RASKA-YÚ
AIZPURUA tar JOSU Mª
“Raska-Yú cuando
mueras que harás tú
Tú serás un cadáver
nada más”.
Esta canción con
ese estribillo fue prohibida por el Régimen franquista, intuyendo que el autor mallorquín
Benet se refería al invicto Caudillo como: Raska-Yú.
Tremendo error, pues no fue un cadáver más; hoy es un gran monumento en la mejor esquina de Las Ramblas y la Avenida de los mil nombres, monumento a la traición a su cargo y juramentos militares, para fugarse desertor a Gran Canaria y volar para levantar al ejército africano al que eliminó fusilando a los leales al Gobierno de España. Con los demás traidores comenzó en la península su Golpe de Estado en cruel guerra.
Nada puede ser más
decepcionante que llegar a TF y en su mejor ubicación encontrar un enorme
monumento fascista, que conmemora la deserción del General Franco en TF y
glorifica aquella guerra -golpe de Estado, con un hálito de deidad, de
iluminado por su dios fascista y exclusivo. Eso es lo que ven turistas y
pateros cuando llegan a la ciudad. Y si caminan un poco verán que en la esquina
con la avenida José Martín, hijo de madre chicharrera, los “demócratas
constitucionalistas” emborronan con saña su placa conmemorativa. El fascismo
sigue vivo en nuestra ciudad de alcalde consentidor.
Me dejan la lista
de los que contribuyeron a la edificación del monumento y veo apellidos que me
hacen comprender la esencia antidemocrática de esta ciudad y sus miedos a que
se sepa cómo pudo haber tantos muertos si aquí no hubo guerra. Inhumana
represión bañó la isla en sangre. ¡Cuánto hay oculto y por saber entre las
capillas de esta ciudad!
Aquello que en 1936
tuvo sentido, el fascismo, en 2021 es una provocación histórica, que necesita
reparación y docencia infantil para que entiendan que la Historia fue por otro
camino: la Democracia. Ese mojón fascista debe desaparecer de la vía pública.
Si tanto valor artístico tiene, su lugar es un museo.
El nuevo Estado78,
fruto del Espíritu de la Transición, no permite ese monumento fascista, y la
cobardía de sus protectores les impide reconocer que perdieron, que ya no son
nada en la historia canaria y que el destino de esta tierra está unido a un
futuro democrático y sin caciques, pues ya el amo se arruinó y la casta huyó a
economías más beneficiosas.
Los cobardes
caciquillos, esperan que les quiten el monumento para bramar como en la salida
de su Caudillo del Valle, pero esa no es la solución: son ellos los que deben
eliminar su error y llevar el Monumento a donde la Historia lo colocó. Al
olvido de los actos asesinos como su obra cumbre del exterminio nazi.
Su empecinamiento
administrativo, algún día les traerá consecuencias. ¡Viva la Libertad!
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