ANA ROSA, DANI ALVES Y LA CULTURA
DE LA VIOLACIÓN
DINA
BOUSSELHAM - CANAL RED
Este pasado miércoles, el programa de Ana Rosa Quintana entrevistó en exclusiva a Dani Alves, exjugador del Barcelona acusado de haber violado -presuntamente- a una joven en una discoteca de Barcelona, un hecho que le mantiene a día de hoy en prisión y por el que la jueza no le ha permitido “disfrutar” de la libertad provisional pese a que el abogado de Alves lleva meses insistiendo en ello. Que Alves siga en prisión quizás tenga algo que ver con las contundentes pruebas que obran en manos de la jueza que demostrarían su culpabilidad. Eso y que Dani Alves, de nacionalidad brasileña podría en cualquier momento fugarse y saltarse el proceso judicial, pues recordemos que entre España y Brasil no hay acuerdo de extradicción.
Volviendo al tema
principal, diferentes sectores han criticado públicamente esta vomitiva
entrevista por legitimar a un presunto violador. Mucha gente se pregunta qué
será lo siguiente. ¿Entrevistar a un terrorista? ¿A un pederasta? ¿Contar cómo
un asesino ha matado a su víctima? ¿Retransmitirlo en directo?. Si la prensa de
nuestro país había tocado fondo cubriendo el asesinato de las niñas de Alcácer,
la amiga de Villarejo ha superado todas las expectativas. Y aquí van un par de
apuntes al hilo de todo esto.
En primer lugar es
importante contextualizar el momento en el que se produce esta entrevista. Si
el sensacionalismo en el mundo del periodismo triunfa es por la derechización
que atraviesa nuestra sociedad fruto de esa batalla cultural en la que, de
entrada, la derecha -empujada por la extrema derecha- va ganando por goleada.
Por otro lado, esta entrevista se produce en plena campaña electoral, una
campaña donde se está visibilizando la disputa de esa derecha contra el
feminismo y sus conquistas legislativas y sociales. No es casual que se esté
banalizando la violencia machista intentando manipular la realidad haciendo
pasar a un presunto violador por un pobre hombre de familia, inocente, al que
le están destruyendo la vida. Se llama cultura de la violación y es
precisamente lo que venía a desmontar el movimiento 8M en las calles, y la Ley
del Sólo sí es sí en el ámbito político-legislativo. Una campaña que lleva
meses orquestada no sólo por el poder político (a nadie sorprende ya lo que
ocurrió con la ley del solo sí es sí, redactada por el Ministerio de Justicia
en manos del PSOE), sino tambien por el poder judicial (recordemos la decisión
del Tribunal Supremo de rebajar las condenas a violadores, justo la semana en
la que se estaba debatiendo el veto del partido de Yolanda Díaz a Irene Montero)
y fundamentalmente del poder mediático, que a fin de cuentas es quien opera
como altavoz de toda esa ofensiva reaccionaria.
«Si Ana Rosa sigue
hanciéndolo igual de bien en esta campaña, quizás le ponga el señor Feijóo un
monumento en la puerta de Alcalá, porque regarla con dinero público eso ya no
es ninguna novedad.»
Y por si no fuera
poco, ayer mismo en el mismo programa de Ana Rosa en lo que llaman como
“segunda parte de la entrevista a Alves”, han retransmitido el día a día de
Alves en prisión. Quizás, para que el espectador empatice un poco con un
presunto violador y de paso señalar como culpable a la víctima. La
espectacularización de la política durante estos últimos años ha ido acompañada
de estas formas de manipular en programas televisivos de máxima audiencia y que
se alejan de lo que debería ser el periodismo constribuyendo así a la
normalización del fascismo y a la degradación de nuestra joven democracia.
Eso sí, a Ana Rosa
no podemos negarle que al menos en una cosa ha dicho la verdad, y es que hace
apenas unas semanas, cuando se anunció el cierre definitivo de Sálvame a favor
de impulsar a su productora, y supimos del adelanto electoral, ella misma salió
avisando a sus espectadores de que no se iba a ir ahora que empieza una campaña
electoral. No podemos negar que al menos en eso, no nos ha engañado. A diario
en su programa, y sin esconderse, – donde Eduardo Inda es un tertuliano
habitual – despliega esa agenda reaccionaria, una agenda que ataca al
feminismo, legitima el discurso de un presunto violador, ataca las leyes
progresistas, sitúa marcos favorables a la derecha como el tema de las falsas
ocupaciones mientras silencia el problema del derecho a la vivienda que tenemos
en nuestro pais. En definitiva, una agenda que se resume en dos palabras:
manipulación y fake news. Tampoco es casual los reconocimientos públicos que ha
recibido la amiga de Villarejo, dueña de la productora que triunfa en Mediaset,
el grupo del difunto Berlusconi vinculado a supuestos casos de prostitución y
pederastia. Uno de esos reconocimientos tuvo lugar no hace unos pocos meses: se
trata de la famosa medalla que le concedió el alcalde de Madrid, Jose Luis
Martinez Almeida, que imaginamos que sería por los servicios prestados. Si Ana
Rosa sigue hanciéndolo igual de bien en esta campaña, quizás le ponga el señor
Feijóo un monumento en la puerta de Alcalá, porque regarla con dinero público
eso ya no es ninguna novedad.
Y para terminar,
quiero mencionar algo que viene bien al hilo de todo esto y que por desgracia
no saldrá en muchos medios. Me refiero al comentario de la actriz Mónica López
que se ha negado a acudir al programa de Pablo Motos por -y cito textual lo que
ha dicho- “blanquear al fascismo”. Pese a que mucha gente opina lo mismo, la
realidad es que son pocas las voces que se atreven a decirlo abiertamente, y
más siendo quién es. Gracias Mónica, por tu valentía y por ser coherente con
tus principios. Y desde esta humilde tribuna, mi desprecio a Ana Rosa y a todo
lo que representa.
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