LA BATALLA INTELECTUAL
POR MAITÉ CAMPILLO
“Todo el camino sabemos; están los rifles engrasados; están los brazos preparados; ¡marchemos! Nada importa morir al cabo, pues morir no es tan gran suceso: ¡malo es ser libre y estar preso, malo, estar libre y ser esclavo!”
Grupos de milicianas actrices de teatro refuerzan ‘la batalla
intelectual’
No Cortés, ni
Pizarro
(aztecas, incas,
juntos halando el doble carro).
Mejor sus hombres
rudos
saltando el tiempo.
Aquí, con sus escudos.
Aquí, con sus
callosas, duras manos;
remotos milicianos
al pie aquí de
nosotros,
clavadas las
espuelas en sus potros;
aquí al fin con
nosotros,
lejanos milicianos,
ardientes, cercanísimos hermanos.
(‘No Cortés, ni
Pizarro’) Vio y sintió Nicolás Guillén en el combate contra el fascismo
español, el vibrar de la batalla intelectual unida a su pueblo esclavo. Lo
visualizó rotundo de conciencia histórica, como una liberación y oportunidad de
responder aplastando juntos, al que se alza una vez más como conquistador, en
alas del imperio que arrasó colonizando América, sometiendo una vez más y de la
misma manera sus vidas, usurpando culturas, destruyendo identidad. Poema en
cuatro angustias y una esperanza, fue escrito en 1937, durante la estancia del
poeta para participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la
Defensa de la Cultura, en Barcelona, Valencia y Madrid. Y, ¿dónde dejó Neruda
en 1936, las lilas, la metafísica cubierta de amapolas, la lluvia que a menudo
golpeaba sus palabras llenándolas de agujeros y pájaros? ‘Explico algunas
cosas’ no es poesía abstracta son respuestas contundentes, consciente de la
ruptura que su poesía implica en “Os voy a contar todo lo que me pasa”. La
irrupción del fascismo en su vida, en la de todas, y en la del mundo impone
nueva fase a su yo lírico. Cómo hablar del amor de pareja representado en las
lilas y amapolas, frente a tanta sangre (venid a ver la sangre por las calles).
Cómo hablar del amor a su tierra representada en los volcanes (mirad mi casa
muerta) frente a tal caudal en río de sangre por las calles. Generales
traidores… ¡mirad mi casa muerta!
pero de cada casa
muerta sale metal ardiendo
pero de cada niño
muerto sale un fusil con ojos
pero de cada crimen
nacen balas
que os hallarán un
día el sitio del corazón.
Preguntaréis por qué
su poesía
no nos habla del
sueño, de las hojas,
de los grandes
volcanes de su país natal?
¡¡Venid a ver la
sangre por las calles,
venid a ver la
sangre
por las calles!!
Entre las calles
del madrileño barrio de Argüelles, desde donde hizo Neruda el llamamiento al
mundo para ‘ver la sangre por las calles’ encontró la razón de la polarización
política. La fragancia del golpe es como el nazismo nauseabunda. Sus versos
contra el acoso fascista internacional lo impone el paisaje bélico fulminando
miles de seres inocentes. Los chilenos Pablo Neruda, Vicente Huidobro y
Gabriela Mistral, el peruano César Vallejo, Pablo de la Torriente Brau
puertoriqueño y cubano, como Nicolás Guillén y el mexicano Octavio Paz (entre
otros), a todos ellos y ellas de unos y otros países de América Latina, el
golpe fascista contra la República supuso una experiencia traumática, que pasó
por una transformación inmediata de su trayectoria literaria (más radical si
cabe nos dicen algunas de las historiadoras). En su análisis la profesora
Remedios Mataix de la Universidad de Alicante cuenta la respuesta de estos
poetas y escritores encuadrada en la batalla intelectual: “Se escribe al minuto
y en el caso de alguno, desde el mismo escenario de la batalla. Los hubo que
perdieron la vida como Pablo de la Torriente (que murió en combate en
Majadahonda a los 35 años), llegaban ya comprometidos pero al llegar
constataban que estaban en guerra, además de contra Franco, contra los nazis y
los fascistas, que prestaban su ayuda”. La propaganda jugó un papel fundamental
a manos de intelectuales y escritores de la República, juntos aprovecharon para
la causa desde el primer momento el gran caudal de poetas que tuvo la
República, filósofos, pintores y cartelistas así como la poderosa industria
impresora con que contaba. Alrededor de 2.000 (según historiadores) fueron las
publicaciones que hicieron de portavoces de las unidades milicianas y sectores
de la cultura unida a la batalla intelectual. La literatura se sirvió de la
rapidez del periodismo, los pasquines se multiplicaron entre murales y
consignas. La república de los grandes poetas no se hace esperar, García Lorca,
Luis Cernuda, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Dámaso Alonso,
Pedro Salinas, León Felipe, Aleixandre, Machado… toparon con una realidad cruel
entregándose incondicionales a la causa en vanguardia de urgencia y respuesta a
los acontecimientos, desarrollando un sistema de propaganda y agitación de tal
eficacia, que sorprende a los medios extranjeros: “En narrativa hubo algunos
ejemplos, pero fueron las revistas comandadas por los grandes nombres de la
cultura entonces jóvenes, quienes lideraron los proyectos como Hora de España:
con Ramón Gaya, Manuel Altolaguirre, Juan Gil-Albert y Antonio Sánchez Barbudo.
Además, casi cada regimiento tenía su propia revista y la mayoría eran
semanales. Fue un crisol infinito” (Cuenta el académico Emilio Peral). La
propaganda viajó ligera por los frentes de lucha donde se recitaba poesía ante
una población analfabeta en una amplia mayoría y donde el teatro es luz y
estrella de atenciones.
Hora de España nace
en enero de 1937: “Nunca en medio de tanta sangre y muerte se ha escrito nada
semejante”, dijo María Zambrano de la revista en la que aparecía poesía y
crítica, ensayos, narraciones, notas y conferencias. Más reflexión que
propaganda y más pensamiento que guerra, en resumidas cuentas, según el
catedrático de Literatura Española en la Universidad de Extremadura Gregorio
Torres: “Fue una literatura de circunstancia”. Destaca ante todo la entrega y
aportación de María Teresa León Goyri, la que describe como mujer muy activa
siempre reivindicativa en la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la
Defensa de la Cultura, incapaz de tapar el fuego revolucionario ni el exilio.
Entre sus colaboradores figuraron: Antonio Machado, Luis Cernuda, Altolaguirre,
Gaya, León Felipe, Alberti, Max Aub, Rosa Chacel, Bergamín, María Zambrano,
Neruda… “No era una revista de frente, sino de retaguardia. No tenía director,
sino un secretario que coordinaba y un consejo de redacción que pensaba”. En
1937-1938 escribe Cesar Vallejo: ¡¡España, aparta de mí este cáliz!!
Niños del mundo,
si cae España
—digo, es un decir—
si cae del cielo
abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos
láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la
de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el
sol lo que os decía!
¡qué pronto en
vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro
2 en el cuaderno!
Si cae —digo, es un
decir—
si cae de la tierra
para abajo,
niños ¡cómo vais a
cesar de crecer!
¡cómo va a castigar
el año al mes!
¡cómo van a
quedarse en diez los dientes,
en palote el
diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el
corderillo a continuar
atado por la pata
al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar
las gradas del alfabeto
hasta la letra en
que nació la pena!
¡Niños del mundo,
está la madre con
su vientre a cuestas,
está nuestra
maestra con sus férulas,
está madre y
maestra!
¡Niños, hijos de
los guerreros, bajad la voz…
si hay ruido en el
sonido de las puertas,
si tardo, si no veis
a nadie,
si os asustan los
lápices sin punta,
si la madre cae…
—digo, es un decir—
salid, niños, del
mundo; id a buscarla!
Docencia, Arte y
Literatura se imponen al levantamiento coronando la respuesta cultural desde el
primer momento de la ofensiva. La unión de todos es decisiva, así lo entienden
pedagogos, poetas y otras ramas de la cultura volcándose entre los que tomaron
las armas y fueron al frente, entre los que hicieron barricadas y recitaron,
entre los que cantaron agitando, escenificaron, batallaron y lanzaron kilos de
propaganda, carteles, crónicas, convocatorias, mítines y revistas saltan a las
calles de la retaguardia, hacia la vanguardia protagonista en los frentes de
guerra. El fascismo era el enemigo común de todos los pueblos, se levantan cientos
de actores y artistas de todos los campos junto al majestuoso abanico de
docentes, pedagogos, científicos y todo tipo de académicos por los mismos
ideales que alumbraron la República. El libro que fuera protagonista en otros
momentos, pasa a la retaguardia, la urgencia así lo exige. La literatura da un
gran paso al frente marcando, un antes y después no se queda atrás, se sirve de
la rapidez veloz entre revistas, octavillas y pasquines multiplicados por miles
así como los partes de guerra. El pueblo siguió alimentado de literatura, de
poesía oral y escrita agitando sus vidas, de voces de intelectuales del pueblo
de campo y ciudad, avanzaba férrea la unión obrera-campesina en luz y llama de
amor revolucionaria. El campesino analfabeto empezó a curtirse como dirigente
en las trincheras. Seguía alfabetizándose, ilustrándose, leyendo como sabía lo
que caía en sus manos, comunicándose, entrelazándose, oyendo radio
revolucionaria a ellos dirigida con sus partes de guerra entre cantos y poemas
desde la propia trinchera en un ¡Arriba la enseñanza! ¡Adelante la batalla
intelectual! ¡¡Marchemos!! ¡Juntos por un mismo ideal!. Los nadie se convertían
en gigantes constructivos e imprescindibles para la sociedad que estaban
creando al grito de ¡Reyes de la labranza y minería unidos con ingenio y
sabiduría! ¡Adelante los campos de batalla contra el odio fascista y su rabia
voraz!. El 18 de julio de 1936 no irrumpió como una ideología así sin más,
ajena al pueblo, sino como una descabellada y sangrante imposición
fascista-militar
genocida de una clase contra otra por el poder absoluto, sobre el que
aniquilaron cientos de miles de seres humanos además de torturas infrahumanas y
violaciones sexuales desgarradoras a todas las edades que falangistas y curas
prolongaron por doquier. La iglesia en todas sus ramificaciones, de arriba
abajo y de abajo arriba, ha seguido coronando hasta hoy de pederastas coronas y
coronillas. Ellos y solo ellos son los degradados históricos, no las miles de
acusadas de brujas lanzadas a la hoguera, ellos, su iglesia, los asesinos de
todas ellas; unas por pretender ir más allá de lo permitido como obreras, otras
por no someterse a su derecho de pernada y religión castradora, otras por su
propio pensamiento científico como agitadoras intelectuales desnudando la
ceguera a la que eran sometidas en el seno de la propia sociedad y de la
familia, otras por asumir su propia liberación de manera pública desacreditando
la autoridad y ley impuesta, por agitar rebelión contra la sumisión y pregonar
derechos elementales para la mujer destinada a parir y aguantar violaciones del
patrón, otras por atrevidas y aplicar la ciencia sanitaria más competentes que
los nuevos médicos hijos de la burguesía que “alumbraran” academias llenándolas
de ceguera.
El tiempo va dejando
al descubierto las inmundicias ocultas por la iglesia y los nuevos medios del
campo informativo que jalonaron el proceso, el motor genocida generó una
política ideológica y económica en quema de libros y ocultación de figuras
ilustres de la ciencia, se impuso carente de ella sumiendo a las capas
miserables del pueblo que permitieron sobrevivir, en el más siniestro
oscurantismo impregnado de servidumbre, escalofriante hambruna y sometimiento,
degradante de analfabetismo una vez más, además de a las grandes potencias
nazifascistas bajo coletilla franquista. La purga en la enseñanza fue de tal
nivel según los historiadores que prácticamente el nuevo estado fascista se
quedó sin docentes, sin intelectuales ni artistas (pero no importaba nada) para
ellos y sus nuevos “ilustres” la enseñanza y la cultura cuanto más lejos del
pueblo mejor. No tardaron mucho en rellenar las plazas vacantes de militares
(unos cinco mil) y de “señoritas” hijas de caciques y militares, legionarios y
falangistas incultos, pero sobre todo de curas y monjas, que salieron como
cucarachas de púlpitos y conventos a miles para implantar el
nacional-catolicismo
en sintonía con el nacional-socialismo nazi. Tampoco la universidad se libró
del atroz ‘desmoche’ que despojó a cientos de su trabajo para colocar en sus
puestos a los afectos y ascender en el escalafón académico. Jaume Claret
historiador de la Universidad Pompeu Fabra cita el fusilamiento del rector de
Oviedo, hijo de Leopoldo Alas, o del rector de Granada, discípulo predilecto de
Unamuno. Con tal monstruosa degradación colaboró la “no intervención”,
interviniendo a favor del fascio fundamentalmente Europa y parte de América,
favoreciendo el genocidio, imponiendo la claudicación, hacinando mazmorras y
campos de exterminio (sobre una “paz duradera” que corona nuestros días), tras
tres años de resistencia descarnada y apenas a unos pasos de la revolución
obrera-campesina,
que se caracterizó como ejemplo en el mundo por su resistencia y por su
magistral táctica en guerra de guerrillas, unida a la rebelión o revolución
cultural y científica abarcando todas las áreas implicadas, cuya base más
detonante fue la alfabetización a todo los niveles de la vida. La cruel
realidad les llamó y no pudieron escapar —¿No anda por aquí Federico? Nadie
responde, no habla nadie… — ¡Federico! ¡Federico! Salió el domingo, de noche,
salió el domingo, y no vuelve. Llevaba en la mano un lirio, llevaba en los ojos
fiebre; el lirio se tornó sangre, la sangre tornóse muerte (Dice Guillén en su
poesía).
Atrás van quedando
sobre el recuerdo imborrable, la batalla intelectual no se detiene, aletea
arrollando y agitando frente al mundo nazi la defensa de la República y su
Frente Popular antifascista. Suman pueblo unidxs a todas las vanguardias y
retaguardias desde todos los frentes de lucha ¡¡No Pasarán!! Y el continente
rastrero “asustado” acorrala a la República que queda atrapada en sus garras.
Francia cierra los pasos de frontera con la Península, se ciñe aterrorizada de
pánico cagándose los calzones, y cobarde, se suma a la contrarrevolución
obrero-campesina — Nos invadirán anarquistas anticlericales sindicalistas y
columnas de Durruti; nos arrasarán republicanos rabiosos antifascistas y
socialistas procomunistas alfabetizando miserables; penetrarán nuestros pasos
fronterizos pordioseros antiimperialistas muertos de hambre, navajeros y
piojosos descamisados; la plebe gitana invadirá y tomará nuestras tierras y
casas haciéndose con nuestras propiedades; cerremos la frontera a la invasión
bolchevique — Otro genocida se suma a la matanza, el portugués Salazar, se
pliega a las hordas nazis como una ratonera más (entrega a Miguel Hernández),
no será el primero ni único entregado al genocidio. Francia se convierte en el
muro principal bloqueando toda ayuda como muro infranqueable hermético y
ratonera mayor para asfixiar la República (¡Roja, uy, que miedo!). La no
intervención europea se suma al trino de la patente bélica. Hitler, Franco y
Mussolini se convierten en dioses del fascismo internacional sumando
colaboracionistas al genocidio, cierre de fronteras favoreciendo la muerte
anunciada y expulsión de las Brigadas Internacionales. Se trataba de frenar una
República ya en vías de revolución, a un pueblo dispuesto a ello y una amplia
intelectualidad implicada nacida de él presta a la victoria final. Lo dieron
todo contra el fascio interno y externo ansioso de muerte sediento de sangre y
destrucción: “Hay quien muere sobre su lecho, doce meses agonizando, y otros
que mueren cantando con diez balazos sobre el pecho. Todos el camino sabemos;
están los rifles engrasados; están los brazos avisados: ¡Marchemos!”. Así
cerraba Nicolás Guillén su canción en coro` Poema en cuatro angustias y una
esperanza sumándose al giro irreversible de las letras desde las barricadas:
¡¡Marchemos!! Jamás en Europa hubo tal cantidad, con tal calidad de artistas e
intelectualidad, de grandes escritores y pedagogos, filósofos, científicas,
maestras antifascistas comprometidas con un pueblo en armas forjando su
liberación.
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
No hay comentarios:
Publicar un comentario