ÉXTASIS ELECTORAL
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
“Si no hay comida
cuando se tiene hambre. Si no hay medicamentos cuando se está enfermo. Si hay
ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas. La
democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan
parlamento”.
Nelson Mandela
Conocemos el vacío social y político, cada vez más prolongado, que precede a la convocatoria de elecciones. Queda suspendida cualquier iniciativa, la sociedad está congelada de antemano.
Pura simulación, pues por otra parte el veredicto de las elecciones es indiferente. Cada vez en mayor medida, el poder político se dedica a congelar a la sociedad en una especie de suspenso electoral, de éxtasis del sufragio, bajo presión.
Ocurre con la
humanidad como en el film 2001 Odisea al espacio de Stanley Kubrick, con los
viajeros en el espacio con un estado de coma superado, bajo la vigilancia del
ordenador.
La información y la
comunicación mantienen al cuerpo social en estado de supervivencia, todas las
funciones vitales prosiguen, sólo que la vida no aparece.
En nuestras
comunidades, en cierto modo, tampoco aparece la vida, pero la información, sea
cual sea su signo y las funciones vitales prosiguen. Y sin duda estamos siendo
desconectados de nuestra historia y del final de nuestra historia, ya grabados
con fecha de vencimiento.
Gobernar contra el
sistema es imposible, dado que parte del propio sistema es el que financia el
fascismo instalado y en acto de delinquir contra las libertades individuales,
imponiendo de modo dictatorial aberraciones que no concebimos hayan retornado.
El pueblo quiere
ser desafiado políticamente: en caso contrario se limita a devolver el poder,
pero siempre juega con un poder muerto. En él no existe ya la escena, ni la
ilusión, ni la pasión, sólo la indiferencia y la incredulidad. Nada más triste
que la melancolía de los hombres en el poder, que jamás curará al pueblo de sus
miserias.
América Latina es
la región más desigual en el planeta, donde es impracticable vivir hoy: espacio
de minorías, ignorantes de modo directamente proporcional a sus riquezas, hoy
en el podio de los ganadores de la estafa, consagrados por la tan mentada
revista “Forbes”. Se torna fundamental ocultar las verdaderas razones del
descontento social y hacer creer a las víctimas del sistema que los verdaderos
agresores son otras víctimas.
La indiferencia
casi siempre es mayoritaria y desenfrenada. Esta indiferencia,
desentendimiento, falta de observación, fueron obtenidos sin duda mediante
estrategias sigilosas, obstinadas, que introdujeron lentamente sus caballos de
Troya y supieron sustentarse tan bien sobre aquello que propagaban -la falta de
vigilancia- que fueron y siguen siendo imperceptibles, y por ello tanto más
eficaces.
La indiferencia es
feroz. Constituye el partido más activo, sin duda el más poderoso de todos.
Para un sistema, la
indiferencia general es una victoria mayor que la adhesión parcial, no se
ignora que nos han declarado una guerra los enemigos de la libertad y la
igualdad, son ellos, los neonazis, en acto de instalar el adoctrinamiento,
autoritario, represivo sobre los habitantes de la República Argentina y del
mundo.
En verdad, es la
indiferencia la que permite la adhesión masiva a ciertos regímenes, las
consecuencias son por todos conocidas. Pero, qué sucedió para que Argentina se
debate nuevamente en esta instancia que tanto le ha cobrado en tiempo y vida a
un pueblo, con buitres de la corporación mafiosa mediática que hora a hora
difaman, mienten y dibujan la realidad distópica, que consideran apropiado para
minimizar el sufrimiento de los indigentes.
Las consignas de
las dictaduras también se reciclan, sobre todo porque con el tiempo estas se
fueron legitimando y el reciclaje es integral, aplicándose a las prácticas de
vidas ficcionales de millones de habitantes del mundo.
En Argentina se
replican por miles en marchas de tinte totalitario, donde nada es lo que parece.
Para el fascismo la mentira es tan verdadera como la verdad, cuanto más
dramático sea el contraste de la invención con la realidad, tanto mejor.
El régimen
dominante impone un dictado: “No hay alternativa a la economía de mercado”,
frase débil en sentido, carente de fundamento, absurda, discurso netamente
totalitario, que define el espacio en el cual nos encontramos encerrados en el
mercadeo de productos derivados de otros productos derivados de flujos
financieros que imponen las reglas de juego de un sistema degradante.
¿De qué modo?, hoy,
sin rebelarse, pues es suicida, simplemente sacudiéndose la carcasa de
propaganda abominable, apartando pacientemente los interrogantes falsos que
tapan los reales y verdaderos problemas que nos acucian.
Este genocidio que
se lleva a cabo a la luz del sol, es atribuido a las “crisis” temporarias,
provocadas por la pandemia del Covid-19, devenidas en instalar la nueva
civilización, en la que sólo un porcentaje muy pequeño de los habitantes del
planeta, tendrá funciones a realizar, en nombre de la sacrosanta especulación,
por el bien del mercado.
He aprendido según
transcurrieron en el descuento de los años de mi vida, los magros presupuestos
con que la comunidad cuenta, para dar el empujón al abismo del “nunca jamás”, a
todos los delegados de la farsa y el espectáculo mediático pestilente, donde
caerían por ley de gravedad y levedad, sin remedio y de manera higiénica y
clara, estos enviados de la farándula, (fundamental aliada del cabaret nazi) y
del filo-nazismo en acto de ser tendencia para las hordas de fascistas, que en
Argentina sentaron reales, en diversas funciones del establishment.
La legítima
inteligencia, fue excluida del juego político hace décadas, por los monopolios
políticos y empresariales, los enemigos de la verdad, de la libertad y de la
democracia. Porque aunque se les llene la boca, cada vez que hablan, de valores
universales y principios éticos, gracias a Julian
Assange y sus Wikileaks, conocemos un poco mejor qué hay detrás de sus
máscaras...
El sarcasmo absurdo
y el anacronismo, configuran la alegoría de la historia Argentina, de este
tiempo, donde los peores ocupan funciones de relevancia, y pareciera que el
espectáculo de los falaces estafadores de la vida, continuarán en sus sitiales
de honor, impidiendo la construcción de una República, en franca desaparición,
con la identidad del ciudadano subestimada, eliminada, con un solo derecho,
emitir su voto “obligatorio”... una desmesura.
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