DUNIA SANCHEZ
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Porque son niñas,
niñas de padres de altos cargos. Nada más que niñas intrusas de mi rincón en
este boscaje donde ahora amanece, donde se siente el campanario de esa
residencia lejana. Seguro que venían de allí, perdidas, eclipsadas por un
impulso aventurero. Nefasto para mí, para ellas albergando no se qué. La tierra
vuelve a temblar con el pulso de las campanas. Hay que no me gusta. La tierra
se quiere abrir y tragarnos a todos. A veces pienso que sería mejor así ¡Oh,
este sufrimiento¡ Sí, Marie…me escuchas, ¡sufro¡ La tierra que pisamos se hila
en una masa viscosa, magmatica que algún día escupirá y todos nos iremos. No,
no estamos seguros mi magnífica Marie. Te encuentro hoy más bella que nunca y
no sé porqué. Nos iremos….no lo sé. Solo la muerte nos separará y si no seremos
dos esencias en la plenitud de esta atmosfera que nos atrapa, que nos absorbe.
Sí, dos almas vagando en el espacio que nos rodea.
No creas que es locura Marie
pero seremos otras personas y quizás nos enamoremos de nuevo. Tal vez nuestro
destino sea infinito, agazapados en las sombras del pasado. Se acaban las
campanas , se termina el temblor y todavía estamos aquí Marie….¡Ah, querida
Marie¡ Ya es hora de levantarnos y cubrirnos de estas paredes desconocidas en
el paso del tiempo. No, no te preocupes. Nadie sabrá nada de nuestro amor. Lo
de anoche fue un error querida Marie. No más dejaré alguna vela encendida en
medio de la noche. Ellas no volverán, seguro querida. Háblame Marie, tus ojos
verdes hipnotizan cada uno de mis movimientos, por ti hago todo esto ¡No¡ otra
vez está gritando, será desalmada, parece un animal mal herido. Necesito
respirar, respirar y respirar….Sale de la casa y se enreda en el jardín hasta
caer al suelo. Embarrado se levanta y se mira las palmas de las manos. Estoy
sucio…muy sucio ¿Cómo le explicaré a mi querida Marie de mi aspecto? La culpa
es de ella. Sí, ella. Parece que calla, el sol rompe mis ojos ante tanto tiempo
estar en la oscuridad pero me es vital, me da cierto halito de tranquilidad.
Estoy sucio…muy sucio ¡Oh, el otoño¡ espadas escudriñando las pisadas de la
vida Y qué es la vida sino un paso a la muerte. Somos polvo de estrellas. Somos
energía que viene, que va en al ritmo de la brisa que se ahueca en nuestros
corazones. La vida, esa de ojos cristalinos. La muerte, esa de ojos opacos.
Pertenecemos a las dos en un mundo que va extinguiendo existencias hasta la
plenitud del beso reboso del amor...CONTINUARÁ
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