SÍ, ESPAÑA ES RACISTA
PAULA GUERRA CÁCERES
Lo ocurrido este domingo a Vinicius en Mestalla, donde el jugador del Real Madrid volvió a recibir insultos racistas por parte de la afición del equipo contrario, esta vez del Valencia, está muy lejos de ser un hecho aislado, o de tratarse de un acontecimiento solo circunscrito al fútbol.
Lo ocurrido este domingo a Vinicius es una muestra del racismo estructural que impera en España y en sus instituciones.
Y quien no quiera verlo es porque no quiere o no le conviene.Parece mentira que
todavía haya gente a la que le sorprenda escuchar que en España hay racismo.
Desde hace años, una serie de colectivos y organizaciones antirracistas del
Estado español venimos denunciando este racismo estructural y sus dimensiones
institucional y social. Por ejemplo, se ha denunciado el racismo de la Ley de Extranjería,
con la que se quitan derechos a personas por su origen y nacionalidad; se han
realizado cientos de manifestaciones contra la existencia de los Centros de
Internamiento de Extranjeros (CIEs), en los que se encarcela a personas
migrantes que sólo están en una falta administrativa como es no tener papeles;
y se han denunciado incluso a nivel europeo los controles policiales por perfil
étnico-racial que se producen en España.
¿Existe algo más
violento que negar una opresión que no se sufre? No solo Tebas niega el racismo
en España, también lo hace Isabel Diaz Ayuso, quien al ser preguntada por los
insultos hacia Vinicius afirmó que “España no es un país racista”
También se ha
visibilizado el racismo de las inmobiliarias que se niegan a alquilar viviendas
a familias migrantes, la imagen estereotipada y esencializante que hacen de
nosotros los medios de comunicación y el racismo que sufren muchos niños y
niñas racializadas en los colegios.
La lista sigue y
sigue. Podemos mencionar también las denuncias de las festividades que realizan
la práctica racista del blackface, como la cabalgata de reyes de Alcoy, o el
reciente informe de SOS Racismo Madrid que analiza el racismo en los libros de
texto de la ESO.
Sin embargo, pese a
todo lo anterior, todavía hay quienes se ofenden cuando decimos que en España
hay racismo. El tuit de Vinicius, escrito por el jugador tras el episodio de
Mestalla, en el que afirma que para Brasil España es un país racista, ha
despertado la indignación en muchos de estos ofendidos, partiendo por el
presidente de LaLiga, Javier Tebas, que en lugar de apoyar irrestrictamente a
Vinicius por los ataques recibidos, le reprocha lo injusto de esta afirmación,
y se apresura en afirmar que “Ni España ni la LaLiga son racistas, es muy injusto
decir eso”.
Ninguno de estos
episodios racistas ha derivado en la suspensión de un encuentro. Solo una vez
un partido ha sido aplazado: el Rayo Vallecano – Albacete. ¿La razón? La
afición vallecana llamó nazi a Roman Zozulya.
Es decir, no solo
no lo apoya, sino que lo critica públicamente, revictimizándolo y desviando la
atención hacia su persona en lugar de hacerlo hacia los agresores.
¿Existe algo más
violento que negar una opresión que no se sufre? No solo Tebas niega el racismo
en España, también lo hace la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz
Ayuso, quien al ser preguntada por los insultos hacia Vinicius afirmó que
“España no es un país racista” y que es lamentable que se traslade una imagen
del país que es perjudicial y que “encima es mentira”.
Resumiendo, tenemos
a gente blanca autóctona que nunca ha sufrido racismo afirmando que en España
no hay racismo y tenemos a gente blanca autóctona más preocupada de cuidar sus
marcas (LaLiga y la “marca” España), que de denunciar abiertamente y sin
reparos el racismo que campa a sus anchas, sin que existan medidas contundentes
por parte de las instituciones para frenarlo.
No solo promueven
el racismo quienes lo expresan abiertamente, también lo hacen quienes lo niegan
y quienes, estando en posiciones de poder, no hacen nada por combatirlo
Vivimos en una
sociedad que, por estructura, es racista. El racismo es un sistema mayor de
opresión que jerarquiza las sociedades y que hace que algunas personas estén
sujetas constantemente a la opresión racial. Negar esto demuestra un profundo
desconocimiento sobre cómo se articulan las relaciones de poder en el
sistema-mundo.
Por eso, aquí no
cabe aquí ni justificar ni relativizar. Los insultos a Vinicius son producto de
un racismo estructural arraigado en la sociedad española, afirmado por las
instituciones y alimentado por el imaginario racista que crean los grandes
medios de comunicación.
Para erradicarlo,
se debe reconocer su existencia, escuchar a quienes lo denuncian y promover
leyes y normativas que permitan combatirlo. Si bien la lucha contra el racismo
es una lucha de la sociedad en su conjunto, quienes están en las instituciones
son los máximos responsables ante esta situación, tanto por el altavoz que
tienen sus opiniones como por la posición que ocupan y que les permitiría, si
así quisieran, levantar iniciativas en esta materia. Porque no solo promueven
el racismo quienes lo expresan abiertamente, también lo hacen quienes lo niegan
y quienes, estando en posiciones de poder, no hacen nada por combatirlo.
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