DOS MIEDOS
Debe haber, de
alguna manera, un compromiso fuerte entre PSOE, Junts y ERC frente a la
amnistía, pues no será un hecho rápido y espontáneo. Será recurrida al TC.
Recurrirá cualquier sitio con varios togados y que no sea una tuna
GUILLEM
MARTÍNEZ
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. / Luis
Grañena
1- Pleno de parainvestidura de Feijóo. O Votación II, el retonno. En Votación I, esta vez es personal –me gustó más el libro–, Feijóo sentó las bases para la campaña electoral de los próximos 1.000 años. A saber: a) ETA ha muerto, viva el delito de deslealtad consti, b) seis bravos pactos de Estado, que suplen el engorro de enumerar la política, incluso el de mirarla, y c) la exposición de la convicción –falsa– de que Feijóo disponía de los votos para ser presi en lugar del presi, si bien no ha querido acceder a ellos por el primer caso de dandismo en la política española. NOTA –las notas son esas cosas de las que nadie toma nota, hasta que, boom, explotan–: es importante calcular que, para realizar esa pequeña gran Capilla Sixtina del fake, Feijóo tuvo que contar con la colaboración necesaria del rey, que le señaló como candidato a la presidencia sin posibilidad alguna de materializar ese deseo, como si, en efecto, Feijóo dispusiera de los votos necesarios para esta fiesta de varios días, y que hoy concluye. Importante: a esta manera de perder, de crispar y enturbiar, en el entorno de Feijóo, y en el entorno del PP, se le ha denominado reforzar-su-liderazgo y reconstruir-la-derecha. Lo que, me temo, es absolutamente cierto.
2- Hoy Feijóo, en
sus 10 minutos de discurso, ha tirado por a), b) y c), y ha intensificado d)
–el artista antes conocido como amnistía y hoy como amnistía y referéndum– y e)
–el hecho de que, si un diputado sociata faltara a su compromiso y votara a
Feijóo, no sería pecado–. Meditación: es una suerte que nuestros líderes
políticos hagan, en el Congreso, apología de esa figura poco edificante y no,
pongamos, de la pederastia. No nos damos cuenta, pero, poco a poco, y gracias a
esos pequeños cambios, el mundo avanza imparable, etc.
Para realizar esa
pequeña gran Capilla Sixtina del fake, Feijóo tuvo que contar con la
colaboración necesaria del rey
3- El hemiciclo, y
una parte notoria de la sociedad, estaban, en efecto, copados por los temas d)
y e). Más concretamente por la posibilidad de que el referéndum, incorporado
por el procesismo a la agenda en la tarde ayer, se coma la amnistía y un
gobierno de no-extrema derecha. Y, claro, también había –dentro y fuera del
hemiciclo– cierta preocupación por la posibilidad de Tamayazo, improbable en
esta emisión –si el rey nombra a un candidato sin votos, y va el candidato y
obtiene los votos, apaga y vámonos–. Pero, en todo caso, ese miedo a la
tamayadidad es, ha sido durante toda la semana, de baja intensidad, pero
detectable. Incluso Feijóo ha jugado con él –“no seré Presidente. O sí”–, en lo
que no es sentido del humor, sino sentido del bullying. No todo el mundo vale
para eso. En ese sentido, recordemos que el pobre diputado sociata que, en la
primera votación, sufrió el equívoco de votar, durante unos segundos, a Feijóo,
fue el primero en asustarse. Lo que habla de un susto previo y denso. Sí, hoy,
en la segunda votación, le ha pasado lo mismo a un dipu de Junts. Pero ha sido
más divertido, pues eso tal vez no era miedo, sino lapsus lacaniano: al dipu,
en fin, le gustan los feijóos, no puede decírselo a su madre, y la presión se
le sale por la boca.
4- Este articulete,
ahora que me fijo, es una descripción no solo de lo de hoy, sino de lo que nos
espera hasta, tal vez, el 27N, día en el que tiene que haber un presi de
Gobierno, o echan a todo el hemiciclo de la Academia y vamos a elecciones. Y es
una descripción a través del hecho más determinante de esta primera sesión de
investidura. El miedo. El doble miedo. El miedo al procesismo –ese niño no muy
despierto, que puede romper el juguete, pues no sabe lo que vale– y el miedo al
Deep-State –esa leyenda urbana y negra, según la cual algo o alguien puede
intervenir en la política, o en la judicialización, modificándola, en cualquier
momento–.
4- Sobre la cosa
amnistía, única condición efectiva para que Junts vote a Sánchez: es importante
señalar que, como todos los niños y niñas saben, ayer quedó la cosa un tanto
enturbiada. Por la presentación en sociedad de una resolución en el Parlament
de Catalunya, que se tendría que votar al día siguiente –es decir, hoy; se ha
votado; ha colado–. Se trataba de un texto fruto de la negociación de dos
propuestas de resolución de ERC y Junts, en el que se supeditaba el voto a
Sánchez no a la amnistía, sino a un referéndum. Esto, en efecto, en cualquier
parte del planeta, es un game-over. Fin de las negociaciones. Adiós amnistía y
adiós Sánchez. Pero recordemos, hermanos, ese texto no se emitió en cualquier
parte del planeta, sino en Catalunya, el país favorito de los egiptólogos, esos
lectores de jeroglíficos. Analicemos el texto desde esa tesitura.
5- El texto votado
es una resolución. Esto es, nada, carne de telediarios. No define el
referéndum. ¿Para qué es ese referéndum que no se define? La opción más
verosímil es que puede ser para un nuevo estatut, cuando todo esto acabe. Pero
cada lector puede leer lo que quiera, como es usual en todos los textos
procesistas. Es importante señalar que, no obstante, en el texto no aparece la
palabra indepe, una palabra en progresiva desaparición, en las bocas y textos
de los profesionales, desde 2016, por cierto. Según todo esto, esta resolución
es procesista. Ya saben, es un texto con unas funciones distintas a las aparentes.
Veámoslas.
6- ERC quería este
texto. De hecho, para conseguirlo, ese gran pagafantas político suprimió de la
resolución lo único que posee –un Govern–, al eliminar las alusiones al
liderazgo del Govern en la consecución de un referéndum. ERC quería el texto
porque necesita realizar nuevas apuestas en la partida de Chicken Game, pues,
desde ya antes de que Puigdemont fuera fundamental en la elección de Sánchez,
ERC está varias casillas detrás de Junts. Junts, a su vez, necesita ese texto.
Es un radicalismo lingüístico, que vendría a mitigar, entre su afición, el
hecho de que Junts está pactando con PSOE. Y, más aún, vendría a mitigar la
crisis, importante, que se está viviendo en el Consell de la República, una
suerte de parlamento sito en Bruselas, y un problemón procesista del que los
medios afines hablan poco en prime time.
7- Si ese Gran
Consejo Procesista fuera real, si fuera un parlamento –no lo es; es lo que los
politólogos de Princeton denominamos una milonga; lo decimos con acento inglés,
para ser más interesantes; milownga–, habría sufrido, este septiembre, un golpe
de Estado por parte del Ejecutivo/Puigdemont. El presi, de hecho, se lo ha
pelado. Lo ha suprimido, zas, con la excusa guineana de refundarlo, y dividirlo
no en una, sino en dos cámaras –tal vez una para niños y otra para niñas;
cuando me lo confirmen, les explico–. La razón real de toda esta movida es que,
me dicen, Puigdemont estaba hasta las narices de tanta frikada, por lo que la
ha pulverizado antes de que se convocara un pleno para discutir las
negociaciones Puigdemont-PSOE. Esto es, el futuro de Puigdemont. De los 121
electos, una treintena –poco; lo que explica la sensibilidad ética de la
paracámara– la ha liado. Han redactado un manifiesto, en el que arremeten
contra su disolución y, de paso, comentan casos de corrupción. No nombran a
Puigdemont, pero sí a Comín, el que montó todo este invento. La apuesta nítida,
certera, apasionada –y, estadísticamente, falsa– por un referéndum, puede
tranquilizar, en este momento, los ánimos de estos 30 aficionados a la política
y, más aún, a los miles de ciudadanos procesistas que tampoco han entendido
casi ninguna de las jugadas maestras de sus líderes desde 2017.
Del enfado PSC-PSOE
se sobreentiende también que hay un perímetro de la negociación ya cerrado
8- A la luz de los
puntos 5-7 se sobreentiende que lo que ha pasado no ha sido un giro indepe en
el procesismo –que como que no–, sino que ha consistido en tapar unos
agujeritos y en la proverbial y periódica salida de madre del Chicken Game, que
tantos disgustos ha ocasionado –al procesismo, no al Estado, que se lo ha
pasado pipa–. Lo que explica las diferencias del procesismo respecto a su
casilla anterior, el pujolismo. El pujolismo era más sencillo y efectivo, pues
el freno y el acelerador lo utilizaba una sola persona que, además, tenía dos
dedos de frente y sabía su oficio. El enfado de PSC-PSOE –sincero; ha hablado
hasta Sánchez, que no habla de este tema, para que no haya nada de este tema en
las hemerotecas– puede ilustrar lo que ha sucedido. Un imprevisto
subidón-subidón procesista, emitido para consumo interno, como todo lo que
emite. Que ya bajará. Del enfado PSC-PSOE se sobreentiende también que hay un
perímetro de la negociación ya cerrado. Que hay palabras dadas –lo que, en
efecto, no es una gran obligación en el procesismo–.
9- Hay más datos
que explican que el texto es solo procesismo/parole, parole, parole. El
principal es el texto mismo. Hasta su escritura, Junts y ERC eran dos grupos
con los que negociar. Ahora el PSOE solo tiene que negociar con uno –formado
por Junts y ERC–, pues Junts y ERC han vuelto a tener una sola voz. Otro
indicio es el ya aludido cierre del Consell. Puigdemont no lo hubiera chapado
si no quisiera chapar también una época. Hay otros cuatro indicios más: 1) en
el electorado ERC no se entendería regalar un gobierno a la extrema derecha
española –si bien, snif y sorprendentemente, sí que se entiende regalarlo a la
extrema derecha catalana–. Y en el entorno Junts, que no en su staff, no se
entendería 2) dejar sin el amparo de la amnistía a los mil y pico ciudadanos
juzgados, multados o pendientes de todo ello. Sería evidenciar, incluso, que
los políticos están accediendo a soluciones a las que no están invitados los
ciudadanos que, en muchos casos, confiaron en un Govern que les invitó a acudir
a acciones que presentó, con un par, como carentes de penalización. Indicio 3),
si bien solo perceptible para iniciados: en el Congreso, tanto ERC como Junts
han radicalizado su discurso. Aparentemente. Nadie de ellos ha modulado el
palabro referéndum. E indicio 4): en el Parlament, tanto Junts como ERC han
dejado ir al PSC a que se tranquilice. Vamos, que no hay razón para estar
nervioso. No pasa nada, vamos.
10- Es más, debe
haber, de alguna manera, un compromiso fuerte entre PSOE, Junts y ERC frente a
la amnistía, pues la amnistía no será un hecho rápido y espontáneo y efectivo.
Será una pista americana, lenta. Será recurrida, fijo, al TC. De una manera
novedosa y masiva, dramática y teatral, además de por los juzgados que tengan
alguna causa catalana, por instituciones insospechadas. Recurrirá, todo apunta
a ello, el TS, la AN, los TSJ… cualquier sitio con varios togados y que no sea
una tuna. El escrito –delirante, fuera de lugar y de sus atribuciones– de la
Asociación de Fiscales –conservadora, por decir algo– a la UE, presentado ayer,
en el que pide para España el trato otorgado a Polonia y Hungría, en caso de
que el Gobierno emita una amnistía, orienta hacia cómo será la juerga de
barroca y desmesurada. E, importante: el TC, que no está claro lo que haría con
mayoría progresista, no la tendrá, pues Juan Carlos Campo, ministro cuando los
indultos, deberá abstenerse, y esa es la tradición de Conde-Pumpido ante
cualquier caso catalán.
11- Todos esos
problemas serían lo normal. Por lo mismo, debemos asumir como normales los
sustos y aspavientos procesistas, y todos los sustos y aspavientos de las
derechas españolas, pues la amnistía, de haberla, será un a) cuestionamiento
absoluto del procesismo, sus mentiras, y del b) Deep State, sus excesos.
12- Es, por tanto,
absolutamente normal el miedo, si entendemos el miedo como lo que sucede al
escuchar los berridos de a) y de b), su presencia inquietante, como ha sucedido
en el día de hoy. Vendrán días como este. Muchos. Hasta el 27N. Los próximos
2-O y 3-O, por cierto, el rey reinicia las conversaciones con los portavoces.
Por lo que se ve, los 3-O siempre pillan al rey en el tajo, a tope. Sus 3-O son
como para nosotros los lunes, no estamos finos, pero estamos.
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