VER PARA CREER
CRISTINA
PARDO
¿Una condena
a un jugador supone atacar la historia del Barça? Es bastante ridículo todo
El F.C. Barcelona
ha puesto en marcha una campaña en Twitter para apoyar a Leo Messi, condenado a 21 meses de cárcel por delito
fiscal. El club lo anunció ni más ni menos que a través de un comunicado
oficial, en el que pedían a los aficionados que colgaran fotos mostrando sus
manos abiertas (diez dedos en alusión al dorsal del futbolista) con la etiqueta
#TodosSomosLeoMessi. Según ese texto emitido por una directiva, que no es la
dueña del club, invitaban al barcelonismo a mostrar su apoyo incondicional
"al mejor jugador del mundo". "Queremos transmitirle a Leo que no
está solo", concluían. Es sencillamente alucinante.
Es imposible que
todos seamos Messi, porque no tendremos nunca su cuenta corriente. Es imposible
que lo seamos, porque nunca vendrán decenas de personas a jalearnos a las
puertas del juzgado ante la acusación de fraude fiscal. Y es lamentable que un
club tan poderoso y con tantos aficionados detrás, pida a la gente que aplauda
y se solidarice con un condenado por fraude fiscal por el hecho de que sus
goles sean obras de arte. O sea, que si usted es muy bueno en su trabajo y
tiene millones de fans por el mundo, hay que hacer la vista gorda porque es más
importante lo que hace bien que lo que hace mal. Sólo en este país (o en pocos
más) se puede asistir a una campaña de este calibre, que encima vino precedida
de un mensaje estupefaciente del mismísimo presidente del club. Josep Maria
Bartomeu escribió en Twitter: "Leo, quien te ataca a ti, ataca al Barça y
a su historia. Nos vamos a defender hasta el final". ¿Quién ataca a Messi
exactamente? ¿Se refiere al juez que dictó la sentencia al considerar probado
el fraude fiscal? ¿Una condena a un jugador supone atacar la historia del
Barça? Es bastante ridículo todo. Se supone que las instituciones y las
personas con semejante proyección pública, están para dar ejemplo a los ciudadanos.
Aquellos que han
apoyado esta campaña, se creen que son Leo Messi y reaccionan como gato panza
arriba ante las críticas al jugador o al club, que se pregunten si también les
parece bien el fraude fiscal de Rodrigo Rato, de Luis Bárcenas, de Jordi Pujol
o de Iñaki Urdangarin. Que se pregunten cuánto se enfadaron el día que empezaba
la campaña de la renta y el juez acusaba al recaudador, en este caso el PP, de
fraude fiscal por pagar en negro las obras de su sede. Que intenten recordar
qué dijeron el día que supimos que Rajoy le había pedido a Luis que fuera
fuerte. Si todo esto les pareció mal pero este fin de semana han decidido ser
Messi, tienen un doble rasero y están alimentando el comportamiento gregario
que ha pedido Bartomeu. Una cosa es apoyar al jugador para que se reponga de la
sentencia a la que parece que le ha conducido su padre, y otra cosa es pisotear
la ética hasta extremos insospechados jugando con los sentimientos de la gente
para que aplauda un delito que nos afecta a todos.
Si nos pareció mal
que el Ministro del Interior recibiera a Rato, que los abogados de la infanta
se escudaran en el amor, que CiU defendiera a Pujol en su comparecencia
parlamentaria o que el PP respaldara a Bárcenas hasta que el tesorero empezó a
largar, no puede parecernos bien la complacencia del Barça. Hay goles que no se
deben encajar.
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