FEIJÓO DA MIEDO
El peligro no
es VOX, el problema es el actual PP formado por gente sin escrúpulos, apegada a
la mentira, a la división social y a la incompetencia política
JUAN
LABORDA
No pude, debo reconocerlo. Conforme avanzaba el debate entre el presidente del gobierno y el aspirante gallego, que pasará a la historia como una de las mayores ignominias de nuestra frágil democracia, sentía tanta vergüenza ajena escuchando al líder de la derecha extrema que acabé apagando la televisión.
El peligro no es VOX, el problema es el actual PP formado por gente sin escrúpulos, apegada a la mentira, a la división social y a la incompetencia política. Feijóo siguió una estrategia trumpiana. Usó la mentira para extender su relato. En materia económica no era nada más que una marioneta dirigida por intereses espurios. ¿Cómo se puede definir si no a alguien que está en contra de la excepcionalidad ibérica del mercado eléctrico y que ha sido tan útil para los intereses de nuestros conciudadanos? Todo ello aderezado con una sarta de mentiras. Cada palabra que emitía el líder la derecha extrema no era nada más que una invención.
Esperemos que nadie que ha
mentido de manera tan descarada puede llegar a la presidencia del Gobierno de
España
Eso es lo que debe quedar de este
debate, el de la gran mentira y mascarada de un líder que no tiene nada que
ofrecer. Bueno sí, división social, usando a su antojo el tema de ETA y el
terrorismo, tal como han denunciado distintas asociaciones de víctimas del
terrorismo; e incompetencia política. Un anhelo, esperemos que nadie que ha
mentido de manera tan descarada puede llegar a la presidencia del Gobierno de
España. Sí, Feijóo da miedo.
Ante semejante comportamiento
goobeliano, Sánchez estuvo completamente descolocado. Sin bagajes, estuvo
rematadamente mal. ¿Cómo es posible que quien controla los resortes del poder
estuviera tan mal asesorado? ¿Acaso no le explicaron cómo llegó al poder
Feijóo? ¿Cómo es posible que sus asesores, naïves, no previeran que esta tropa
iba a utilizar la técnica “Gish Gallop”? ¿En qué mundo han vivido estos últimos
cuatro años? ¿Qué escenarios contemplaron sus asesores? Un consejo, despréndase
de todos ellos. El escenario central que deberían haber contemplado es el que
finalmente desplegó el gallego, acostumbrado a bregar con gente de mal vivir.
Cuando alguien se comporta así se debe contratacar desde el segundo uno,
descolocándolo. Por ejemplo, “buenos días, señor Feijóo, antes de empezar el
debate, ¿cómo se encuentra su amigo el narco? Es por destensar lo que nos
espera los siguientes 100 minutos.”
Corrupción, incompetencia
política y división social
Hace ya tiempo le recomendé,
señor Sánchez, que siguiera el ejemplo del gran Frank Delano Roosvelt. Usted
como presidente del gobierno debería interpelar a los españoles, día sí y día
también, con varias preguntas sencillas. La primera, ¿quiénes están detrás de
la actual cacería y campaña contra el legítimo gobierno de coalición? No creo
que sea difícil saberlo. Son los mismos que el gran Paul Preston describió en
su magna obra Un pueblo traicionado: España de 1874 a nuestros días.
Corrupción, incompetencia política y división social (Debate, 2019).
Empezaron la persecución con el
vicepresidente Pablo Iglesias, y han acabado, una vez que les funcionó a las mil
maravillas, apuntándole a usted. Segunda pregunta, ¿en qué palacetes, bajo la
tenue luz de determinas velas, se juntaron las tres derechas patrias
-económica, política y mediática- para conspirar contra el gobierno legítimo?
Si usted lee la obra de Paul Preston comprenderá que esto va más allá de la
derecha política y mediática, porque todos ellos carecen de intelecto
suficiente para programar una cacería como la llevada a cabo desde los inicios
del actual gobierno de coalición. Los análisis obvian, la tercera pata de la
conspiración, la derecha económica, básicamente rentista, heredera de los
otrora monopolios públicos. Son estas élites quienes financian multitud de
panfletos profundamente reaccionarios, incluidas ciertas rotativas relevantes,
desde donde se pregona y se vierten fake news.
Determinadas élites gerenciales,
que cargan en público y en privado contra el legítimo gobierno de España, hace
tiempo que vienen distorsionando multitud de conceptos económicos, políticos y
sociales, no por accidente, sino intencionadamente, con el fin de acomodar
posiciones de conveniencia para determinados grupos. El libre mercado, tal como
lo entienden estos grupos de poder, no es otra cosa que intervenir el mismo por
medio de lobbies, de puertas giratorias, comprando voluntades políticas, para
que subsidien a determinados grupos con dinero estatal, o hagan la vista gorda
en las posiciones dominantes de muchos de estos oligopolios. A continuación,
piden que el gobierno no interfiera para proteger al ciudadano en situaciones
límites, como durante la Gran Recesión, la Covid, o el último episodio
inflacionista. Corrompen el gobierno y luego piden un gobierno pequeño. Un
botón de muestra, señor Sánchez, ¿ha leído la última ocurrencia de Aznar? Exige
austeridad fiscal a sabiendas del inmenso daño que van a infligir a los más
desfavorecidos. Obviamente el del trío de las Azores desconoce las balanzas
sectoriales de Wynne Godley, pero me temo que también sus asesores señor
Sánchez.
En su momento le interpelé, señor
Sánchez, para que escuchara sin duda uno de los mejores discursos de un
político en democracia, el que desplegó el gran Frank Delano Roosevelt en el
viejo Madison Square Garden durante un mitin en la campaña para su reelección.
Allí, Roosevelt, hizo una descripción de la mafia del gobierno del dinero
organizado. Me temo que sus asesores pensaban que vivimos en un mundo chupi
guay, pero la realidad es que la mafia del gobierno del dinero organizado
existe. Usted lo está comprobando en la parte final de su mandato. Un consejo
final, el que usted pueda repetir como presidente del Gobierno de España
dependerá de un millón y medio de votantes de Podemos que no van a votar a
Sumar y que no pueden ni deben quedarse en casa. Coja el teléfono y hable con
Pablo Iglesias e Irene Montero para que movilicen a esos votantes. Porque la
alternativa, Feijóo en la Moncloa, sí, produce pavor.
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