ESTO SÍ PRETENDE SER UN CUENTO ERÓTICO,
DE LOS DE SONRISA VERTICAL.
QUICOPURRIÑOS
No creo yo que unas nalgas tersas, que oscilen de derecha a izquierda, como el movimiento de las agujas de un reloj, conviertan un "requiem por un cenicero" en un relato erótico, como alguien me ha comentado ya. Para que un cuento derroche erotismo precisa que lo que lees, o mejor, lo que imagines con cada palabra o frase que veas, despierte en ti un estado de ánimo en el que de inmediato sientas la necesidad de no estar sola. Así, a medida que te empapas de la lectura igualmente tu cuerpo se debería ir empapando, poco o poco y cada vez más, con cada hoja leída, subiendo de temperatura mientras el relato avanza. Ya en la página dos deberías sentir vibraciones en el cuerpo, ascendiendo sin prisa, pero sin pausa, desde la punta de los pies, empezando por el dedo meñique y subiendo hacia donde guardas tu sonrisa vertical. Por cierto que, no les vendrían mal, a las uñas, una repasadita, una limadita y una manita de pintura, de esa con brillo chispeante que venden en las tiendas para que te gustes y gustes.
Al pasar a la página tres notas de
pronto un fuego interior que amenaza con hacer saltar por los aires, en primer
lugar, ese sujetador de encaje, comprado para aquella ocasión especial que
prometía horas de bohemia y de pasión, aquella que esperabas como
un rollito de primavera y acabó, antes de empezar, porque elegiste un
cerdo agridulce. Es lo que suele suceder cuando conoces a alguien que de
primeras te deslumbra con su palabra fácil y envolvente, que con habilidad
traicionera sabe trasladarte a un mundo de ficción, lleno de romanticismo y
glamour, haciéndote crear que te ha llevado a cenar a un restaurante de tres estrellas
Michelin, decorado con fino estilo y tenuemente iluminado con velas, pero que
realmente te llevó al cutre chino de la esquina, con mesas de formica y tubos
de neón y almanaque con la foto del C.D. Tenerife colgado en la desteñida pared
del fondo. Y ya puestos, porque la imaginación se te va despertando y
disparando, que de eso se trata, al leer formica piensas en fornica, pero, quién
usa esa palabra hoy que ha quedado anticuada, obsoleta y desclasificada, porque
lo que se dice fornicar, fornicar que es el verbo a utilizar cuando se acomete
la acción de fornicar, lo hacían los romanos cuando celebraban esas orgias cuyo
recuerdo tanto nos enciende. Cuánto tenemos que aprender, aún hoy, de la Antigua
Roma. Puestos a hablar de acciones, relacionadas con sexo, podría ocurrírsete
la palabra o expresión ” hacer el amor”, pero eso no es lo propio de un cuento
o relato erótico, eso se deja para la clásica novelita rosa, las de amoríos
entre un príncipe y una plebeya que, rompiendo las barreras de clases sociales
y gracias a que el amor triunfó, fueron
felices, comieron perdices y, después de hacer el amor apasionadamente en el
Palacio, tuvieron muchos principitos y princesitas que jugaron juntos y felices
como hermanos en los inmensos jardines hasta que les llegó la hora de heredar,
momento en el cual comenzaron las cuchilladas, los venenos, la pólvora y
entonces empezó a correr la sangre azul
y hasta la roja que corría por sus venas. No, tú no quieres cama en
Palacio, tú lo que quieres es un Manicomio para follar como una loca, que es la
palabra que usamos hoy, no nos engañemos.
Y es en este
momento de la lectura, en el que ya tu
cuerpo entero desprende calor por todos los poros, cuando miras a derecha e
izquierda en busca del complemento perfecto, aquel que soñaste dotado de manos,
cara, boca, brazos y piernas juguetonas, esperando que salte sobre tu ardiente piel
para que, como bombero experimentado, apague esas llamas que te están abrasando.
Pero, claro, por si las moscas, previsora tú, siempre te queda la tranquilidad
de saber que, si ese servicio de urgencias al que llamaste no acude,
en la primera gaveta de la mesilla de noche guardas, detrás de los calcetines y
junto al sujetador de encaje aquél usado aquella noche de triste recuerdo, ese
juguete que nunca se cansa y que te sirve de consuelo en las ocasiones en que
tu temperatura se dispara.
quicopurriños
17 de
mayo de 2023
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