DEJAD EN PAZ A LOS MUERTOS, SALVO SI NOS DA VOTOS
TONI MEJÍAS
El
presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, abraza a un simpatizante
en la Pulpada de San Froilán, en la Finca A Fortaleza, a 29 de octubre de 2022,
en Lugo, Galicia, (España).- EUROPA PRESS
"Dejad a los muertos en paz", dijo el líder PP Alberto Núñez Feijóo al enterarse que han exhumado por fin los restos de Queipo de Llano de la basílica de la Macarena. Por su parte, Abascal acusó al Gobierno de "perturbar el descanso de los muertos". Más allá de unas declaraciones que no sorprenden a nadie, de una muestra más de la fallida transición y de que tenemos franquistas dentro del Parlamento, manda narices que sea justo esta semana cuando la derecha más extrema y rancia hable de dejar en paz a los muertos.
Esta semana Irene
Montero se ha mantenido como tendencia en las redes sociales todos los días.
¿Qué ha hecho esta vez? ¿Es a razón de la Ley Trans? ¿Unas nuevas declaraciones
suyas tergiversadas? ¿O por el simple hecho de respirar y tener la capacidad de
participar a la hora de hacer leyes? Podría responder ese odio a esa última
pregunta, pero la excusa de esta semana ha sido el triste asesinato de una niña
en Asturias supuestamente a manos de su madre.
Da igual que sea la
excepción. Da igual que las cifras demuestren que la violencia machista y
vicaria genera mucho más sufrimiento y muerte que un caso aislado de una madre
que mata a su hija. Da igual que se condene, obviamente, esta muerte. No
importa nada. Cuando sucede que una mujer mata a su marido o a alguno de sus
hijos, al igual que una denuncia falsa de violencia de género (recordemos que
son menos del 0’1% del total), el champán comienza a descorcharse en la sede de
Vox y en las redacciones de los "periódicos" de la derecha más
cavernaria.
La misma prensa que
dedica pequeños espacios al asesinato de mujeres u obvia llamarla de género,
dedica portadas y horas y horas en espacios informativos para hacer de la
excepción la norma. Los mismos partidos que niegan la violencia machista y no
guardan minutos de silencio cuando sucede un asesinato, ahora claman justicia y
se les llena la boca para acusar al Gobierno y, particularmente, a Irene
Montero como si fuese la verduga de la niña. No es casualidad. Si repiten
muchas veces que la violencia viene por las dos partes, aunque sea una mentira,
mucha gente lo creerá y pensará, incluso, que desde el ministerio de Igualdad
se está consintiendo y que las penas serán menores.
No es casualidad
tampoco que el 20% de los jóvenes entre 15 y 19 años piense que la violencia de
género es un invento. Este tipo de sucesos se maximizan adrede para que esto
suceda, para que no terminen los privilegios de algunos, para que las mujeres
no ganen en derechos, para que no avancemos como sociedad y para que los
partidos, digamos, tradicionales, sigan contentando a su electorado y a sus
principales acreedores y benefactores. Y a la Iglesia, obvio, esa institución que
no se presenta a las elecciones, pero manda como si lo hiciera.
Hay muchos
intereses económicos y por ello abanderarán la causa de la pequeña niña
fallecida como si les importara. Como si no fuera una muerta más para su causa.
Como sucedió recientemente con la joven de la que abusó el exmarido de Mónica
Oltra, de la cual se aprovecharon y luego abandonaron sin más cuando no les
servía para nada.
Dejad a los muertos
en paz dicen siempre para referirse a nuestros muertos de la Guerra Civil o a
la hora de sacar a los verdugos de mausoleos que no merecen. Pero ellos no
dejan en paz a los muertos de los que pueden sacar votos. Lo hemos visto con
ETA, a la que siguen haciendo mención pese a que hace años que no existe. Como
no lo hicieron con las víctimas del 11M porque no les interesaba y se sabían
parte de la culpa. Ahora cada asesinato o muerte que les sirva para su causa
política la abrazarán y no dejarán en paz a los muertos. Al menos hasta que los
expriman hasta el último voto. Luego los dejarán tirados sin más porque de la
muerte les interesa el rédito, nunca el sufrimiento ni la reparación.
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