EDELBERTO
LÓPEZ BLANCH.
Quién pudiera pensar que en pleno siglo XXI, en Estados Unidos el país más rico del planeta, existan nueve millones de niños en la pobreza, mientras 975 estadounidenses son multimillonarios con un capital conjunto de 4,45 billones de dólares.
En solo un año, de 2021 a 2022, los menores que viven en la pobreza pasaron de cuatro millones a nueve millones, según datos oficiales, un alza debido a la desactivación de programas sociales en un sistema capitalista en extremo neoliberal.
Al
unísono, en un período de 10 años, los multimillonarios aumentaron sus
capitales en un 90 % y los que poseen más de un millón de dólares suman 22
millones, o sea 15,4 % de los 340 millones de habitantes.
Y es para
asombrarse pues las 20 personas más ricas de Estados Unidos acumulan la
increíble cifra de 1,6 billones de dólares.
Algunos de
la lista son Elon Musk con 251 000 millones de dólares; Jeff Bezos con 151 000
millones y Bill Gates con 106 000 millones.
En
contraposición, la tasa de pobreza general se incrementó de 7,8 % de la
población a 12,4, según datos de la Oficina del Censo de gobierno emitidos a
finales de agosto. Igualmente se reportó que el ingreso medio (no promedio)
real también se desplomó como resultado de alzas de precios.
Para el
sociólogo norteamericano Mathew Desmond, estas cifras no son accidentales, sino
resultado directo de decisiones políticas deliberadas que dieron mayor
prioridad a la reducción de impuestos para las clases medias y los ricos en
lugar de programas que habían sido efectivos para ayudar a los más pobres. “Hoy día los
principales beneficiarios de la asistencia federal son las familias prósperas”,
enfatizó.
Un claro
ejemplo es que Estados Unidos optó por gastar fondos en reducciones de
impuestos (1,8 billones de dólares) para otorgarlos a dueños de casas e
inversionistas, entre otras políticas que benefician a los ricos, mientras
rehúsa dar créditos fiscales para los hogares pobres con niños que, cuando fueron
implementados, llevaron a una reducción significativa de la tasa de pobreza
para los menores de edad, señala Desmond en su libro Pobreza en América.
El sistema
capitalista lleva intrínseco la desigualdad entre las clases y en Estados
Unidos se agudizó en la década de 1980 cuando el presidente republicano Ronald
Reagan desmanteló el ya imperfecto Estado de bienestar e impuso una serie de
medidas de choque orientadas a drenar la riqueza de abajo hacia arriba, un
programa que entonces fue bautizado como reaganomics, que hoy se denomina
neoliberalismo.
La
ecuación planteada fue la drástica reducción de las tasas fiscales cobradas a
los ricos, bajo el postulado de que, al cobrar menos impuestos a los
capitalistas, éstos tendrían mayores recursos disponibles para invertir en la
creación de empresas productivas y la generación de empleos, llevando a un
círculo virtuoso de bienestar.
Pero los
ricos lo que han hecho en estos años ha sido incrementar por todos los medios
sus capitales, comprar enormes edificios, terrenos, aviones, barcos, mientras
miran desde arriba a las innumerables personas que deambulan sin hogares por
las calles de cualquier ciudad.
La
desesperación por la pérdida de empleos, la imposibilidad para muchos de pagar
los altos costos de la salud al no contar con seguros médicos y la facilidad
para obtener drogas o un arma de fuego, han incrementado los suicidios en el
país.
Un
reciente análisis de la Universidad Johns Hopkins indicó que los suicidios en
2022 aumentaron casi un 7 % en las personas de 45 a 64 años, y más de un 8 % en
las de 65 o más.
Los nuevos
datos indican que el suicidio se convirtió en la segunda causa de muerte en
adultos de 25 a 44 años en 2022, cuando en 2021 era la cuarta.
Las
declaraciones de Sharon Parrott, presidenta del Center on Budget and Policy
Priorities, un centro de análisis independiente en Washington son irrebatibles:
“El asombroso incremento en pobreza en Estados Unidos es el resultado directo
de decisiones políticas”.
Claro, hay
que aclarar que son decisiones políticas de las cúpulas de derecha que
controlan todo el sistema capitalista estadounidense y que van en detrimento de
la gran masa poblacional. El llamado sueño americano se desvanece para más de
200 millones de personas.
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