EL MENAGE A TROIS DE ARRIMADAS
FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
La quinta
investidura de Pedro Sánchez lleva
camino de ser tan larga, áspera y tortuosa como lo fueron las anteriores en las
que no fue investido porque no tuvo los escaños de Unidas Podemos. Buena prueba
de ello es la propuesta de un menage a trois político -PSOE, Ciudadanos y
Partido Popular- que Inés Arrimadas ha enviado a la Moncloa como prólogo a una
reunión con el actual presidente de gobierno en funciones. Llama la atención
que Pedro Sánchez, aún fresca la tinta con la que firmó el preacuerdo con Pablo
Iglesias, no le haya devuelto la carta y que incluso manifieste el deseo de
reunirse con la nueva líder de Ciudadanos, pese a que está repartiéndose el
ajuar gubernamental con Unidas Podemos antes de consumarse la boda.
Quien vea una
voluntad adúltera o una vocación de infidelidad en Sánchez se equivoca. No es
nada personal contra Iglesias, ni contra el preacuerdo del PSOE con UP, lo que
sucede es que los escaños de la fiel pareja Sánchez& Iglesias son
insuficientes y hay que buscar el trío
natural con la izquierda soberanista de ERC. Pero los republicanos son duros a
la hora de pelar la pava como se está constatando en las reuniones públicas y,
sobre todo, en las privadas, en las que también coparticipa la izquierda
populista. No es nada fácil, aunque no sea imposible, armonizar el conocido
manual de resistencia de Pedro Sánchez con el desconocido manual de
desobediencia civil de los sociólogos estadounidenses Engler, los dos hermanos
Paul y Mark, que aplica Junqueras.
Ya es un hecho que
a Sánchez e Iglesias no les va a tocar el gordo en la lotería de Navidad. Ni
siguiera los reintegros. Su décimo no encuentra comprador, al menos por el
momento, en la izquierda soberanista. Pere Aragonés habla de semanas de
negociación, en las que tampoco se vislumbra un
resultado positivo de tales reuniones, justo cuando el socio preferente
de la Moncloa apremiaba al pronto pacto
para no crear malestar. Luego, el distinto timing político de las dos
izquierdas españolas con la izquierda catalana impide ahora no solo la cena de
Nochebuena sino también la de Nochevieja de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias en
la Moncloa mientras que el líder de ERC cena en la celda de Lledoners.
Aunque aplazar sea
una forma diplomática de negar, no es el caso de Esquerra Republicana. Sorprende
mucho que en la Moncloa se haya manejado esa posibilidad teniendo en cuenta que
el próximo 19 se conocerá si el Tribunal Europeo reconoce el derecho de
inmunidad parlamentaria del eurodiputado Junqueras y que, además, dos días más
tarde, el sábado 21, se celebrará uno de
los más cruciales congresos de Esquerra Republicana. Quizás el caudillismo
imperante hoy en toda la política madrileña obnubile la visión sobre una plural
realidad catalana que cabalga además sobre un movimiento de masas desconocido
desde hace años en Madrid. No les queda más remedio que esperar a los Reyes
Magos para ver si les regala la Moncloa o les trae el carbón de unas terceras
elecciones.
El menage a
trois que sugiere Inés Arrimadas busca
justamente, antes o después de que ERC se mantenga en sus trece -nunca mejor
empleada la expresión-, evitar que ese carbón negro electoral sea depositado en
la Moncloa. Probablemente no solo en la forma que propone sino mediante otras
fórmulas que resucitarían el non nato gobierno del PSOE con el Ciudadanos de
febrero de 2017, que fue el primero de los cuatro fracasados de Sánchez
impedidos por Iglesias. La iniciativa de
Inés Arrimadas es mucho más importante por lo que no dice que por lo que
dice y abre camino, puesto que va a acudir a una reunión política con el
inquilino provisional de la Moncloa, a todo tipo cambios en el invierno.
Habrá que esperar a
ver las reacciones de los políticos llamados a compartir extraños compañeros de
cama. En el mismo PSOE, donde Borrell se ha marchado a Bruselas manifestando su
incomodidad con ERC, o en el PP, donde incluso Esperanza Aguirre propone ayudar
a que Sánchez gobierne en solitario; por no hablar del PNV, que incluye el
derecho a decidir consensuado con el Estado español en su actual anteproyecto
de Estatuto. De repente, Sánchez encuentra al final del otoño los escaños que
no pudo hallar al final del verano. Entonces nadie le echó una mano. Se vio
obligado a convocar elecciones por el error estratégico de los que hoy ya le
han dado su apoyo como Unidas Podemos o
se lo van a dar si tienen oportunidad como Ciudadanos o el Partido Popular. Por
ello, casi un mes después del 10 de noviembre, Pedro Sánchez no sabe aún
con certeza con quien gobernará, cuando
formará gobierno y cuanto tendrá que pagar por formarlo.
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