OBISPOS: A DIOS ROGANDO Y
CON EL MAZO DANDO
PEDRO LÓPEZ LÓPEZ*
"A Dios rogando y con el mazo dando" es una expresión que cabe entender en un doble sentido: 1º) queriendo significar que para conseguir algo no basta con rezar o rogar a Dios, sino que hay que trabajar para ello, y 2º) puede referirse a las personas que de cara a los demás se muestran piadosas y religiosas, pero que hipócritamente encubren sus malas acciones o intenciones, o, por decirlo de otra manera, a lo que entendemos por doble moral; no obstante la web diccionarioactual.com habla de otro matiz diciendo que la expresión se emplea "con un sesgo irónico para referirse a las personas que son muy religiosas y sin embargo, no tienen escrúpulos a la hora de agredir a otros para conseguir sus objetivos". Creo que la homilía del pasado 17 de enero pronunciada por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, puede enmarcarse en este último significado.
"¡Ojo, con
tocar los sentimientos religiosos!", advertía el obispo. Sorpresa, poca,
pues Su Eminencia tiene una trayectoria vamos a decir que llamativa, para no
topar con el código penal, que es fácil cuando se critica a autoridades, ideas,
discursos o prácticas religiosas, pues tanto autoridades como simples fieles se
ofenden con mucha facilidad y, a diferencia de los demás, están más que
defendidos por el código penal, por la Asociación de Abogados Cristianos, por
los jueces y por el sursuncorda. Los demás, nos defendemos de sus ofensas como
podemos, que suele ser acudiendo al razonamiento, aunque suelen mostrarse poco
permeables al mismo, ya que para eso tienen el blindaje del dogma y conocen la
verdad absoluta, a diferencia de los pobres mortales que utilizamos la
reflexión y no tenemos conexión directa con ninguna divinidad.
La diatriba, que
puede verse aquí (minutos 32-33 aproximadamente) completaba la frase citada
anteriormente con "que nadie los toque, o si los toca, que se atenga a las
consecuencias". Vaya… suena a amenaza, Eminencia. Hay que ver cómo rogamos
a Dios, pero con el mazo cerca.
En 2018 las
principales confesiones religiosas (Federación de Comunidades Judías de España,
Conferencia Episcopal Española, Comisión Islámica de España y Federación de
Entidades Religiosas Evangélicas de España) se unieron para emitir un
comunicado en el que afirmaban que "las ofensas contra los sentimientos
religiosos aún gozan en nuestro país de una tolerancia social
incomprensible". ¿Les parece a los representantes de estas confesiones que
homosexuales, ateos, agnósticos, científicos, mujeres que deciden abortar,
divorciados, padres que deciden que sus hijos no vayan a religión y otros
colectivos no pueden ofenderse ante la ristra de ofensas y disparates que se
dirigen día sí día no a alguno de ellos? Veamos algunos materiales de la propia
cosecha de monseñor Demetrio Fernández, para no ir más lejos:
La fecundación in
vitro, calificada por en 2011 de "aquelarre químico".
En 2010 se apoyó en
una afirmación atribuida al cardenal Ennio Antonelli: "la Unesco tiene
programado para los próximos veinte años que la mitad de la población sea
homosexual". La afirmación es incluso graciosa por lo disparatada.
Equiparación del
aborto con el bárbaro asesinato de los niños Ruth y José (2012). Esta tiene
menos gracia.
Defensa a ultranza
del legado franquista (no hace falta especificar año). ¿No ofende los
sentimientos democráticos?
"La ideología
de género es una bomba atómica" (2016). Si alguien utilizara esa expresión
para calificar a una ideología religiosa, comprobaría la rapidez y eficacia de
la justicia española; mientras se refiera a feminismo, socialismo o ateísmo la
justicia seguirá descansando plácidamente.
Crítica de un acto de Estado de
homenaje a la víctimas del coronavirus porque no fue un acto católico (2020).
¿Por qué va a tener obligación el Estado de celebrar actos católicos?
Son una pequeña muestra de perlas
de este personaje, pero podrían citarse muchas más perlas de otras autoridades
religiosas. Con respecto a la última mencionada, hay que recordar que el
alcalde de Córdoba Julio Anguita tuvo que recordarle a un anterior obispo de la
misma ciudad que él era su alcalde, pero que el obispo no era su autoridad.
Ninguna autoridad política tiene por qué celebrar ni acudir a actos religiosos
en tanto que representante de todos los ciudadanos y no de una parte; otra cosa
es si lo hace personalmente, por supuesto.
Los jerarcas católicos presumen
con frecuencia de tolerantes, pero parece que mucho más tolerantes somos
laicos, ateos, agnósticos y otros colectivos que tenemos distinta relación con
las religiones que la práctica de ciertos ritos, y concretamente los que
creemos en el librepensamiento sin imposición de dogmas.
Amenazar está muy feo, señores
obispos. Procuren tener el mismo respeto
que exigen para ustedes y sus fieles, los demás tenemos sentimientos y calidad
humana que no están ni un ápice por debajo de los suyos, que no les confunda su
complejo de superioridad.
*Miembro del Grupo de Pensamiento
Laico, integrado también por Nazanín Armanian, Francisco Delgado Ruiz, Enrique
Javier Díez Rodríguez, Rosa Regás Pagés, Javier Sádaba Garay, Waleed Saleh
Alkhalifa y Ana María Vacas Rodriguez
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