domingo, 18 de agosto de 2019

ESPAÑOLISMO LETAL


ESPAÑOLISMO LETAL
JM AIZPURUA
Hace 499 años, el españolismo castellano se fijó la meta de servir de coartada al objetivo real, el auténtico móvil, de apoderarse del oro y territorio de sus vecinos y de ultramar. Quiero dejar constancia que la cultura invasora era común en la época, aunque el Fuero Vasco la impedía con su ley de Árbol Malato, límite territorial propio, hasta donde el guerrero vasco tenía el terreno de su lucha que solo debía ser defensiva y dentro de su propio territorio-país.  Jamás el vasco invadió el territorio vecino y siempre en la Historia se mantuvo en sus límites naturales que en su lengua llamó Euskal Herria (Tierra de Euskos).


Sobre la base de una tecnología guerrera y una despiadada infantería, los Tercios, el españolismo castellano tuvo 3 siglos de Imperio en los que impuso su ley en las hoy Europa y América. Luego tuvo 2 siglos perdiendo su poder que nos llevan a los últimos desastres de guerra y dictadura y al actual intento de crear un Estado europeo del que cuelgan Canarias, Ceuta y Melilla como rémoras imperiales del pasado colonial africano.
El sector poderoso de la economía hoy se apoya en sus bases civiles y militares que observan una fidelidad a un espejismo “nacional” que les fue rentable en el pasado y justificación de sus riquezas. Su expresión política, la derecha, es incapaz de adaptarse a los tiempos y plantea expresiones (PP, Cs, VOX) viciadas de un relato imperial, inasumible al sentido democrático del s XXI.
Un relato lineal de una supuesta nación, que en realidad es la Castilla supremacista que ahoga las naciones vasco-navarra, gallega y catalana e ignora la africanidad de Canarias, Ceuta y Melilla, es algo inaudito e impropio de la capacidad de sus ciudadanos actuales que hoy tienen suficientes datos para anular la pretensión nacional españolista supremacista.
El Estado español siglo XXI debe desprenderse del relato historicista, letal, en el que la esclavitud, el genocidio de culturas, el robo de tierras y bienes, y una falsa religiosidad, formaron parte substancial de aquel Imperio. Sus cuantiosos beneficios de rapiña fueron a parar a la monarquía, clero, y su casta dirigente. El “pueblo” siempre fue ajeno a ello.
Tampoco es otra causa gloriosa para el actual españolismo, el Golpe de Estado del 17 de julio 36, la guerra y sus 40 años de Dictadura fascista basada en la familia, el municipio y sindicato vertical, un engendro político que titularon democracia orgánica.
La nueva derecha española, debe mirar al futuro, y pretenderse involucionista la lleva a la confrontación social inevitable.
La decadencia de los siglos XVIII, XIX, y XX, puede acentuarse en el XXI si no se encuentra una base sólida para emprender el reto del europeísmo en el que su arcaico relato puede quedar anulado por el eje francoalemán.
El encaje confederal de las nacionalidades y su difícil equilibrio con las regiones es la tarea principal del Estado. No es posible unificar la diferencia, y el equilibrio es la única alternativa; cuanto antes se asuma estaremos más cerca de la solución.
Olvidarse del Gibraltarismo españolista es hacer un favor a los llanitos que gozan de una situación económica envidiable para sus vecinos andaluces: hágase en este vecindario andaluz las reformas necesarias para alcanzar el bienestar que el britanismo procura a sus vecinos. ¿Se es capaz desde el españolismo?
Canarias es una tarea complicada. Quinientos años de colonización son una losa demasiado pesada para resolverla en una generación. La historia colonial debe substituirse por una versión realista desde la óptica de los DDHH y la democracia del s. XXI, donde no caben las “grandezas” de los conquistadores, sus reyes y sus papas, olvidando las miserias de la población invadida.
Otra forma lineal de escribir la historia desde los guanches, la invasión y colonización, la dictadura y el acceso a la democracia europeísta, deben dejar a todos los ciudadanos canarios incluidos en el acceso al futuro, que será el que ellos quieran en concierto con las autoridades europeas. Las etiquetas de (godos, indepes, etc) deben quedar superadas para que “canario/a” sea el único título desde el que mirar al pasado y acceder al futuro. Democracia obliga; y en ese estadio nos encontramos. Fascistas e imperialistas quedaron al margen del futuro.
Vamos a por él, que se presenta hermoso.

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