AHOLA NO ES DE LEÍL (RETRATO DE UNA
UTOPÍA DE ESPÍRITU BURLÓN)
POR MAITÉ CAMPILLO
Autoentrevista: -¿Que quiere decir “ahola no es de leíl”?-. Es la traducción al chino de la frase castellana “Ahora no es (el momento) de reír”. -¿Realmente ahora no es (el momento) de reír?-. Casi siempre es el momento de reír pero, a veces, es una canallada reírse, digo yo. -¿Como por ejemplo?-. Como por ejemplo ahola. -¿Ahora? ¿Cuando? ¿En el momento político actual?-. El momento político actual es de leíl y de llolal al mismo tiempo y por las mismas lazones.
¿Alfonso Sastre el escritor desaparecido?
Lo desaparecieron
de la “cultura” oficial durante la dictadura y (en democracia) cuantos mas
gobiernos ‘progresistas’ cuantos mas gobiernos ‘izquierdistas’. ¿Será porque
nunca conocieron su obra ni sus barbas ni su talento ni siquiera su mirada ni
de lejos su sonrisa? ¿Quizá nunca supieron de que existiera? ¿Ni siquiera el
Ministerio de la contracultura en dictablanda como en dictadura?
(Ahola no es de
leíl se estrena en la Sala Gayo Vallecano de Madrid, el 18 de octubre de 1979;
música a cargo de Luís Pastor y Luis Mendo). Esta obra teatral no es de reír,
y, al mismo tiempo, si el público no se ríe habremos fracasado ¿Usted entiende
algo?. -No-. Yo se lo explicaré. Es que se trata de una obra (pretendidamente)
cómica. -¿Una obra cómica que no es para reír?-. Ese es el problema: que su
comicidad depende de nuestro envilecimiento: del envilecimiento del público,
quiere decir: del grado de interiorización de la mentalidad blanca y colonial
que se haya producido en nosotros; polque a vel si leílse de las desgracias de
un chino no es una canallada, lo miles como lo miles. -Clalo, clalo; digo,
claro, claro-. ¿Se va dando cuenta?. -Me voy dando cuenta lentamente-. La
paradoja reside en que si el público no se ríe con esta obra mi alegría sería
enorme pero mi fracaso sería extraordinario: “Y es que sus presuntos efectos cómicos
están basados en mi pensamiento social, en mi idea de que la sociedad en la que
vivo está impregnada de conscientes o inconscientes sentimientos racistas; de
sentimientos como el que a los militares del Pentágono les hacían llamar enanos
rojos a los guerrilleros del Frente de Liberación Nacional en Viet Nam o decir,
sin más que el mejor vietnamita era el vietnamita muerto. Ponga eso en cómo y
verá lo que sale. Una tragedia china es, para nosotros, una comedia, algo de
risa: de leíl”.
-Habrá que ver ese
espectáculo-. Sí, y por favor cuéntemelo después. La mejor crítica que hasta
ahora he recibido se produjo en la primera lectura que hice de esta obra. Fue
(por cierto un uno de mayo) en la prisión de Carabanchel ante unos compañeros
de infortunio (que así se suele decir); y hubo un compañero, preso social, que
se rió muchísimo durante la lectura y que al final me dijo: Me he reído y ahora
siento vergüenza. Ahora que la obra se representa por primera vez en el
‘territorio español’ no me atrevo a esperar tanto, pero ahí van las cosas; no
sé si me explico… -Que sí, que sí-. Dejamos al dramaturgo en su lujoso
palacete, en el cual disfruta a su modo de su dorado exilio y emprendemos el
camino de regreso a Vallecas. [Vaya por delante mi más sincero cariño y recuerdo,
en esta nota, a lo que para mi representó toda su familia como él (y su
compañera), Juan Margallo y Petra martínez, como Fermín Cabal] Con los que
tantxs del entorno hemos trabajado y colaborado incondicionalmente (en voz de
la poeta afrocubana Excilia Saldaña) …Porque la vida no puede vivirse con la
incertidumbre clavada a la raíz de los huesos como espina emponzoñada.
Un coro de voces se
dispara al instante mismo que se conoce la noticia (de su último adiós)
aterrizando sobre mi teléfono. Sus voces llegan ininterrumpidamente a mis oídos
como cinco clavos, que mi mente, como huyendo del atroz golpe inesperado, les
convierte en parte de una escena relámpago improvisada que comienza rompiendo
el silencio inaudito en el que fue arrinconado el autor. Cinco pesadas
campanadas, cinco voces de alerta entroncándose en contraste de expresión y
ritmo, reacción y respuesta que siguió brotando palabras atropelladas. Fueron
fraccionándose tras el teñir de campanas en mi, esparciéndolas a lo lejos sobre
una escena imaginaria clavada en mi mente y sus voces disparadas al mundo.
Sobre el imaginario escenario entre las pausas del silencio del coro de voces
tras las ondas llegan los suspiros y lamentos. Sin dejar de oírles concentrada
en la noticia cierro los ojos como alejándome, y una hermosa gaviota aterriza
de súbito en escena, me mira con esa mirada enmarcada en la foto ya tan lejos y
tan cerca de los días compartidos en que conocí a su hija y a la muchacha nika
que en sus ausencias y paseos por Hondarribia se responsabilizaba en la entrega
de algún material. Cruza con una mueca de sonrisa en la mira el escenario
elevando sus alas como si de una batuta se tratara, tomándonos como referencia
actoral interpretativa nos convierte en burbuja de oxígeno irrompible rotando
por el mundo vientos a favor, fusionando espacios comunes, y la distancia que
sobrepasa miles de kilómetros va transformando las voces en puños unidos en su
memoria. Voces evolucionistas, vientos encuadrando ciencia y técnica sobre
escena en cinco campanadas recogen la evolución del significado de las palabras
<<Ahola no es de leíl>> Y el coro de ellas que a mis oídos sonaban
alejadas y extrañas, pasan a formar parte de la escena relámpago cómplices del
mismo sentimiento, expandido entre alas por la batuta maestra al son literario
de José Martí:
Por todas partes
hierve
el mundo y padece
el hombre (y la mujer)
por asegurar la
libertad de
su albedrío.
Alfonso Sastre es
el último de una generación que se forjó durante la dictadura, como los poetas
vascos lugar donde vivió hasta apenitas unos días, ellos son Blas de Otero,
Gabriel Zelaya y Gabriel Aresti (este último con su obra literaria en euskera)
de él se dice que conoció a Blas de Otero con el que compartió inquietudes
artísticas y sociales en la tertulia del café que conocí (desaparecido) La
Concordia, en Bilbo, también que este hecho, pudo influir en un giro hacia
pensamientos de izquierda, marcando así su trayectoria poética y, es que la
buena gente, se reconoce cuando hay por medio mucho que ganar y poco o nada que
perder (por ello es que insisto). ¿Desaparece a Alfonso Sastre la democracia,
tan constitucional, tan culta, en la que tanto influyó la ‘izquierda’, como su
antiguo partido el tan oficialista, carrillista PCE, en la precoz desaparición
del dramaturgo como lo desparecieron de la enseñanza tan oficial como
primordial entre la que se encuentran las universidades, academias y demás
endémicos de la enseñanza tan culta y democrática? ¿Alfonso Sastre entonces no
existe (oficialmente) lo dejaron solo entre las tempestades los izquierdistas
de nueva ola demócrata, progre, los dramaturgos e intelectuales todos los que
parió la transición? ¿Allá pues él, entonces, con su dramaturgia, su reconocida
obra en otras partes del mundo y su Ahola no es de leíl… tal es la implicación
gubernamental capaz de resucitarlo cuando sus intereses se lo exijan como a
García Lorca o Miguel Hernández y algunos más fusilados, muertos y asesinados
en mazmorras, campos de concentración y exilio? Es obvio el largo y doloroso rechazo
sufrido por Alfonso Sastre (a su obra), lo que muestra los amplios
conocimientos y hambre de cultura que tiene la democracia, evidencia que
vanguardia, es un termino perdido en sus mentes mediáticas; a las que
respondería con ahínco el Pájaro con voz de José Martí (Tomado del ensayo
<<Nuestra América>>):
No hay proa que
taje una nube de ideas.
Una idea enérgica,
flameada a tiempo
ante el mundo, para,
como la bandera mística
del juicio final, a
un escuadrón de acorazados.
¡Los pueblos que no
se conocen han de darse prisa
por conocerse, como
quienes van a pelear juntos!
La vida y obra de
Alfonso Sastre se encuadra entre la resistencia y lucha permanente, entre la
firmeza ideológica y el combate político surge su rebelión contra la
injusticia: “Combatir el mal, pero el mal encarnado en la injusticia, ha sido
siempre un motor en mí”. Postura nada extraña ni ajena a una amplia época en
alza desarrollándose fundamentalmente (aunque hubo otros conatos de dura
resistencia e independencia) en este caso contra las tropas de Napoleón donde
el contestatario político fue el más miserable, pueblo rural principalmente,
abandonado a su suerte por monarcas y caciques sin olvidar la ‘invasión
inglesa’ con su explotación esclavista y su despotismo en las Minas de Río
Tinto). Fue sobre todo en ese antes y después de la I República hasta expandirse
como reguero de pólvora y llegar a la II República -más allá de la pequeña
burguesía y mediocre intelectualidad titubeante que la adornaba- en la clase
amplia campesina sin tierra y obrera que venía desarrollándose en las zonas
mineras con su revolución de octubre en Asturies, consolidándose en las
ciudades industriales todavía embrionarias de la gran industria. Clase, causa y
técnica guerrillera, postura radical contra el opresor que desarrolló en lo más
avanzado del pueblo, una vanguardia y basta conciencia contra la esclavitud,
forzando la alfabetización y cultura propia al compás de la amplia
intelectualidad revolucionaria que iban surgiendo prestos a la revolución. La
militancia de principios fue, como en el caso de nuestro dramaturgo, puntal en el
desarrollo y resistencia contra la opresión. En Escuadra hacia la muerte no se
dan respuestas pero se bucea en las raíces de las trágicas preguntas: “Empecé a
escribirla en diciembre de 1951. El último día de mayo de 1952 he terminado el
drama. Durante este mismo tiempo, la política internacional ha mantenido su
tensión. La guerra -en sus modalidades frías y de nervios- continúa. Vivimos en
la amenaza de una nueva catástrofe. Europa, en este panorama, no es más que una
tierra de confusión y un probable campo de batalla”. Se estrena en 1953 -año
que termina Filosofía y Letras- por el Teatro Popular Universitario, en el
María Guerrero de Madrid; protagonizada por un gran elenco de actores: Adolfo
Marsillac, Juanjo Manéndez, Agustín González, Fernando Guillén, Félix Navarro y
Miguel Ángel Gil de Avalle; dirigida por Gustavo Pérez Puig (A la tercera
función fue censurada, los militares dieron la orden de parar, la luz que
alumbraba sobre escena era peligrosa). Contexto histórico vivido desde el
interior, no desde el exilio, por lo que su postura fue muy arriesgada,
valiente, plausible e innovadora. El teatro que se hacia entonces en el Estado
español de la posguerraeterna, encajado en la sumisión, era un teatro mediocre
como su cultura golpista, precario, de un gran vacío y baja calidad en todos
los conceptos, basado en comedias destinadas a distraer de manera vulgar y
degradante (especialmente para la mujer), de un humor insultante inflando el
machismo al trono de la cultura servil a las grandes potencias y un turismo que
se iba sumando por igual de mediocre. En definitiva una cultura de poder hacia
un público alejado de la intelectualidad consecuente, y sobretodo, ajeno al
pueblo.
Su evolución como
dramaturgo es notable y de rasgos atrevidos, fomenta en su trayectoria
profesional principios y actos de conciencia enriqueciéndose de una ideología
de clase propia, dando el portón al catolicismo y el existencialismo abrazado
al marxismo. Esa evolución hizo y marcó al revolucionario militante. Reflejó en
su vida diaria personal y literaria gran madurez álgida a partir de 1959. Una
profundidad de estilo destaca al dramaturgo que lleva dentro insertándolo más
allá de la España franquista, experimentando una transformación dejando atrás
la tragedia basada en los postulados de Aristóteles, transportándolo al campo
evolutivo de las innovaciones, ya aportadas a nivel internacional por Bertolt
Brecht (teatro épico) reflejado en Madre Coraje, o El círculo de tiza
caucasiano y Galileo Galilei entre otras obras; y del no menos genial
Valle-Inclán en 1920 con el (esperpento) término utilizado por primera vez en
su inmortal obra Luces de Bohemia en boca de Max Estrella y don Latino, en
1921, irrumpe con Los cuernos de Don Friolera sucediéndose obra tras obra en
Las Galas del Difunto, La Hija del Capitán… entre su impresionante repertorio
van desfilando, en clave tragifársica, por las páginas de sus textos lo que
Valle denominó ‘esperpentos’; término que adquiere con él, una categoría
estética, de la que hasta entonces carecía. Sastre se convierte en uno de los
grandes nombres de la temporada madrileña con La Taberna Fantástica (de quién
fuera un autor polémico y destacado), un éxito en crítica y público donde
nuestro dramaturgo tuvo que salir a escena ante los atronadores aplausos. La
sociedad teatral madrileña dio un paso para entender mejor a Alfonso Sastre,
para comprender su papel e importancia en el teatro contemporáneo, ¿lo dieron
las instituciones al respecto?. Su obra teatral ha sido traducida a más de una
docena de lenguas y estrenada por los mejores directores del mundo. Sólo la
censura franquista y democrática monárquica evadiéndose con sus apóstoles por
caminos más sutiles, explica el hecho de que su basta obra se haya conocido y
representado mucho más fuera y muy poco dentro del Estado español. Obra que
contiene un largo listado de títulos (también escribió para niños) Historia de
la muñeca abandonada es traducida en varios idiomas del mundo, entre ellos, al
euskera.
Aunque ya
colaboraba con el PCE, fue en 1964, cuando ingresa como militante crítico con
las posturas claudicantes de la dirección. Las contradicciones se agudizan y en
1974, rompe con el partido; sin dejar de sentirse un militante crítico, opta
finalmente por ir a vivir a Hondarribia apoyando e implicándose sin fisuras en
la lucha del pueblo vasco. Nace en 1926. A los diez años descubre los tambores
de las balas del horror; el Madrid de la cruzada fascistas despertando el
crimen, represión y hambruna ciñendo sus cinturas, diezmando sus vidas. Muy
joven comenzó su actividad teatral, en 1945, funda el grupo Arte Nuevo con un
grupo de dramaturgos realistas, muy críticos con la situación del país y por
tanto víctimas de la censura franquista. Sastre sufrió directamente censura con
la dictadura y también con la dictademocracia al son de la monarquía y mismos
estamentos represivos (Dejó de ser representado hasta llegar a interminables
periodos de tiempo, sin que una obra suya se presentara, incluso en Euskal
Herria, donde ha vivido desde 1977 apenitas ha sido representado ni considerado
por las instituciones culturales y políticas. En 1950 se propone un nuevo
objetivo y firma junto a José María de Quinto, el Manifiesto, del Teatro de
Agitación Social (TAS), generando polémicas en periódicos, libros y coloquios
defendiendo la modificación activa de la sociedad por medio del teatro. Les
impusieron desaparecer de escena, machacando su existencia, prohibiéndoles
representar obras propias y ajenas. Al acabar la carrera estrena Escuadra hacia
la muerte, su primera obra, con cierto éxito. Obra que llegué a ver en Cuba por
“El Público”, uno de los mejores grupos de la isla bajo la dirección de Carlos
Díaz, con actores como Carlos Acosta, Jorge Perugorria y mi más apreciable
colega de entonces Roberto Beltran. País (Cuba) donde a Alfonso Sastre, doy fe
de ello, ha sido valorado y representado más que en el propio Estado español
donde la gran mayoría de jóvenes estudiantes ni le conocen, y, eso es (además
de escalofriante) cuanto menos una vergüenza. Es su teatro de empaque intelectual
revolucionario contestatario de espíritu burlón y alma inquieta. Lo prosiguió
entero y firme sin desfallecer, sin un paso atrás, con títulos como La mordaza
(crítica encubierta a la dictadura) Tierra roja, La sangre de dios… Apostó por
un teatro de literatura. Donde la risa hueca no tuvo espacio ni trono ni silla;
fue impulsando el teatro del imposible (no fue el único).
Así fueron
desapareciéndole paso a paso sin intermitencias los poderosos ocultos sujetos a
mantener intacto el sistema. La taberna fantástica de 1966, se estrena en el
Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1985 ¡¡20 años después!! Cualquier autor
se hubiera desmoralizado. Obra magistral entorno a las penurias de migrantes de
las provincias que constituye, o debería, un documento en estos días valioso
entorno al contexto histórico precario donde miles de familias se vieron
involucradas (lo que provoca un debate intelectual con Buero Vallejo en época
franquista). Sin olvidar que en los escenarios europeos castrados por
socialdemocracias fascistas en su mayoría, ya se representaba en los años
cuarenta y cincuenta del pasado siglo, un teatro innovador apostando fuerte
Bertolt Brecht como el irlandés Samuel Barclay Beckett y algún otro. En el
Estado español, por el contrario, la escena oficial estaba invadida por la
decadencia absoluta y la censura, asfixiando e impidiendo que asomara nada
nuevo y mucho menos Alfonso Sastre con obras tan valiosas como cultas, entre
otros cultos que ocultaban sus obras ya asesinados o exiliados (era peligroso).
Por todo y más llega a mi memoria lo que otros conscientemente dejan al olvido.
Me espanta la indiferencia. Me espanta su mediocridad, su atroz
conservadurismo, su oscurantismo al más puro degüello ajustando cinto y
cartuchera. ¿Qué es la institucionalidad? (me pregunto como antes otrxs se han
preguntado) ¿La práctica organizada de los poderosos para arremeter contra los
no poderosos?. Quien de verdad lucha por empujar la historia topa con estos
truhanes guardianes del orden, es por ello, que no dejo de preguntarme. ¿Qué es
la civilización? ¿Hambre? ¿Analfabetismo? ¿Miseria? ¿Despojo?… Para la
existencia de los poderosos la farsa política alimenta sus aliados. Me empujan
mil sinsabores a la lucha. Me empujan mil fuegos, mil remolinos y mil vientos
prestos a encarrilar la historia. Es un peligro indudable (han dicho muchos
lideres que en verdad lo fueron), para tal existencia poderosa, que nosotros,
que no tenemos “ningún predominio político”, nos organicemos, recurramos a la
fuerza culta contra la institucionalidad. Alfonso Sastre fue consciente de
ello; siguió luchando implacable sobre el círculo de tiza donde se disputa la
inteligencia contra el oscurantismo, inteligencia, que le fue reconocida por la
propia inteligencia, consciente de tal fenómeno literario galardonándolo con el
Premio Nacional de Teatro. Tanto Buero, como Sastre, se rebelaron y trataron de
denunciar (de forma muy diferente en sus textos) la violencia e injusticia
social en que se encuadró de forma esperpéntica, la posguerra que duró riada de
años brincando a la transición sin cambio. Mientras Buero Vallejo propugnaba un
teatro ‘posibilista’ que pudiera ser asimilado por toda la sociedad y tolerado
por la censura evitando el ataque directo al poder; Alfonso Sastre abogaba por
un arte rupturista y crítico con el régimen lo que le llevó a un profundo
enfrentamiento. Luchó dentro y fuera de los escenarios implicándose como
activista contra la dictadura, con su vida y sus textos, por ello fue
encarcelado y prohibidas sus obras. Su utopía está por llegar en obra de todxs,
hacen falta para ello muchos actores, actrices y más escritores como él, pues
en palabras de José Martí:
El verdadero hombre
(o mujer)
no mira de qué lado
se vive mejor;
y ése es el único
hombre (y mujer)
práctico cuyo sueño
de hoy
será la ley de
mañana.
Creo recordar que fue en la primavera avanzada
de 1993 (aunque ya yo conocí a Eva en circunstancias distintas), que tomaron
contacto conmigo poco antes del estreno de una de las obras del uruguayo
Rosencof, que les había facilitado el teléfono. Sastre y Eva se encontraban
cerca y querían ver el ensayo, sabían que estábamos en una de las adaptaciones
sobre un manuscrito que nos había facilitado el propio autor uruguayo lo que
luego se resumió en un libro como Memorias de Calabozo, dando paso a El combate
del establo y El Bataraz, obras, entre otras que durante un tiempo recorrimos
juntas distintos puntos del mundo y Península Ibérica, sobre todo Euskadi,
Teatro (Antzoki) Barakaldo fue el lugar piloto de representaciones y ensayos por
sus medios técnicos, Sala BilboRock, Teatro Gurutzeta… El Bataraz llegó más
lejos; a nivel de islas su estreno fue en Cuba, luego pasó directo a las Islas
Canarias bien acogido en la universidad de La Laguna, en el Ateneo, en el Cine
Teatro Los Realejos, Teatro Adeje… En el Festival internacional de Monólogos de
La Habana, la obra se encontró en su mejor guarida no solo por sus salas y
teatros, sino que el público fue el más implicado, gran conocedor del autor y
sus obras querido y valorado. Sastre y Eva a través de la editorial Iru
editaron El Bataraz del dramaturgo y periodista exdirigente tupamaro Mauricio
Rosencof. De aquél encuentro Sastre escribió una excelente crítica, que la Casa
de Las Américas de Cuba resaltó en el estreno conocedora de la valía intelectual
y profesional de ambos dramaturgos en lo profesional, intelectual y humano.
Además de Bohemia, Cartelera y Granma, de ello dijo la TV Cubana (sintetizo)…
Originalmente »El Bataraz» fue concebida como una novela-relato, lo que la
compañía Hatuey hubo de realizar una versión para teatro. Su autor, el uruguayo
Mauricio Rosencof, es uno de los más importantes dramaturgos del continente, y
en opinión de Alfonso Sastre, en esta pieza: “Hace una escritura llana, rica y
compleja, sobre una áspera, difícil, insoportable experiencia y allá penas si
lo que sale parece una novela y es testimonio, o sea, si es documento y parece
una fantasía”.
NOTA
Alfonso Sastre.
Hablar de Cuba…
Yo estuve en el
Festival de Teatro Latinoamericano de 1964 y solamente un mes (¡Turista en una
revolución!). Es poca cosa la que se ve en tan poco tiempo por muchos ojos que
uno abra. Al llegar, me preguntaron para Bohemia qué pensaba de aquello. Yo
dije, no recuerdo con qué palabras, que la revolución cubana había conseguido
que política y moral fueran una misma cosa. La “y de política y moral” había
desaparecido, y esta cosa, ¡grande!, había sucedido en Cuba. Pero con qué
problemas…
Voy a contarles un recuerdo.
Una noche fuimos a
un cuartel para asistir a una representación de las Brigadas de Teatro ‘Diego
Covarubias’. Se daba un drama brasileño actual en el que se producía un
enfrentamiento entre un padre objetivamente contrarrevolucionario y su hijo,
que en el curso de la obra va tomando conciencia de la revolución y se inscribe
en sus filas resueltamente… La cosa termina a tiros (y hubo una ensalada de
ellos -de fogueo, naturalmente- en el improvisado escenario del cuartel. La
vigilancia llegó por si pasaba algo, pero fue rápidamente tranquilizada: era
todo teatro…). Al final hubo un coloquio entre los actores y los soldados. ¡Qué
maravilla de coloquio! Entre los muchos temas que surgieron, hubo el de la
violencia moral del enfrentamiento padre hijo por una razón política. ¿Era
correcta la conducta del hijo? ¿La revolución lo eximía del amor filial, del
respeto a su padre? A esto, pidió la palabra un soldado, negro, y dijo que a él
le parecía muy bien la conducta del hijo. “¿Usted se enfrentaría de tal modo
con su padre”?, le preguntó alguien. A lo que el soldado contestó rápida y
escuetamente: “En un caso así, la revolución es mi padre, compañero”. Se
produjo un aplauso entre los soldados y siguió el coloquio.
Una revolución es también una tragedia.
La lección es,
pues, un verdadero y riguroso dilema: se trata de elegir entre la tragedia
sorda y cerrada que es una sociedad capitalista y la tragedia aguda y abierta
-la tragedia verdaderamente optimista- que es un proceso revolucionario.
<<La revolución es mi padre, compañero>>, había dicho el soldado. Y
no se trataba, claro, de la “liquidación” gratuita de un “padre” abstracto a
favor de un proceso -la “revolución”- exterior al conflicto; sino de un
conflicto encarnado en el contexto de una revolución concreta. No se trata de
la “liquidación” política de la “familia” como institución moral, sino de una
familia concretamente fracturada por las distintas tomas de posición en un
proceso determinado: la revolución. ¿Saben que yo también había aplaudido a aquel
soldado? ¿Cómo no hacerlo?.
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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