REQUIEM POR UN CENICERO
(+R.I.P.+)
QUICOPURRIÑOS,
A Dios pongo por
testigo de que, el inesperado fallecimiento de Mr. Ashtray, fue fruto de un desgraciado accidente. Quizá
en su triste final tuviera participación, sin quererlo o proponérselo, “Arume
the waitress”, pues al colocarse justo delante de mí cuando me dirigía a vaciar
en la papelera las cenizas y colillas acumuladas en él, mis ojos no pudieron
evitar dirigir la mirada hacia sus tersas y cimbreantes nalgas que en esos
momentos oscilaban de derecha a izquierda y de arriba a abajo. Ello supuso
quizás, solo quizás, que el pulso se me acelerara, desviándome por consiguiente
del rumbo previamente fijado, lo que provocó que mi mano temblara, con tanta magnitud,
que el inocente cenicero comenzó a desprenderse de mis dedos, con tan mala
fortuna que se deslizó hacia el suelo, comenzando una veloz caída que, por aquello
de la ley de la gravedad, en décimas de segundos le llevó a precipitar e impactar
contra el duro y antipático pavimento mientras gritaba horrorizado por lo que
se le avecinaba y dirigía sus vidriosos ojos hacia mí en tono de claro
reproche. El golpe fue de tal intensidad que irreparable e inevitablemente la
defunción le sobrevino de forma inmediata. Me queda el consuelo de pensar que
no sufrió, de que fue una muerte rápida y sin dolor.
¡Descanse en Paz Mr.
Ashtray!
Dedicado a Arune
quicopurriños, 16 de mayo de 2023
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