbre desde tiempos inmemoriales: insultos, desafíos y sobre todo mentiras puras y duras esparcidas a los cuatro vientos. Lo descabalgaron a segundo plano, pero en el sanedrín de Feijóo, empezando por Feijóo mismo, contamos unos cuantos buenos ejemplares dispuestos a continuar por esa linde.
Ahí
tenemos sin ir más lejos al mosquita muerta de Borja
Sémper, rivalizando con la rabiosa Cuca Gamarra a ver quién la suelta más gorda. Si
la todavía secretaria general del partido se comió con patatas un bulo en el
que se daba pábulo a una inexistente reunión de Puigdemont con
dos ministros del Gobierno en la embajada colombiana de Bruselas, el aún
emergente Borja Sémper se aprestó a propagar una presunta decapitación de
cuarenta bebés israelíes por parte de Hamás, algo que
el propio ejército israelí no tardó en desmentir. De esto último también se
hizo eco la frentista Ayuso pero la
presidenta madrileña no cuenta, dado que vive instalada en el desafuero
permanente desde el principio de los tiempos.
No
entiendo nada: si el PP es un
partido con tanto arraigo, con tanto incondicional dispuesto a votarlo, con
tanta implantación en cada pueblo por pequeño que sea... ¿qué ventajas creen
que obtienen actuando de un manera tan torpe? ¿Cómo es posible que sus cabezas
visibles apuesten tanto por el ridículo? ¿no saben hacer su trabajo, o de
verdad cuentan con sondeos internos que les instan a actuar así? Si tienen
tanto voto asegurado, ¿qué les hace pensar que los que le faltan para conseguir
gobernar solo pueden obtenerlos haciendo el gamberro, mintiendo, poniéndonos a
todos de los nervios, estresando el parlamento y la vida ciudadana, alineándose
con los ultras sin necesidad... ¿O tienen necesidad?
Me
imagino a buen número de votantes del PP llevándose
las manos a la cabeza cada vez que les escuchan una barbaridad, cada vez que
sus representantes en el parlamento dejan constancia de su analfabetismo o de
su desconsideración hacia la inteligencia de los demás. Como el mismísimo
líder, metiendo la pata hasta el corvejón cada vez que acude a ser entrevistado
en Onda Cero, y eso que ahí juega en su campo. Una de
las más recientes, admitir sin complejos que su pacto con los ultras en
Valencia o Extremadura, con tal de no repetir elecciones en esas comunidades,
le pudo costar diez diputados en las elecciones generales; es decir, la diferencia
entre estar ahora sentado en Moncloa o no.
Tantas
muestras de escandaloso desenfado producen, además del inevitable asombro,
mucha vergüenza ajena. Como cuando confunde la isla de La Palma con la ciudad
de Palma en la isla de Mallorca, o cuando sitúa poblaciones de Extremadura en
Andalucía. La gente desahogada no pierde el tiempo en estudiar, ¿para qué? Le
echa cara a la vida y con eso tira palante. Con un
"nadie es perfecto" lo solventa todo. En las redacciones adeptas ya
se encargan de silenciar lo más posible sus meteduras de pata, aunque a veces
se las ven y se las desean para sacar algún párrafo decente que difundir. Me
consta que muchos no saben dónde meterse cada vez que el augusto líder suelta
un sinsentido y se ven obligados a esconder los cortes donde hace el ridículo
nacional e internacional. Menos mal que no sabe inglés.
Dudo
mucho que sepa qué es exactamente la franja de Gaza, o la diferencia
entre Hamás y Al Fatah. Me
gustaría verlo hablando en directo de los países con los que limita Israel o en
qué consistió la guerra de los Seis Días, por ejemplo. Pero le da igual: para
lo que él necesita usar el espantoso conflicto de Oriente Medio ya le vale con
la brocha gorda, con seguir la línea del sionismo oficial y de papá Biden. Los israelíes son los buenos; los palestinos los
malos, y en España hay partidos del gobierno que no condenan los ataques
palestinos ni los llaman terrorismo todo lo que él o Borja Sémper quieren ¡Viva
el vino!
Y
de pedir adelanto electoral una y otra vez, ¿qué me dicen? Tanto raca-raca no puede ser ya ignorancia de la
legislación vigente. Alguien le ha tenido que decir alguna vez a Feijóo (aunque
ya sabemos que un César rodeado de pelotas pierde la perspectiva) que no está
en manos del presidente en funciones convocar elecciones, sino que hay que
respetar los tiempos marcados en la Constitución y solo se pondrá en marcha
repetir si llegamos al 27 de noviembre sin que haya presidente. Pues nada, ahí
andan con el erre que erre, empeñados todos en superar al Paco Martínez Soria de sus mejores tiempos.
Suelta
un bulo, que picarán siempre. Tan instalados como están en el despropósito, no
me extrañaría que un día de estos acabaran reproduciendo y comentando los
titulares de El Mundo Today si con ello
pensaran que desgastan el proyecto de Gobierno de coalición. Los ultras
de Vox al menos se preocupan por inventar sus propias
mentiras. En el PP, si exceptuamos al gurú que le escribe los despropósitos a
Ayuso, hasta para eso carecen de imaginación.
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