SI VILLAREJO ESTUVIERA EN MARIVENT…
ANÍBAL MALVAR
Pedro Sánchez lleva
tanto tiempo repitiendo lo mismo a todo quisque que, a lo mejor, en su despacho
con el rey en el palacio de Marivent se le suelta el automático: «Majestad, le
ruego que se abstenga para no depender de nacionalistas y bla, bla, bla».
Como nuestro nuevo
rey no es nada campechano ni ocurrente –lo dicen los periodistas destinados en
Casa Real–, seguramente contestará con alguna frase institucionalmente frugal y
distraída. Es lo que tiene colocar las reuniones de más alto nivel a la hora
del vermú.
Lo peculiar de esta
reunión es que se produce entre un presidente en funciones dedicado a mendigar
votos blancos y un jefe del Estado que acaba de quebrantar frívolamente la
imparcialidad que le exige la Constitución. Porque es frívolo hacer
valoraciones políticas durante un posado fotográfico con las niñas y la reina,
coño. Y, además, te arriesgas a que Letizia te contradiga en un arranque de
espontaneidad, que buena es ella.
–Pues no, Felipe.
Yo creo que sí vendrían bien unas elecciones. Y no me interrumpas.
Este rey tan
preparao que nos ha acaecido por gracia de un elefante muerto y de una princesa
lista y aria, don Felipe de Borbón, ya ha perdido varias notables oportunidades
de guardar un silencio elegante durante se breve mandato. Eso lo ha
plebeyizado.
Por su parte, Pedro
Sánchez acude a la cita con un halo de majestad que solo observan él mismo y
sus más afamados pelotas. El rey de los 123 liliputienses en minoría
absolutista va desnudo, sin un solo aliado, a tan varonil cumbre. Pero ya se le
ha visto salir airoso de otras muy procelosas situaciones. Por su instinto de
supervivencia y su talento para la inacción vocacional, Sánchez empieza a
parecer abducido por el fantasma de Mariano Rajoy, que vaga por la Moncloa con
un Marca amarillento debajo del brazo y la resaca eterna de aquellas ocho horas
de moción de censura que pasó bebiendo whisky en el restaurante Arahy, mientras
en su escaño gobernaba el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría.
No sería de
extrañar, dada la relajación con que tomamos en España la panoplia esa de la
separación de poderes, que en esta reunión vacacional Sánchez le rogara a su
preciosa majestad que intercediera ante Albert Rivera y Pablo Casado para que
facilitaran la investidura.
El vasallaje
borbónico de ambos políticos de nuestra derecha está sobradamente documentado.
Inolvidable el discurso de Casado el pasado año con motivo de la junta nacional
del PP: «Cuando abrimos un hospital o abrimos un colegio estamos diciendo viva
el rey; cuando pagamos las pensiones o pagamos un subsidio de desempleo, o
abrimos kilómetros de AVE o de carreteras o un aeropuerto, también decimos en
gran medida un viva el rey; cuando nuestro sistema de trasplantes salva una
vida o cuando se atiende a un dependiente también se dice viva el rey«, y le
faltó añadir que cuando se encuentra un semáforo en verde, prescriben los
delitos de los tuyos o te funciona un laxante hay que enfervorizar los vivas al
rey.
Por su parte, el
que fuera ex yerno ideal de todas las madres decentes de España, hasta su
conversión en replicante Nexus-6 con desarreglos espasmódicos, suele incorporar
a sus discursos electorales frases del monarca con indisimulada devoción: «Como
decía Felipe VI, los españoles ya no somos enemigos entre nosotros», y otras
fruslerías en este plan.
Aseguran los que
saben de estas palaciegas intrigas que Juan Carlos I estuvo siempre más cerca
de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero que de José María Aznar y M.
Rajoy. O sea, que nuestra borbonía congracia más con los supuestamente
republicanos socialistas que con los legitimadores incondicionales de la
herencia monárquica de Franco. Sería interesante sabe si sigue siendo así. Qué
pena que no ande suelto estos días Villarejo, con el morbo que nos podría dar a
los españoles de izquierdas escuchar una grabación pirata de este despacho del
presidente con el rey. Al fin y al cabo, el viejo comisario encarcelado ha sido
quien más ha hecho en España por aplicar las leyes de transparencia. A ver
quién tiene ovarios a negarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario