MARIANO EN LA ESCALERA
DAVID TORRE
Al rey Felipe VI,
muy posiblemente, le van a fastidiar las vacaciones con esta tontería de la
investidura. Luego dicen que el rey no da un palo al agua y el pobre hombre
lleva meses anudando y desanudando la corbata, abriendo la puerta y recibiendo
a políticos que no se aclaran uno detrás de otro. No lo digo de broma, que una
reunión con Mariano para hablar de sus posibles intenciones es una de las
actividades más desalentadoras y agobiantes a las que puede enfrentarse un ser
humano. No sé si alguna vez se les ha roto un termómetro de los antiguos, pero
preguntarle al presidente en funciones lo que le bulle en la cabeza se parece
mucho a intentar atrapar las bolitas de mercurio con los dedos.
-Entonces te vas a
presentar.
-Sí, bueno, no lo
sé todavía. No sé si sí o si no. Quiero decir, depende.
-¿Estás seguro?
-Es el vecino el
que elige al presidente y es el presidente el que quiera que sean los vecinos
el presidente.
La profunidad
abisal en la que prolifera Mariano resulta tan resbaladiza que un tuit de
Andrea Levy en el que anunciaba la reunión contaba casi con tantos verbos como
palabras. Si cogías el comunicado con mucho esmero y unas pinzas, y empezabas a
diseccionarlo palabra por palabra, parecía que iba a decir algo en cualquier
momento, pero la suma de todas juntas daba cero:
Rajoy va a
trasladar al Rey que está dispuesto a asumir su responsabilidad de ser
presidente del gobierno.
Ante esta nueva
traducción del parturient montes se aglomeró una avalancha tremenda de
periodistas y curiosos, aunque la mayoría de ellos empezó a sospechar que lo
que se escondía en la Zarzuela era un pokemon. La frase era como una bomba a
punto de estallar: bastaba interpretar mal una preposición y podía explotarte
en la cara un gobierno. Hay tanta ambigüedad sintáctica en ese tuit que daba
lástima que no se le hubiera ocurrido a Proust en lugar de a Andrea Levy; a
poco que hubiera escarbado en él, se habría marcado otro tomazo de En busca del
tiempo perdido.
En efecto, poco
después, desde el PP, emitieron otro comunicado en que explicaban que el
sintagma “Rajoy está dispuesto a asumir su responsabilidad” no suponía ningún
cambio de postura, ni tampoco anticipaba si aceptaba o no presentarse a la
investidura tras la reunión con el monarca. Con Mariano, el ser gallego ha
llegado a tal punto de indecibilidad que no es que no se sepa si sube o si baja
al tropezártelo por una escalera sino tampoco al encontrártelo haciendo
puenting en mitad del vacío. En su comparecencia ante los medios Mariano
trasladó a los micrófonos una versión en prosa de la Tarara sí, la Tarara no,
la Tarara madre te la bailo yo. Tras marcharse uno se imagina a Juan de Mairena
diciendo al alumno de turno: “Señor Pérez, vaya poniendo ese discurso en
lenguaje poético”. El alumno sale a la pizarra, se lo piensa un rato y al final
escribe: “La segunda ya tal”.
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