SÁNCHEZ SALVA OTRA BOLA DE PARTIDO:
PABLO
ELORDUY
El PSOE ha conseguido sostener los resultados en unas elecciones que se le habían puesto en contra y podrá optar a repetir una mayoría de investidura en un hemiciclo que pierde pluralidad pero que puede alumbrar una mayoría del PSOE aun más plural. El Partido Popular ha ganado las elecciones pero la suma con Vox no será suficiente para la firma de un Gobierno de coalición a la derecha. Los de Alberto Núñez Feijóo se han quedado en la orilla de lo que decían las encuestas. A lo largo de la noche, poco a poco, han subido su particular puerto de montaña, pero desde el comienzo del recuento parecía la noche de Pedro Sánchez. Así ha sido. Una más.
A medida que
avanzaba el recuento, los palmos que faltaban para que Feijóo alcanzara La
Moncloa se iban recortando. Con tres cuartas partes del voto escrutado, el PP
obtenía 132 escaños y Vox 33: a once de la mayoría, con el 80%, la suma era de
167. Con el 90% de 169. Ha recortado mucho, pero es que una hora antes parecía
que Sánchez, además sería el ganador de las elecciones.
Volverán los
argumentos a favor de que gobierne la lista más votada, pero eso no se
corresponde ni con la realidad del país ni siquiera con la fórmula D'Hont
Victoria pírrica de
la derecha, que paga la división entre su sector tradicional y el repertorio
neofranquista de Vox, el partido que más baja en porcentaje respecto a 2019. En
el directo de El Salto TV, el periodista Guillem Martínez apuntaba que esto
hará pensar al poder en la necesidad de desactivar a Vox, que, como Ciudadanos,
no ha cumplido su misión histórica y, en este caso, ha lastrado las opciones de
Feijóo, que hubiera obtenido mayoría absoluta con el voto de su escisión
absorbido.
El resultado será
interpretado en Génova como una injusticia. El bloque de la derecha ha ganado a
Sánchez y a Sumar, de Yolanda Díaz, pero es que España no solo son dos bloques.
Esa es otra de las lecturas de la noche, el Madrid sistémico pierde la pelea
contra lo que dibujó como el “sanchismo”. Volverán los argumentos a favor de
que gobierne la lista más votada, pero eso no se corresponde ni con la realidad
del país ni siquiera con la fórmula D'Hont, que hoy es otra de las grandes
triunfadoras de la noche pero que no basta.
Sale reforzado el
bipartidismo en unas elecciones convocadas para que así fuera. Pero se
introduce un pequeño matiz que marca la diferencia: el partido que más se
acerca a la pluralidad va a tener más oportunidades de gobernar que quienes se
aíslen en el búnker Madrid. Esa lectura no se hará en el búnker pero ahí queda.
Porque, decíamos,
la baraka del presidente del Gobierno —eso que los árabes entienden como
suerte, duende o bendición— ha superado las expectativas generadas por las
casas de encuestas de la capital. Esta vez, los resultados de GAD3 no han
compuesto la foto de la noche. Tampoco el CIS ha acertado, pero a favor de la
encuestadora pública, hay que reseñar que supo detectar un voto oculto a favor
de la acción de Gobierno.
Esa ha sido otra
clave de la noche, el Gobierno de coalición tenía más voto escondido del que se
mostró en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Los
resultados en Andalucía, Extremadura y la Comunitat Valenciana han equilibrado
la balanza: el desempeño del PSOE ha sido la constatación de que Sánchez tenía
un tirón electoral con el que contó para el doble o nada que sacó en la
convocatoria del 29 de mayo.
La otra parte de la
ecuación es compleja, pero ya se basa en la negociación parlamentaria, en la
que el presidente del Gobierno tiene más margen que Feijóo. Sánchez contará con
el concurso casi incondicional de Yolanda Díaz, que en campaña se ha mostrado
en sintonía con el presidente y debe ser consciente de que el papel de Sumar en
la coalición será menor que el de Unidas Podemos.
Sumar debe ser
importante, no obstante, para coser diferencias con otros votos necesarios para
la investidura: Esquerra Republicana de Catalunya y EH Bildu. No lo pondrán
fácil, pero la sensación de la noche tiene que ser obligatoriamente de alivio
para la izquierda independentista.
Sánchez ha podido
comprobar que la campaña furibunda contra él por sus acuerdos parlamentarios
con Bildu no eran tan fieros como los pintaban. Si se toma un punto de partida
honesto, el PSOE ha constatado hoy que puede pactar con estas fuerzas y
recuperar voto perdido en las zonas más volcadas al identitarismo español.
La vía
plurinacional ha mostrado a un PSC líder indiscutible en Catalunya, lo que abre
una lectura también sugerente. ERC tendrá que hacer examen sobre si lo que
falla es competir con Junts o si puede generar una tercera vía que le acerque
más a las posiciones que hoy refleja EH Bildu en País Vasco. Los resultados de
los de Gabriel Rufián son muy malos pero su campo para correr es mayor con una
repetición del Gobierno Frankenstein que en el escenario de la derecha española
desatada.
No será fácil la
mayoría de repetición del Gobierno de coalición. Depende de Junts, un partido
de retales, con una hoja de ruta desconocida y complicada, dirigido desde
Waterloo por Carles Puigdemont, enemigo número uno de la derecha judicial. Las
próximas semanas tendrán que ser de diálogo —en medio del ruido a favor del
bloqueo— para sacar adelante una propuesta de un país tranquilo en medio de una
vorágine internacional caótica. No será fácil.
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