ELECCIONES: LA FARSA SUPERLATIVA.
ELOY CUADRA,
escritor y activista social.
Como si del Día de la Marmota se tratara (recuerden esa célebre película donde cada día era el mismo día), volvemos otra vez a concurrir a unas elecciones, en lo que se ha convertido ya en el acto de teatralización e impostura más grande y coral de nuestros tiempos. La norma de todos los partidos es fingir, disimular, esconder, hacer creer o exagerar, según de lo que se trate en cada caso. Empieza el teatro con la imagen que se da en las campañas electorales, diseñadas cada vez más por psicólogos sociales, estilistas y expertos en marketing, en lugar de por políticos o personas realmente preocupadas por el pueblo. Así, no vemos ni un solo debate serio, ni búsqueda efectiva de consensos o propuestas realistas, centrándose básicamente en tomar al votante como un consumidor y a la campaña como un reality o cualquier otro producto televisivo, que hay que vender a toda costa presentándolo como la cosa más atractiva. Es un poco como tomar al ciudadano por tonto, así de entrada.
Luego viene la
primera omisión u ocultamiento, por el que pasan todos, desde el más a la
izquierda hasta el más a la derecha, hay que disimular o hacer como que no
existe, el hecho de que cada año, en cada contienda electoral gane la
abstención, que se aproxima peligrosamente al 50% y los suspende a todos
automáticamente, pues ya no cuela eso de decir que los votantes son unos
pasotas y prefirieron ir a la playa ese domingo. Ninguno de los que se
presentan reparan en esta realidad, cero autocrítica, ningún partido quiere
darse cuenta que a la gente mayoritariamente cada vez les repugnan más las
dictaduras verticales y la forma de funcionar que tiene los partidos,
manipulantes, cerradas, maniqueas, interesadas, tan poco transparentes o
participativas. El segundo ocultamiento, omisión o manipulación interesada, en
la que también todos están implicados, de esto tampoco se puede hablar, es de
la realidad que conlleva vivir en un mundo globalizado, interconectado y
dirigido, donde las decisiones importantes, las que afectan a la economía, las
deciden organismos supranacionales a los que nadie vota, y mucho menos se
deciden en unas elecciones autonómicas y locales. Sabiendo esto pero
ocultándolo, todos los partidos tienen que hacernos creer que ellos son los que
deciden y hacen las políticas, cuando en realidad casi todo viene ya cocinado,
mascado y decidido desde arriba, con las reglas del capitalismo salvaje hay que
jugar, y si no te gusta no juegas.
Tercer
ocultamiento, no decir nada de la ley electoral, la Ley Electoral Canaria,
entre las más antidemocráticas del mundo, la que lleva a que 6.000 votos de un
señor de La Gomera al que echaron del PSOE por putero decidan el gobierno un
año sí y el otro también. Más asuntos de los que no se habla o se disimula, el
hecho de que haya un número ingente de administraciones (en Canarias por
triplicado), cargos públicos y cargos de confianza elegidos a dedo con sueldos
importantes. Hay que hacer ver que todo el aparato político-administrativo es
necesario, aunque estemos en porcentajes muy superiores a las medias europeas,
también en sueldos por cierto, como hemos visto no hace mucho en prensa (los
alcaldes canarios entre los que más cobran de todo el Estado). Ya me dirán para
qué sirven 70 diputados en el Parlamento si no se llega a ni un solo consenso y
todo lo decide el gobierno con su mayoría, pero de esto tampoco quieren hablar,
¿cómo van a hablar si lo que todos quieren es llegar para vivir de la teta
gorda?
Luego están los
fingimientos, las mentiras o las exageraciones de parte. Para empezar de los
que han gobernado y se vuelven a presentar, deben hacernos creer que estamos
mejor que antes, que todo marcha, que son fantásticos, o son cercanos, o dignos
de confianza, deben esconder que en Canarias no para de entrar dinero de todas
las mafias habidas y por haber y el canario cada vez es más pobre y tiene menos
sitio, no hablemos ya de vivienda, trabajo digno, alimentación, sanidad,
educación, etc. Y por si con ese fingimiento solo no bastara, también hay que
exagerar o amplificar lo nocivo que sería que los otros gobernaran. Muy
importante para los que gobiernan o han gobernado hacer creer a la gente que
son muy diferentes a los del otro bando, cuando en realidad, a modo de ejemplo,
partidos como el PP o el PSOE, en el Parlamento Europeo, donde se deciden muchas
cosas importantes que luego se aplican en regiones como Canarias, votan el 75%
de las veces exactamente lo mismo. Del otro lado, en las oposiciones, entre los
partidos que no gobiernan, la farsa, la impostura, las exageraciones y las
mentiras son iguales pero en sentido contrario, nada de reseñar o reconocer que
se ha hecho algo bueno por parte de los gobiernos, nada de buscar acuerdos o
consensos que beneficien a los canarios, todo está fatal, es el acabose, vamos
a la ruina, se hunde el país. También en este caso es muy importante hacer ver
a la gente que ellos son muy diferentes, que son honrados, que lo van a hacer
bien, que a ellos les preocupa el pueblo, y nos vuelven a tomar por tontos,
cómo si no los conociéramos ya de sobra. También hay entre los que participan
fingimientos, ocultaciones o imposturas específicas, me refiero a las que se
dan entre los que se presentan a la izquierda del PSOE. Entre estas izquierdas
alternativas es tabú hablar de que se presentan divididos en 1.000 confluencias
y partidos, sin ningún trabajo de base que les sirva como aval, y así las
cosas, dada la Ley Electoral con sus barreras difíciles de salvar y el mundo
capitalista en el que vivimos, pierden antes de empezar. No importa esta
realidad que los condena en el mejor de los casos a ser comparsas, de esto
tampoco se puede hablar, muy al contrario, hay que venderle a la gente un
supuesto entusiasmo u ola oculta, una marea silenciosa que viene y tendrá su
repercusión en las elecciones, todo con tal de que el votante de las izquierdas
alternativas no sienta que va a tirar el voto. Y bueno, entre toda esta montaña
de fingimientos e imposturas, hay unos pocos que fingen algo menos o lo hacen
tan mal que no lo pueden disimular, me refiero a los partidos de ultraderecha,
alguno incluso con probabilidades de entrar con algún escaño. No sé si lo
intentan mucho pero se ve a la legua todo el rencor, todo el odio y toda la
regresión e involución social y cultural que encierran en sus propuestas.
Para acabar un
último ocultamiento o fingimiento por el que tragan todos o casi todos, un
silencio, un tabú achacable en este caso al complejo de inferioridad larvado en
esta tierra por el colonialismo latente que aún vivimos. No entra en el debate
de prácticamente nadie, salvo contadas excepciones, que se hable en campaña de
la falta de soberanía que sufre Canarias, que está detrás de la mayoría de
problemas que padece esta tierra. Lo que pasa y afecta a Canarias lo deciden
casi siempre en Madrid o más allá de Madrid, pero de esto no se habla, de
soberanía no se habla, de autogobierno no se habla, porque la mayoría de
contendientes creen que les va a restar votos, y los pocos que sí hablan no
tiene altavoz suficiente para que se les escuche, o no ha sabido explicarlo y
trabajarlo en todos estos años. En resumen, con este panorama es muy difícil
votar, votar tomándose todo este circo un poco en serio, pero bueno, esto es lo
que hay, lo llaman democracia, pero no lo es.
Eloy Cuadra,
escritor y activista social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario