CARTA A UN AMIGO QUE SE VOLVIÓ FACHA
Dime, amigo,
¿estoy equivocado al querer continuar entendiendo la vida como la entendimos tú
y yo durante tanto tiempo?
JUAN
TORTOSA - CANAL RED
Permíteme una pregunta, querido Ramón, ¿de verdad te crees las cosas que dices? ¿De verdad te gustan las barbaridades que suelta Ayuso? ¿De verdad te parecen bien los pactos con Vox en ayuntamientos y autonomías? Cuando sostienes que Moreno Bonilla o García Page son buenos gobernantes, ¿lo dices en serio? ¿Eres tú, de verdad? A veces, cuando por ejemplo sueltas los exabruptos que te escucho sobre Irene Montero, Echenique o Belarra, créeme que me cuesta creer que estoy hablando con uno de mis amigos de toda la vida.
¿Qué ha sido de aquel Ramón con quien yo iba a las manifestaciones en los últimos años del franquismo? Por estos días de hace cincuenta años recuerdo que lloramos juntos cuando nos enteramos que había muerto Pablo Neruda, lo han matado, aullábamos, a galopar, a galopar, cantábamos a voz en grito acompañados por la misma guitarra con la que interpretábamos “La nana de la cebolla” ¿Qué ha sido de aquel Ramón, querido amigo? ¿Qué te ha pasado para que ahora hayas votado a Feijoó después de haber estado a punto, tuviste la papeleta en la mano, de votar a Vox?
Hiciste oposiciones,
te has jubilado como catedrático de instituto, tus hijas se ganan bien la vida
desde hace años, tienes las necesidades cubiertas aunque no eres rico, siempre
fuiste una persona con criterio propio… ¿cómo entonces me repites entusiasmado
cuando nos vemos las crispadas homilías mañaneras de Losantos o de Herrera? No
me puedo creer que pienses en serio que este Gobierno de coalición actuó mal
cuando la pandemia nos hizo temblar a todos. Tienes gente a tu alrededor que
sin las medidas que se tomaron igual no lo habrían contado, gente también que
se pudo arruinar y ha vuelto a salir a flote. Sé que tú todo eso los sabes y lo
valoras… ¿entonces?
«No sé qué nos ha
pasado, Ramón, solo sé que me da mucha pena constatar, como escribió
precisamente Neruda, que “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. »
Habrás comprobado
que últimamente ya no discuto contigo. Sé que no tiene sentido y me da mucha
pereza porque a pesar de todo quiero seguir siendo tu amigo, por eso desconecto
y no entro al trapo cuanto te escucho defender las mentiras que en las teles
repiten sin parar. Durante mucho tiempo leímos los mismos libros, nos
indignábamos con las mismas injusticias, buscábamos la manera de poner nuestro
granito de arena para que este mundo fuera un poco mejor, pero de un tiempo a
esta parte las cosas han dejado de ser como eran.
Dime, amigo, ¿estoy
equivocado al querer continuar entendiendo la vida como la entendimos tú y yo
durante tanto tiempo? ¿Tendría que haber evolucionado como tú, acaso me he quedado
“anclado en el pasado”? Intento entender tus razones y no lo consigo. Sé,
porque te conozco bien, que no eres de los que piensa que si gobiernan las
izquierdas te van a quitar la casa en la que vives o lo poco que tienes
ahorrado, sé también que nunca te dejaste llevar por filias o fobias con
facilidad, que valoras la importancia de la sanidad que tenemos…
Por eso estoy
desconcertado, amigo, porque me cuesta asumir que cuando votas ahora lo haces
por quienes defienden la intolerancia, la crispación, la insolidaridad, el
sálvese quien pueda y quien venga detrás que arree; me cuesta asumir que tu
voto es el mismo que el de Rafael Hernando o Cayetana Álvarez de Toledo y que a
punto ha estado de ser el mismo que el de García Gallardo o Rocío de Meer.
Aunque tanto tú
como yo crecimos rodeados de ese silencio en que la posguerra sumió a nuestras
familias, conocemos bien lo que significó la guerra civil. Por eso no te
entiendo cuando te alineas con quienes vituperan la memoria histórica. Tenemos
familia que emigró a Alemania o a Suiza para salir de la miseria, por eso no
entiendo que compartas ahora estantería ideológica con quienes demonizan la
inmigración; vivimos de cerca episodios de violencia machista, ahora tenemos
hijas, ¿no te parece que viven en un mundo mejor gracias a las políticas del
ministerio de Igualdad?
No sé qué nos ha
pasado, Ramón, solo sé que me da mucha pena constatar, como escribió
precisamente Neruda, que “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.
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