sábado, 30 de julio de 2016

MARIANO EN LA ESCALERA

MARIANO EN LA ESCALERA

DAVID TORRE
Al rey Felipe VI, muy posiblemente, le van a fastidiar las vacaciones con esta tontería de la investidura. Luego dicen que el rey no da un palo al agua y el pobre hombre lleva meses anudando y desanudando la corbata, abriendo la puerta y recibiendo a políticos que no se aclaran uno detrás de otro. No lo digo de broma, que una reunión con Mariano para hablar de sus posibles intenciones es una de las actividades más desalentadoras y agobiantes a las que puede enfrentarse un ser humano. No sé si alguna vez se les ha roto un termómetro de los antiguos, pero preguntarle al presidente en funciones lo que le bulle en la cabeza se parece mucho a intentar atrapar las bolitas de mercurio con los dedos.

-Entonces te vas a presentar.

-Sí, bueno, no lo sé todavía. No sé si sí o si no. Quiero decir, depende.

-¿Estás seguro?

-Es el vecino el que elige al presidente y es el presidente el que quiera que sean los vecinos el presidente.

La profunidad abisal en la que prolifera Mariano resulta tan resbaladiza que un tuit de Andrea Levy en el que anunciaba la reunión contaba casi con tantos verbos como palabras. Si cogías el comunicado con mucho esmero y unas pinzas, y empezabas a diseccionarlo palabra por palabra, parecía que iba a decir algo en cualquier momento, pero la suma de todas juntas daba cero:

Rajoy va a trasladar al Rey que está dispuesto a asumir su responsabilidad de ser presidente del gobierno.

Ante esta nueva traducción del parturient montes se aglomeró una avalancha tremenda de periodistas y curiosos, aunque la mayoría de ellos empezó a sospechar que lo que se escondía en la Zarzuela era un pokemon. La frase era como una bomba a punto de estallar: bastaba interpretar mal una preposición y podía explotarte en la cara un gobierno. Hay tanta ambigüedad sintáctica en ese tuit que daba lástima que no se le hubiera ocurrido a Proust en lugar de a Andrea Levy; a poco que hubiera escarbado en él, se habría marcado otro tomazo de En busca del tiempo perdido.

En efecto, poco después, desde el PP, emitieron otro comunicado en que explicaban que el sintagma “Rajoy está dispuesto a asumir su responsabilidad” no suponía ningún cambio de postura, ni tampoco anticipaba si aceptaba o no presentarse a la investidura tras la reunión con el monarca. Con Mariano, el ser gallego ha llegado a tal punto de indecibilidad que no es que no se sepa si sube o si baja al tropezártelo por una escalera sino tampoco al encontrártelo haciendo puenting en mitad del vacío. En su comparecencia ante los medios Mariano trasladó a los micrófonos una versión en prosa de la Tarara sí, la Tarara no, la Tarara madre te la bailo yo. Tras marcharse uno se imagina a Juan de Mairena diciendo al alumno de turno: “Señor Pérez, vaya poniendo ese discurso en lenguaje poético”. El alumno sale a la pizarra, se lo piensa un rato y al final escribe: “La segunda ya tal”.

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