lunes, 19 de agosto de 2019

BEREMUNDO PAZ Y EL MOVIMIENTO GUERRILLERO EN LA ZONA DEL ESCAMBRAY


BEREMUNDO PAZ Y EL MOVIMIENTO GUERRILLERO EN LA ZONA DEL ESCAMBRAY
POR: ANASTASIO CABRERA SANTOS
Hace más de medio siglo era un hecho casi cotidiano en Cabaiguán las manifestaciones de protesta, las huelgas y los enfrentamientos callejeros con los representantes del orden público. Las consignas de lucha escritas en muros y fachadas cercanas a las Escogidas de Tabaco eran también comunes. Recuerdo aquella de “Abajo la bolsa negra mueran los agiotistas” escritas en la portada de la escogida de tabaco de Cuervo. Los Cuervo eran una familia muy allegada a la familia Santos también asociada durante muchos años a la industria local del tabaco.
 Fue muy significativa  una huelga protestando contra la introducción de las llamadas maquinas torcedoras de tabacos, maquinas que se suponía que dejarían sin empleo a  muchos trabajadores. Durante esas protestas  se rompían botellas y envases de vidrio que se lanzaban a las calles. Esto fue  de tal magnitud que prácticamente se hizo imposible el tránsito de vehículos motorizados. Cuando pusieron fin a la huelga, los vehículos para poder circular tenían que instalar escobas en la defensa delantera de los vehículos para barrer los vidrios e impedir los ponches y reventones de neumáticos. Este fue un espectáculo de difícil olvido. Era la época de Batista, dictador de Cuba.

 No mucho tiempo después las cosas  comenzaron a empeorar luego de la proclamación del movimiento opositor 26 de Julio con aquello de ”este año viene Fidel Castro, seremos mártires o héroes”. Fidel Castro, estando preso había sido amnistiado después de su ataque al Cuartel Moncada, marchado a Mėjico y regresado a Cuba iniciando una guerra de guerrillas en la Sierra Maestra. Inspirado en la Sierra Maestra, ya el movimiento opositor no se circunscribía a los problemas locales, sino que se expandía junto a la resistencia nacional contra el régimen de Batista y comenzaba a participar toda la ciudadanía independientemente de su procedencia social o religiosa. Sobre todo los jóvenes trabajadores y los estudiantes  comenzaban a organizarse dando origen a una actividad opositora muy fuerte.

Los  estudiantes de Cabaiguán, se encontraban en el pueblo en casa de sus familiares, comenzaron a crear una organización secreta, con el fin de tomar las armas y producir un alzamiento en la aledaña zona montañosa de Escambray. Así, una noche se reunieron  y partieron hacia las cercanas lomas del Escambray con el propósito de formar una guerrilla.


En los  días anteriores al alzamiento habían  comenzado a organizar el pequeño grupo, tratando de adquirir algunas armas entre el vecindario.  Las armas finalmente se circunscribieron  a escopetas de caza, revólveres y algún que otro rifle de bajo calibre, pues no había otras entre la población. Evidentemente ninguna de estas armas era apta para un enfrentamiento contra armas de guerra, como las que disponía el ejército y la policía. Probablemente por comentarios y expresiones inocentes hechas durante la recopilación de las armas que,  junto también a la euforia de algunos simpatizantes y opositores pasivos, debió de haber trascendido la información a las autoridades y alertó sobre los hechos que estaban  aconteciendo. El grupo finalmente se alzó, dirigiendose a Santa Lucía, al sur de Cabaiguán con la intencion de llegar a las lomas del Escambray al sur de la provincia.

 Al conocerse que se había producido un peligroso alzamiento el régimen inmediatamente movilizó el “Tercio Táctico de Santa Clara (capital de la provincia) enviándolo contra los alzados, que al no tener ninguna experiencia militar ni contar con el entrenamiento táctico ni físico, en su avance fueron dejando un rastro fácil de seguir, al que se le sumaban comentarios inocentes de campesinos que los vieron pasar y también a la delación de algunos personajes.

Finalmente se produce el encuentro armado en una finca llamada “La Llorona”, donde los alzados se encontraban descansando entre los árboles y no se percatan de la proximidad del ejército, que entró en conocimiento de la situación por la aparente delación de un sujeto de apellido Ríos, dueño de la finca.

Prácticamente el enfrentamiento fue una masacre, no hubo heridos por parte del ejėrcito. Pero algunos de los alzados dentro de la confusión y el caos reinante lograron escabullirse y escapar.

Entre los muertos más significativos se encontraba Beremundo Paz, estudiante universitario y amigo personal mío, residente del poblado de Neiva en el término municipal de Cabaiguán. Hoy la antigua calle 2da. del Oeste lleva su nombre.

 Beremundo Paz y yo habíamos terminado los estudios de bachillerato en el Instituto de Sancti Spiritus pero Lucio Paz, padre de Beremundo, un campesino próspero, propietario de una finca quiso enviar a su hijo a estudiar Ingeniería en una Universidad de los Estados Unidos. Cuando Beremundo regresó a Cabaiguán de vacaciones fuimos a visitarlo a Neiva y ya el había decidido formar una brigada y alzarse contra la tiranía de Batista. Ese empeño contaba con la simpatía de varios jóvenes de Cabaiguán, incluyendo a Juan Antonio Mendoza, Moisés Benmuhar, Enrique Torres y yo, que apenas había concluido dos años de la carrera de Medicina pero pensaba que podía ser útil en la futura guerrilla como sanitario. El alzamiento de Beremundo fue probablemente muy precoz y se produjo junto con su hermano Roberto y otros jóvenes de Neiva sin haber logrado acopiar el armamento adecuado y otros medios y probablemente sin haber creado un régimen de discreción. El plan era dirigirse hacia las lomas del Escambray pero sin duda que en medio de los preparativos tuvo que haberse filtrado la intención, comunicada a la policía o al ejército, provocando una rápida y contundente respuesta militar que impidió que el grupo inicial pudiera llegar hasta las montañas siendo bloqueado y masacrado en Santa Lucía no lejos de Cabaiguán con el saldo de varios muertos, entre ellos el del propio Beremundo; su hermano Roberto logró escapar y permanecer escondido.

Estaba muy claro que el gobierno cubano trataba de impedir a toda costa la repetición de la actividad guerrillera que ya actuaba con éxito en la Sierra Maestra y por esa razón movilizó al poderoso Tercio Táctico del ejército nacional acantonado en Santa Clara el cual rápidamente aniquiló la intentona. Este resultado produjo gran estupor entre nosotros los restantes miembros de la brigada que nunca llegó a cristalizar pero exacerbó el odio que ya le teníamos a la dictadura de Batista.


La muerte de Beremundo hizo que un grupo de nosotros nos dirigiéramos a Neiva para asistir a su funeral. Allí su madre declaró a viva voz entre los asistentes que lamentaba tener más hijos para mandarlos a luchar contra la tiranía. El cortejo fúnebre se trasladó desde Neiva hasta Cabaiguán y desde allí al cementerio del pueblo. Ya en Cabaiguán el entierro fue flanqueado por largas filas de soldados a ambos lados del camino hasta el propio cementerio pero la intimidación creada por la presencia de los soldados fue tal que muchos abandonaron el sepelio y fuimos muy pocos los que llegamos al cementerio.

Esa noche un familiar de Segundo Borges, entonces gobernador de Las Villas, muy allegado a nuestra familia llevó el mensaje de la intención del gobierno de asesinarnos si no abandonábamos el pueblo; se había propagado la frase intimidatoria “después que limpiemos el campo limpiaremos el pueblo”; esa frase fue muy creíble pues ya eran muchos los jóvenes de Cabaiguán que habían sido asesinados por ahorcamiento por el régimen. La mayoría lo hicimos al dia siguiente. Yo pasé meses en la Habana en medio de la zozobra creada por la creciente represión de la policía y posteriormente me trasladé a Venezuela para continuar los estudios en la Universidad Central de Venezuela, pais  que recién se había liberado de la tiranía de Marcos Perez Jiménez, para continuar la interrumpida carrera de medicina; mi solicitud a esa universidad habia sido aceptada bajo la rectoría del Dr Francisco Devenanzi.

Moisés Benmuhar se fue a Estados Unidos, Juan Antonio Mendoza a Méjico y Enrique Torres permaneció en Cidra, provincia de Matanzas. Pasaron años antes de que algunos de nosotros pudiéramos reunirnos de nuevo en Cuba; a Juan Antonio Mendoza nunca lo volví a ver en vida. A Enrique Torres lo ví varias veces en La Habana a mi regreso de Venezuela ya graduado. Casi medio siglo después  nos encontramos Moisés Benmuhar y yo, ambos viviendo ahora en Estados Unidos. Moisés habia marchado a Nueva York, se habia alistado en el ejército americano y luego trasladado con su negocio a Puerto Rico.

La muerte de Beremundo Paz no impidió que tiempo después se organizara un fuerte y exitoso movimiento guerrillero en la zona del Escambray.

*Anastasio Cabrera Santos es doctor en medicina. Autor de la novela Ruta de escape ed. El Vigía 2018. 

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