¿QUÉ LES DAS, MARIANO?
A muchos se les notan
demasiado las ganas que tienen de que haya un Gobierno para empezar a matarse
entre ellos y darse un buen baño de sangre
ANTÓN LOSADA
Ha
pasado una semana de las elecciones y seguramente la mayor preocupación que
tiene en este momento Mariano Rajoy pasa por la caída de Alberto Contador en el
Tour. Era previsible que se sentase a esperar a que la presión ambiental cavase
forzando a Ciudadanos o al PSOE a apoyar de alguna manera su investidura, pero
a este paso va a tener que acabar dándoles número para ordenar la cola de
aspirantes.
Rajoy
ha ido a Bruselas a explicarles a los líderes europeos que no se arregla la chapuza
del Brexit armando otra en Escocia, ha respondido un par de preguntas, ha dado
unos pases toreros a la prensa anunciando llamadas y consultas indeterminadas
en las coordenadas espacio-tiempo, ha efectuado una llamada universal a la
tranquilidad en plan Dalai Lama y le ha propinado una colleja a un hiperactivo
Albert Rivera que necesita urgentemente que alguien le informe que ha terminado
la campaña electoral. Esa ha sido toda la agenda que Rajoy ha necesitado para
sacarse de encima la presión y pasársela la resto de la humanidad.
No
hay día que la prensa no nos cuente un plan de Rajoy para ser investido o una
oferta de reforma constitucional, de Gobierno o de mediopensionista que el PSOE
o Ciudadanos no podrán rechazar. En una semana le han dicho tantas veces lo que
tiene que hacer que para quedarse los mismos que hace nada le decían que se
fuera que los desayunos del presidente deben ser un no parar de reír.
En
Ciudadanos dan ruedas de prensa cada seis horas como si les hubieran
secuestrado y tuvieran que demostrar que siguen vivos. Luego de que la pomposa
carta de Rivera invitando a PSOE y a PP a negociar un Gobierno fuera devuelta
al remitente, no hacen otra cosa que desmentirse a sí mismos. Rajoy acabará
teniendo problemas no para llegar a un acuerdo, pero sí para quitárselos de
encima.
En
el PSOE ya sólo queda un militante en Viveiro, Lugo, que no haya lamentado los
peores resultados de la historia socialista y haya dado su opinión sobre qué
hacer con la investidura de Rajoy. El silencio de Pedro Sánchez resulta lo más
inteligente que han hecho los socialistas desde el 26J. A este paso su
hipotética abstención serviría más para resolver otro problema interno que para
investir a Rajoy. A muchos se les notan demasiado las ganas que tienen de que
haya un Gobierno para empezar a matarse entre ellos y darse un buen baño de
sangre.
Como
era de esperar en el PP todo es paz y armonía. Hasta produce cierta ternura ver
como Esperanza Aguirre anda de pedigüeña por los medios proclamándose alcaldesa
de Madrid con los resultados de Rajoy. En Podemos están muy ocupados dando
salida a los muebles y modelos del famoso catálogo de Ikea mientras Pablo
Iglesias descubre que en la nueva política los liderazgos se intentan enterrar
tan rápido como en la vieja. A ver si empieza la montaña en el Tour y empezamos
a tener algo de emoción.
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