JM AIZPURUA
Quiero llorar por
vosotros, ahora que soy viejo; antes de joven luchaba, pero ya mis fuerzas me
abandonaron y solo mi voluntad de resistencia me mantiene entre lágrimas de
impotencia. Yo no puedo, pero hay por el mundo mucha gente que recogerá la
antorcha de los que en el mundo han sido luchadores por la Justicia, la de
verdad, no la de la toga servil.
Y lloro porque os
veo en la TV en la cubierta del barco donde R. Gere os entrega su comida y su
solidaridad budista en contra de la indiferencia europea o la beligerancia de
los neofascistas de Salvini, que les dice que hagan las maletas, ¡ya quisieran
tener maletas! ¿Y el Papa charlatán, dónde está? ¿Y el que quiere ser
Presidente y se va de vacaciones; que ofrece a este mundo: indiferencia?
El vaticano el año
pasado tuvo beneficios por 17,5 millones. Telefónica 3,3 millones. Por Neymar
ofrecen 180 millones y la ministra Robles autorizó gastar 2.000 millones en
carros de combate, pero para los parias de la Tierra no queda ni un centavo ¿y
se preguntan por qué lloro?
África nos dio la
vida, de allí partió la epopeya del mono desnudo que llegó a la luna, pero no
por méritos propios, sino por la explotación del hombre por el hombre, dejando
a unos en el barro y a los más crueles en los palacios. Brechas y más brechas,
de género, de clase, de raza, de religión, de aspecto y con un solo dios
verdadero: el oro. Mundo de Mierda.
La coalición de
tontos y malos nos obliga a vivir entre mentira y falsa corrección. Un
argumentario nefando corre por nuestros oídos, manipulado por los pesebres
editoriales y la vida sigue, ¿sigue la vida?
¿Desde qué credo se
puede ser “conservador” ante el panorama actual? No hay nada que conservar de
esta injusta situación que cierra puertas a la vida ajena, y se excusa con
patrias, leyes y prudencias. Mentira. Es la eterna supremacía de la casta que
dicta las normas de la vida, la del embudo con lo ancho para ellos y lo
estrecho para los demás.
Y aunque a mí nadie
me llore, yo no dejaré de llorar lágrimas rebeldes por los que sufren, los
abandonados del Sistema en todas sus formas y colores. Tumbados en la proa del
barco, o en los cartones del cajero, allá en la sombra junto al bohío, con los
cielos como techo mucha gente sufre, malvive, y ya no tiene lágrimas pues las
gastó en el empeño.
¿A dónde irán mis
lágrimas? Yo quisiera que llegaran a mojar la cama del que tiene en sus manos
la posibilidad de paliar el sufrimiento humano. Hay para todos, pero, vuestra
ambición impide que el reparto sea más humanitario, menos cruel con el débil y
el oprimido.
Ya no tenéis alma;
sólo bolsillo. Se que mis lágrimas no os conmoverán.
Habéis pensado un
nuevo mundo en el que ya no cabe el pobre, el débil, el alternativo. Solo los
poseedores y los suyos, la casta, tendrán el disfrute en él y vosotros
controlareis las máquinas y la tecnología, pero, ese mundo no será humano y por
ello se romperá como en otras etapas de la vida. Vosotros sois una
degeneración, una mutación ambiciosa que como Saturno pretende devorar a sus hijos.
Pienso en ti,
pequeño que me miraste desde la cubierta del Open Arms dentro de la pantalla de
mi TV, y seguiré llorando, pero lágrimas rebeldes.
La vida no es para
sobrevivir; es para vivir y eso sin solidaridad: es imposible.
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