ESPAÑA ES CATALUÑA
Para formar
gobierno la izquierda habrá de tener en cuenta que Cataluña no es España,
España es Cataluña. Parlem. Y no olvidar que avanzar es derribar barreras y
romper candados, para avanzar hay que democratizar el CGPJ, los ministerios de
estado y RTVE, como mínimo.
MARIO ORTEGA - CANAL RED
Para formar gobierno la izquierda habrá de tener en cuenta que Cataluña no es España, España es Cataluña. Parlem. Y no olvidar que avanzar es derribar barreras y romper candados, para avanzar hay que democratizar el CGPJ, los ministerios de estado y RTVE, como mínimo.
Decía el más andalucista de todos los parlamentarios que Podemos metió en 2015 en el parlamento Andaluz, José Luis Serrano, que Andalucía no es España, España es Andalucía. La virtud y la tragedia identitaria andaluza resumida en una frase que la demoscopia cultural confirma. La comunidad capaz de dibujar un mapa autonómico plurinacional, como nacionalidad histórica a partir del referéndum del 28F de 1980, era la que prestaba su identidad cultural a España para que fuese usada en Madrid como chiste, en la emigración con desprecio y en el mundo con admiración.
Las elecciones generales del 23J
han situado a Cataluña en una posición a la andaluza de 1977, o contribuye a
dibujar un mapa de España plurinacional, democrático, europeista y
antifascista, o el no pasarán trazado el domingo en todo el territorio español
con los pinceles de Euskadi, Cataluña y, sospecho hasta ver los análisis
numéricos que pronto saldrán a la luz, el feminismo, o da pie a una nueva
repetición electoral que hará más difícil para el electorado sostener su voto
contra la ultraderecha madrileñizada representada por PP/Vox.
Pero la responsabilidad no puede
recaer solo sobre el independentismo catalán, es hora de un auténtico parlem.
Es hora de que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz reconozcan que el manual de
supervivencia, que en cierto modo es el manual de supervivencia de la izquierda
en todo el territorio español, está escrito con las indicaciones estratégicas
del nacionalismo catalán y vasco y del podemismo republicano plurinacional. La
palabra no la tiene solo Puigdemont.
«Todo eso ocurría sin que los dos
actores llamados a enfrentarse en España a la ultraderecha reivindicasen con
fuerza ideológica el feminismo, la plurinacionalidad, el gobierno de coalición
con sus logro, ni mucho menos el pacifismo frente a la guerra en Europa y la
Europa guerrera.»
El electorado de izquierdas puede
hoy estar feliz. Partido Popular y Vox no tienen números. El PSOE resiste
creciendo en votos, Sumar aguanta sin sumar, el gobierno de coalición puede
reeditarse, el carácter plurinacional de España contra la ultraderecha
centralista es clave. El motor Podemos tendrá que salir de boxes. La precampaña
y la campaña electoral comenzaron con tristeza y desasosiego, el acto de Sumar
de Magariños anunció un reparto territorial trágico que se consumó el 28 de
mayo de este mismo año. La derecha cabalgaba a lomos de los grandes grupos mediáticos
y de las encuestas de pago, liberado Feijóo de su imagen de moderado, Voz
toreaba en los gobiernos del PP allá donde daban los números. Las señales de
alarma del neofascismo dejaron de ser de advertencia, desaparecían las
concejalías y las consejerías de igualdad y se prohibían conciertos y obras
teatrales. Hechos consumados.
Todo eso ocurría sin que los dos
actores llamados a enfrentarse en España a la ultraderecha reivindicasen con
fuerza ideológica el feminismo, la plurinacionalidad, el gobierno de coalición
con sus logro, ni mucho menos el pacifismo frente a la guerra en Europa y la
Europa guerrera. Todo empezó cambiar tras el destrozo que Feijóo hizo de
Sánchez en el debate de Antena 3. Zapatero lo vio y decidió ser un Rambo
electoral. Luego vinieron las dos milagrosas ayudas de la RTVE que el PSOE
regaló en esta legislatura al PP. La periodista Silvia Intxaurrondo reveló
simbólicamente al mentiroso candidato del PP, el debate a tres hizo el resto
dado el garrafal error de su candidato de no acudir, por cobardía, para hacer
un catenaccio en un partido que creía ganado. El debate movilizó el voto de la
izquierda, recuperó la esperanza y visibilizó tanto parecido entre Sáncchez y
Díaz que contribuyó a un tiempo a levantar el voto de Sumar por la izquierda y
a facilitar la transferencia de voto útil a PSOE.
Ahora para formar gobierno la
izquierda habrá de tener en cuenta que Cataluña no es España, España es
Cataluña. Parlem. Y no olvidar que avanzar es derribar barreras y romper
candados, para avanzar hay que democratizar el CGPJ, los ministerios de estado
y RTVE, como mínimo.
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