RUGIÓ
AIZPURUA tar JOSU Mª
Rugió la Tierra
Canaria, allá por la Cumbre Vieja, reclamando sus orígenes que, ni hispanos ni
marroquíes, son solamente volcánicos. Su esencia es magmática, fruto de la
misma Tierra que hizo que nuestras islas sean una perla Macaronésica, donde los
rigores son mínimos y sólo la acción humana causa los daños en sus poblaciones.
Pero la Naturaleza en la Isla Bonita dio su tercer aviso, y ante la TV vemos acongojados la enorme tragedia del rio de lava volcánica que engulle casas, cosechas y animales, dejando a sus propietarios en la más mísera situación. Nada se puede hacer.
Canarias sufre en
silencio, Sánchez vino a visitarnos, del Sultán nada sabemos, aunque vive ahí,
enfrente, turistas quieren venir a sacarse el selfi… ¡qué Mundo tan increíble!
Quien te llamó
Afortunadas, erró de plano: llevas 500 años enjaulada y abandonada de tu patrona
UE, que te llama R.U.P., pero que te considera R.I.P. y nada hace por ti para
que el trabajo y las comunicaciones sean como las suyas. Estás sola entre las
aguas rodeada de los seres marinos que te arropan, pero no tienes medidas para
proteger las aguas sin tener que eliminar en ellas los deshechos de la vida en
sociedad.
Rugió la Naturaleza
en forma de volcán, y nos recuerda su grandiosidad, su prevalencia sobre ese
mono desnudo que se adueña de sus dominios y los degrada sin ánimo de enmienda,
mancillando la belleza natural y arrancando sus tesoros para dejar las huellas
del desfalco.
Llueven las
“promesas” de ayuda, pero escampan cuando llega el momento de materializarlas.
Con las “promesas” de ayuda a Haití, este país pasaría a ser de los más ricos
de la zona, pero, nunca llega nada.
Unidad canaria será
necesaria para levantar el ánimo y recuperarse de las coladas de lava.
Canariedad para comprender los acontecimientos y plantearse la responsabilidad
con el futuro que se presenta negativo para crear una sociedad armónica, con el
dominio de sus tierras, sus islas y sus mares. Nadie hará lo que tú no hagas;
canario de corazón.
Los políticos
carroñeros, se acercan a tus ruinas para ocupar las portadas; malditos sean.
Nada hacen en tus orillas y nosotros lo sabemos y sabemos sus intenciones. Tu
siempre estuviste ahí, palmero, y nadie vino a verte.
Una nueva vida se
presenta ante ti, damnificado, y la ayuda será imprescindible, pero te la
deben, no seas débil y exígela sin miedos. Lo que podamos hacer por vosotros
dadlo por hecho; allí estaremos visitando vuestra nueva morada, vuestros
guachinches y vistas sobre las huellas del tremendo siniestro. Fuerza y ánimos,
vecinos.
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