¿CIERRE DE GUANTÁNAMO EN
SU 20º ANIVERSARIO?
POR GERMAN GORRAIZ LÓPEZ
Biden podría designar a un funcionario en la Casa Blanca para que desarrolle un plan para cerrar la prisión que incluiría el empleo de Fondos Federales para enviar a territorio extranjero los 39 presos sin cargos activos y el envío del único condenado en firme (Kalid Sheij Mohamed, ) a una prisión de alta seguridad de EEUU, con lo que Biden dejaría como legado para la posteridad el finiquito del lacerante episodio de Guantánamo.
Guantánamo ( Gitmo
para los norteamericanos), se habría convertido en un anacronismo propia de la
etapa soviética (gulags), blanco de las críticas de organizaciones defensoras
de los Derechos Humanos, como Code Pink, Human Rights Watch (HRW) y Amnistía
Internacional (AI), que han denunciado prácticas inaceptables para la dignidad
humana (privación del sueño, encierro de los prisioneros desnudos en
habitáculos con bajas temperaturas , interrogatorios extenuantes y suicidios)
así como un lastre para el contribuyente estadounidense (540 millones $ en el
2018 según The New York Times).
La deriva
totalitaria de EEUU
El término distopía
fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al
término utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad
ideal y sería “una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos
antagónicos a los de una sociedad ideal”.Las distopías se ubican en ambientes
cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la
élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la
realidad en sus planos físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa
seguridad del Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad (habeas corpus)
de las personas,síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del
sistema.
Así, en los sótanos
del establishment, se estaba fraguando un verdadero golpe de Estado virtual que
tendría su detonante en el impactante atentado de las Torres Gemelas (conocido
como 11-S), atribuido a Al Qaeda quedando desde entonces implementada la lucha
contra el Eje del Mal (Irak, Irán y Corea del Norte) como leit motiv de la
miopía política del nefasto mandato de George W. Busch y entronizando de paso a
Bin Laden como icono del Imperio del Mal. Así, un mes después del atentado del
11-S, el gobierno de George W. Bush decidió secretamente anular una de las
principales protecciones constitucionales de este país (habeas corpus) mediante
la ley conocida como USA- Patriot Act bajo la justificación de su “lucha contra
el “terrorismo”, según documentos oficiales revelados a finales de 2005 en una
serie de reportajes en el New York Times y la posterior revelación por dicho
periódico de la existencia de un programa de escuchas telefónicas altamente
clasificado para vigilar correos electrónicos y llamadas telefónicas en todo el
mundo para buscar patrones sospechosos, heredera natural de la unidad de
contra-inteligencia creada por Rumsfeld y conocido como Talon. Además, según
una investigación del Washington Post,desde el 2002 se estableció la Oficina de
Apoyo Estratégico (SSB),que trabajó clandestinamente sin limitaciones legales y
bajo las órdenes del secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld y entre cuyas
acciones estarían los sangrantes episodios de vulneración de los Derechos
Humanos en Abu Ghraib y Guantánamo, que pasarán a la Historia como paradigmas
distópicos de naturaleza real (no ficticia) del siglo XXI.
El limbo
jurídico de Guantánamo
Tras la
significativa erosión de la imagen de EEUU en el mundo tras los sangrantes
episodios de vulneración de los Derechos Humanos en Abu Ghraib y Guantánamo,
una de las primeras decisiones de Obama tras su investidura en el 2009 fue
firmar una orden ejecutiva para exigir el cierre de la prisión en la base naval
de Guantánamo en el plazo de un año pero en su segundo mandato sus asesores
todavía seguían buscando buscando los mecanismos legales para finiquitar el
«limbo jurídico» de Guantánamo, un espacio virtual fruto de la ingeniería
jurídica del llamado «Comité de Guerra» ( nombre en clave del selecto grupo de
juristas y asesores que trabajaron a las órdenes de la Troika formada por
Rumsfeld, Hayden y Cheney), verdaderos detentores del Poder durante el nefasto
mandato de George W. Bush.
Por su parte, la
mayoría republicana en el Congreso continuó su labor entorpecedora en un
desesperado intento para evitar el esperado cierre de la prisión y el Congreso
de EEUU, aprobó una enmienda del congresista republicano Jackie Walorski que
prohíbe asignar fondos para la transferencia de los 56 detenidos de
nacionalidad yemenita a su país, aduciendo” el posible efecto contagio al
radicar en Yemen grupos terroristas asociados a Al Qaeda” y continuando con su
política obstruccionista, el Congreso rechazó asimismo una enmienda de los
demócratas que pretendía eliminar las restricciones de fondos para el traspaso
a territorio norteamericano de presos de este limbo virtual, lo que ha
favorecido el retraso “sine die “ del esperado cierre de Guantánamo.
¿Cierre de
Guantánamo en su 20º aniversario?
La ONG Amnistía
Internacional ha pedido al próximo Presidente Biden “asumir su compromiso de
2009 de cerrar esta cárcel extrajudicial”. Biden contaría para ello con la
inestimable baza del ex-fiscal jefe de la comisión militar de Guantánamo Davis,
quien en declaraciones a Change.org recomienda el cierre de dicha prisión,
argumentando que “si cualquier otro país estuviera tratando a sus presos como
nosotros a los de Guantánamo, lo criticaríamos rotundamente y con razón”. El
coste de su mantenimiento sería según The New York Times de cerca de 540
millones $ en el 2018 para mantener a los 40 presos que están recluidos en la
actualidad desde hace más de una década sujetos a detención indefinida. El
estatus de «detenido indefinido» fue establecido por el Congreso de Estados
Unidos en 2001 como un tipo de prisionero de guerra kafkiano, pues no pueden
ser liberados al suponer según el Pentágono “un serio peligro para la seguridad
nacional” ni pueden ser juzgadas, al no existir pruebas suficientes en su
contra o estar las evidencias invalidadas tras haber sido obtenidas mediante
prácticas inadecuadas, ( léase tortura). Según el citado informe de la ONG
Amnistía Internacional, de los 40 detenidos, sólo uno fue formalmente condenado
y cumple condena; 15 permanecen encarcelados sin cargos y podrían ser liberados
y 24 está en un limbo jurídico, sin acusaciones en su contra. En consecuencia,
Biden podría designar a un funcionario en la Casa Blanca para que desarrolle un
plan para cerrar la prisión que incluiría el empleo de Fondos Federales para
enviar a territorio extranjero los 39 presos sin cargos activos y el envío del
único condenado en firme (Kalid Sheij Mohamed, autoproclamado cerebro del 11S)
a una prisión de alta seguridad de EEUU ( se baraja la opción de Standish en
Michigan) con lo que Biden dejaría como legado para la posteridad el finiquito
del lacerante episodio de Guantánamo.
GERMÁN GORRAIZ
LÓPEZ-Analista político
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